Euskadi cierra su semana con más positivos de la pandemia y agosto ya ha superado los registros de marzo
Se avecinaba un “tsunami”, avisó la consejera de Salud, Nekane Murga, el 15 de agosto. Y la semana siguiente, la que se cierra este domingo, ha sido la que más nuevos contagios notificados ha dejado en Euskadi desde que llegó el coronavirus a través del hospital de Txagorritxu de Vitoria el 28 de febrero. Son 3.749 por 3.694 de ese momento final de marzo que fue considerado como el pico de la primera ola y en el que estaba vigente el más duro de los confinamientos, el que detuvo por unas semanas toda actividad económica que no fuera esencial. El mes de agosto hace días que ha superado ya a marzo como el de más incidencia, medida en pruebas PCR que han dado positivo.
Los últimos siete días se iniciaron con una caída de casos nuevos detectados respecto al final de la semana anterior, unas cifras que llevaron a declarar la emergencia sanitaria en Euskadi tras haberla levantado a mediados de mayo. Pero Murga ya alertó de que solamente era un “diente de sierra”. En domingo suelen caer las pruebas realizadas y las citas que se conceden y eso se nota en los datos notificados en el arranque de casi todas las semanas. La pandemia, a partir del miércoles, no sólo recuperó su fuerza, sino que dejó el viernes el peor día en cuanto a positivos, con 724 casos frente a los 723 del momento pico de la primera ola. La incidencia ha subido un escalón ya que ha crecido más de un 10% de una semana a la siguiente, el nivel que Murga consideró como preocupante.
La progresión semanal en agosto es muy clara. El primer domingo de agosto (2) fueron 1.186 las infecciones recopiladas en las siete jornadas anteriores. La semana del 9 ya eran 2.060, la del 16 3.255 y ahora 3.749. En lo que va de agosto se han notificado 9.616 positivos en Euskadi o, lo que es lo mismo, cada 10 minutos enferma una persona en algún punto. En todo julio fueron 2.634 y eso que se sucedieron los rebrotes en Gipuzkoa. El anterior tope mensual eran los 7.016 de marzo que se quedarán muy cortos cuando se cierre agosto.
Hay una coincidencia generalizada en interpretar que el volumen de positivos de ahora no es comparable con el de marzo dado que ahora se realiza un mayor número de pruebas. Sin embargo, también entonces el Gobierno de Iñigo Urkullu enfatizaba que sus cifras parecían más altas que las de otros lugares por ese mismo motivo. “Mire, en Euskadi hacemos 1.270 pruebas por millón de habitantes. La media en el conjunto de Europa está en torno a 350. Nosotros 1.270”, se revolvía Murga el 18 de marzo cuando se empezaba a constatar algo que ahora se asume implícitamente: que cientos o miles de casos quedaron sin diagnosticar en aquellas fechas simplemente porque nadie les hizo un test.
Un indicativo de esa bolsa de casos no diagnosticados son los alrededor de 8.000 positivos en anticuerpos de COVID-19 mediante alguno de los test serológicos rápidos y que detectan un contagio antiguo. Ugo Mayor, profesor de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) y que se dio a conocer por ofrecer sus laboratorios para realizar más pruebas en los momentos más críticos, un plan que no se llegó a poner en marcha como tal, ha publicado una estimación que habla de más de 20.000 casos activos a finales de marzo cuando apenas se hablaba de 5.000.
No obstante, no todo es atribuible al incremento de test. El porcentaje de positivos respecto al total de PCR realizadas también está creciendo en agosto y está por encima del 5% que la OMS considera como la barrera de seguridad. Frisa ya el 9% cuando a principios de mes estaba en el 4-5%. Desde el inicio de abril no había un porcentaje tan alto de pruebas positivas frente a las negativas.
Otro elemento comparativo para calibrar la intensidad de ambas olas es la presión asistencial. A falta de los datos completos del fin de semana, hasta el viernes había 201 personas hospitalizadas y hasta el domingo 21 críticos en la UCI. En lo que va de agosto han sido 462 las hospitalizaciones. En marzo ingresaron un total 3.158 personas en los hospitales -también en clínicas privadas habilitados- y había personas fuera de la estadística en centros como San Onofre, en hoteles medicalizados o en hospitalización a domicilio. La mortalidad tampoco está siendo tan alta, aunque no hay datos diarios de Osakidetza para poder realizar comparativas claras.
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