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Euskadi celebrará elecciones el 21 de abril y pondrá fin a doce años de Urkullu como lehendakari

Urkullu y su familia, esta semana en Alonsotegi

Iker Rioja Andueza

Vitoria —
22 de febrero de 2024 18:33 h

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El lehendakari, Iñigo Urkullu, ha decidido que las elecciones vascas de 2024 se celebrarán el 21 de abril, curiosamente el cumpleaños de Imanol Pradales, el elegido para el PNV para sucederle. En las últimas semanas era ya un secreto a voces que ésa era la fecha elegida y, de hecho, a modo de ritual, ya se habían ido aprobando las últimas leyes y preparando todas las maquinarias electorales. Después de los comicios, se pondrá fin a una etapa de doce años de Urkullu, quinto lehendakari de la democracia después de Carlos Garaikoetxea, José Antonio Ardanza, Juan José Ibarretxe y Patxi López.

“He tenido en consideración tres criterios. Cumplir el programa de Gobierno, dejar al próximo Gobierno y al próximo lehendakari el mejor legado y defender el interés general”, ha argumentado en euskera. Ya en castellano ha indicado que “jamás” ha sentido “mayor honor” que ser presidente de su país. El lehendakari ha tenido una mención especial para el PSE-EE, socio desde 2016, porque “por encima de todo” han compartido “la defensa los intereses” comunes. Ha destacado también que ha aprobado 121 leyes en las tres legislaturas y que en un 85% han concitado el apoyo de más partidos. “Éste es el sentido de la política: diálogo y entendimiento entre diferentes”, ha afirmado.

Urkullu ha definido su mandato como una “espiral de crisis”, aunque destacado los buenos indicadores económicos (“en 2013 trabajaban en Euskadi 875.161 personas y a finales del pasado año eran 1.012.947”). Ha tenido un recuerdo en su adiós a Joaquín Beltrán y Alberto Sololuze, los trabajadores sepultados en Zaldibar hace justamente cuatro años, precisamente cuando convocó las anteriores elecciones. También ha mencionado a los fallecidos por la COVID-19, casi 9.000 en el último recuento conocido. También a las mujeres asesinadas por la “lacra” de la violencia machista. Siente el lehendakari que ha impulsado Euskadi como país. “Vemos con orgullo cómo se extiende el buen nombre de nuestro pueblo a los cuatro vientos”, ha señalado. También ha mencionado los avances en el desarrollo del Estatuto. “El Gobierno español ha asumido, por primera vez, el compromiso de culminarlo”, ha enfatizado.

Como “hitos”, Urkullu entiende que deja una Euskadi “cohesionada” en los social y que “ha dejado atrás la pesadilla del terrorismo y la violencia”. “En Euskadi vivimos en paz. ETA ha desaparecido de nuestras vidas para siempre”, se ha felicitado. Y ha solemnizado: “Es un honor poder legar una Euskadi más avanzada y más justa a quienes nos sucederán. Una Euskadi asentada en los valores del respeto, la cohesión y la convivencia. Lo reconozco como lo siento: he trabajado lo mejor que he sabido. Espero haber procedido con el debido respeto. Pido perdón por mis errores y doy las gracias a Euskadi por todo lo que me ha dado”.

En este sentido, se ha extendido más: “Los políticos somos personas. Como personas podemos errar; por lo tanto, también como políticos podemos errar. Como personas políticas no pasa nada por pedir perdón. ¿Que no es habitual? Cada uno procede y se pronuncia como estima oportuno. Seguro que habré cometido errores”.

Preguntado por cómo vivió la decisión del PNV de prescindir de él y por si el quería continuar, Urkullu ha zanjado el debate: “Ya me conocen. Soy hombre de partido, del Partido Nacionalista Vasco. He tenido mis responsabilidades también en el PNV y no tengo nada que decir. El PNV era libre de adoptar la decisión que estimara mejor. Punto y final. No hay nada más que decir”. “Yo no estoy alejado del partido ni el partido está alejado de mí”, ha enfatizado.

Sí ha confirmado que ha pesado en su decisión de no hacerlas coincidir con las europeas del 9 de junio el hecho de que se puedan mezclar debates ajenos a Euskadi en las autonómicas. Ha parecido dar a entender que el 21 de abril era la única y última opción disponible, porque antes implicaba meter la campaña en Semana Santa y el 28 de abril es la festividad de Álava, San Prudencio. Mayo, a su juicio, será ya un mes de puro clima preelectoral en España.

Inicialmente, la previsión era que se celebrara un Consejo de Gobierno extraordinario este lunes y anunciarlo entonces. La ley de 1981 da la competencia exclusiva de disolver el Parlamento y poner fecha a los comicios al lehendakari pero le obliga a “deliberar” con su gabinete. Si lo hacía en la sesión ordinaria del próximo martes no daba tiempo a llegar al 21 de abril, ya que el decreto con la fecha tiene que estar sí o sí en el Boletín Oficial del País Vasco (BOPV) ese mismo martes. Sin embargo, un problema familiar grave del lehendakari implicó la desconvocatoria de la sesión de este martes y la retrasó hasta este jueves. Junto con los temas pendientes (el nuevo decreto de impulso al euskera en la Administración, un plan de viviendas o las 1.400 nuevas plazas estructurales en Osakidetza) se ha “deliberado” sobre las autonómicas.

Urkullu, que por ese mismo problema familiar no ha podido acudir al último pleno del Parlamento Vasco, ha citado a sus consejeros a las 17.00 horas. Bajo intenso aguacero sobre Vitoria, unos minutos antes se ha producido un pequeño atasco por los BMW y Lexus oficiales dejando a los consejeros en la puerta de la Presidencia Vasca. Los ocho consejeros del PNV y los tres del PSE-EE han arropado a Urkullu en la comparecencia posterior del Consejo de Gobierno. Se han sentado en semicírculo en la primera fila de la sala de comparecencias de la Presidencia vasca. Solamente la nacionalista Nerea Melgosa, titular de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, y el socialista Javier Hurtado, responsable de Turismo, Comercio y Consumo, irán en las listas electorales de sus respectivos partidos. Urkullu ha agradecido uno a uno y por su nombre a todos los consejeros que le han acompañado, desde Josu Erkoreka y Arantxa Tapia, los únicos que le han acompañado en todo el periplo, hasta Melgosa, que llegó en 2023.

El calendario electoral, evidentemente, ha eclipsado el resto de temas del Consejo de Gobierno pero el Ejecutivo ha aprobado un gran volumen de medidas. La más relevante políticamente es el decreto que actualiza los planes de impulso del euskera en la Administración. El anterior databa de 1997. Se trata de una norma adelantada en noviembre por este periódico y que, en su versión final, elimina referencias a la priorización de la lengua vasca que ya habían sido anuladas por la Justicia en otros decretos. La nueva regulación será aplicable a unos 140.000 empleados públicos y también al personal de las subcontratas. Se da una cadencia de nueve años para su completa aplicación. Asimismo, se han dado medidas en el ámbito de la Sanidad, tales como la ampliación del programa de atención dental infantil (PADI), nuevas infraestructuras en el hospital de Basurto o la consolidación de 1.400 plazas en la plantilla estructural de Osakidetza. También ha salido adelante un convenio para el impulso de 1.000 viviendas en Vitoria.

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