El comunicado con el que ETA anunció el final del terrorismo llegó aproximadamente a las 19.00 horas del 20 de octubre de 2011. Una década después, en la tarde de este día, los Gobiernos central y vasco han organizado actos paralelos y simultáneos de conmemoración en Euskadi en sus respectivos centros de recuerdo a las víctimas, el Memorial de Vitoria y Gogora en Bilbao, que tienen enfoques diferentes en su planteamiento. En el primer acto han hablado dos víctimas y en el segundo han acudido una veintena. Además, la tarde ha dejado un tercer escenario: en Donostia, el partido Sortu, heredero de las estructuras de las antiguas Herri Batasuna, Batasuna o Euskal Herritarrok y al que incluso los arrepentidos de la banda han señalado en este aniversario haber dado cobertura a la violencia, ha planteado un acto alternativo en el que aludido a la situación de los presos de ETA -a los que ha vuelto a tildar de “presos políticos”- y a la necesidad de buscar una “solución democrática al conflicto”.
El acto de Vitoria, en el que ondeaban las banderas vasca, española y europea, ha estado presidido por el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. Le han acompañado los delegados del Gobierno en las comunidades Autónomas vasca y navarra, Denis Itxaso y José Luis Aristi, el director del Memorial, Florencio Domínguez, mandos de las Fuerzas de Seguridad del Estado, el alcalde de Vitoria, Gorka Urtaran (del PNV), y miembros de PP y PSE-EE, entre ellos el exconsejero de Interior Rodofo Ares, ya retirado de la primera línea. En Bilbao, el anfitrión ha sido el lehendakari, Iñigo Urkullu. Con él, la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal, la directora de Gogora, Aintzane Ezenarro, consejeros de los dos partidos de la coalición, PNV y PSE-EE, el alcalde de Bilbao, Juan María Aburto (también del PNV), y representantes de PNV, PSE-EE, Elkarrekin Podemos-IU y PP+Cs. Han coincidido en ausentarse de ambos actos los integrantes de EH Bildu.
En cuanto a las víctimas, se han repartido. En Vitoria han tomado la palabra Dori Monasterio, hija del primer civil asesinado por ETA, el taxista Fermín Monasterio, cuyo atentado se produjo en 1969, y Alberto Muñagorri, que sobrevivió aunque con grandes secuelas de por vida a una bomba colocada en Errenteria cuando apenas tenía 10 años, en 1982. Ambos han sido muy aplaudidos. En Bilbao, según el comunicado oficial, “ha estado presente una veintena de víctimas de ETA, entre otras Mari Carmen Hernández, viuda de Jesús Maria Pedrosa, Rosa Rodero, viuda de Joseba Goikoetxea, Naiara Zamarreño, hija de Manuel Zamarreño, María Jauregi, hija de Juan Maria Jauregi, Jordi Lidón, hijo de José María Lidón, y Jon Doral, hijo de Montxo Doral”, así como “víctimas de otras violencias”. El mensaje en ambos foros, en todo caso, ha sido similar y claro en pro de la deslegitimación de la violencia. De hecho, Monasterio ha agradecido desde el Memorial el programa de víctimas en colegios e institutos, con el que colabora. Se llama Ali-Adian y lo organiza Gogora.
Preguntado por esta aparente duplicidad, el ministro Grande-Marlaska le ha quitado hierro: “Cuantos más conmemoraciones y actos de recuerdo de esa derrota de ETA, mucho mejor. No hay ninguna diferencia. Han sido plurales. Ha habido representantes de todas las instituciones en todos los actos. Para que sea algún día especial, tiene que haber diversos actos”. Eso sí, la doble convocatoria pone en evidencia que en este década los Gobiernos central y vasco han creado sus propios memoriales y con enfoques y actividades diferenciadas. Este 2021 ha abierto sus puertas el del Ministerio del Interior en Vitoria. Lo inauguraron el jefe del Estado, el rey Felipe VI, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Está dedicada a las víctimas del terrorismo en España o españolas asesinadas en el mundo. Esto es, va más allá de los 853 asesinados y 2.500 heridos por ETA, ya incluye al GAL, al yihadismo o al GRAPO. Gogora nació en 2015 y asuma todas estas víctimas en Euskadi más las de la Guerra Civil y la dictadura y las de la violencia policial. Además, este centro con sede en Bilbao se complementa con el museo de Gernika dedicado al bombardeo nazi-fascista de 1937 y pronto con el memorial específico del tiroteo del 3 de marzo de 1976.
La “capitulación” de ETA y las víctimas del GAL
El ministro Grande-Marlaska, de origen vasco y antes juez de la Audiencia Nacional, ha confesado que tuvo una sensación agridulce cuando conoció la noticia hace una década. Ahora diagnostica que “ETA sucumbió por la fortaleza de la sociedad española”. “Aquel jueves no pude evitar una mezcla de dos sentimientos, rabia y liberación. ETA fue vencida por la fortaleza del Estado de Derecho en lo que ha sido el mayor logro de la democracia española. Su cese definitivo fue en realidad una derrota sin paliativos: la banda se vio obligada por la presión policial, judicial, social, política, internacional...”, ha señalado. Y ha avisado de que “esa capitulación no puso fin a la lucha del Estado contra la organización terrorista”. Ha revelado que “en diez años las fuerzas de seguridad han desarrollado operaciones policiales que han permitido la captura de 241 terroristas” y que se han hallado 35 zulos, 900 kilogramos de explosivos, 362 armas, 3.100 detonadores y 6.000 cartuchos. Ha prometido igualmente que es un asunto de Estado el preservar la memoria y dignidad de las víctimas y ha aludido a que no se olvidan de los más de 300 crímenes sin resolver.
En el acto se ha mostrado un documental titulado 'Hierro yermo' de la periodista Mayte Carrasco sobre el acto de marzo de 2021 en el que una apisonadora aplastó miles de armas de ETA (y de otros grupos). El director del Memorial, Domínguez, ha adelantado que con ellas se realizará un monumento en memoria de las víctimas. Y ha añadido también que “una década más tarde” del final del terrorismo hay sectores políticos en Euskadi que no son capaces de asumir el “suelo ético” marcado por el Parlamento Vasco en 2013, en referencia a la izquierda abertzale.
Urkullu, que ya había realizado varios pronunciamientos sobre este aniversario en los últimos días, ha partido de la constatación de que la Euskadi de 2021 “vive y convive mejor”. “Avanzamos”, ha solemnizado. Y ha seguido: “Avanzamos porque tenemos la determinación de recordar y acompañar a las víctimas. Avanzamos porque queremos que las víctimas sigan formando parte activa de la construcción de la convivencia y del futuro”. “No estamos dispuestos a olvidar. La mejor manera de recordar es construir una memoria honesta: ningún ser humano es un objeto cuya vida pueda ser instrumentalizada por nadie para ninguna causa. Los seres humanos no son objetos ni medios. Son personas únicas e irrepetibles, con conciencia, dignidad y derecho a la vida. Parece mentira que tengamos que subrayar esta obviedad. Parece mentira que haya quien todavía no lo acabe de asumir con claridad. Recurrir al terrorismo, como hizo ETA, es arrogarse la capacidad de decidir sobre la vida y la muerte de otras personas. Es un error radical. Un error ético, político y democrático”, ha concluido.
María Jauregi, hija de Maixabel Lasa y del que fuera gobernador civil de Gipuzkoa por el PSOE Juan María Jauregi, ha enfatizado en ese mismo acto que “la juventud tiene que conocer todo el sufrimiento que hemos padecido aquí, con el único objetivo de que no se vuelva a repetir”. “Tenemos que construir el futuro entre todos. La sociedad es plural y debemos respetarnos mutuamente. A través del diálogo debemos intentar buscar puntos de encuentro entre diferentes, construyendo puentes”, ha añadido una Jauregi que ha recordado expresamente que en Euskadi hay víctimas de otros terrorismos y ha puesto ejemplos concretos del GAL.
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