Coincidiendo con la presentación de las directrices para los presupuestos de 2024, los últimos del actual Gobierno de Iñigo Urkullu, el consejero de Economía y Hacienda, Pedro Azpiazu, ha presentado una revisión al alza de los principales indicadores macroeconómicos. Es la primera ocasión tras sucesivos cambios a la baja en los últimos años por la crisis inflacionista o la guerra en Ucrania en la que los números -aunque sea mínimamente- no presentan una reducción. En concreto, desde marzo hasta ahora el pronóstico de cierre del PIB en 2023 pasa de 1,5% a 1,6% y los datos del mercado laboral contemplan que la tasa de paro caiga en 2024 del 8% al 7,5%. En palabras del consejero, el contexto es de “afianzar” la economía después de la pandemia y las “incertidumbres”.
Son subidas modestas y que se habrán de concretar. Además, quedan lejos aún del 2,1% de crecimiento para 2023 con el que se confeccionaron las cuentas de este año. Sí se mantiene esa cifra de 2,1% para 2024, aunque será en septiembre-octubre cuando se tenga la estimación con la que se redacten los próximos presupuestos. Las cifras quedan lejos del 4,4% de cierre de 2022, fruto del efecto rebote tras la brusca caída de la pandemia, y confieren a la economía vasca una subida no en forma de 'uve' sino en forma del logotipo de Nike. Es un escenario de “moderación”, según Azpiazu.
Las fuentes consultadas destacan que son datos que poco a poco se acercan al 1,8% estimado como crecimiento potencial del PIB vasco antes de la pandemia. Sí se destaca como más sólida y profunda la caída del desempleo. De hecho, en todas y cada una de las intervenciones públicas de los responsables institucionales, empezando por las del lehendakari, se recuerda que hay más cotizantes que nunca en la serie histórica de la Seguridad Social. Para Azpiazu, es sorpresivo el fuerte componente de creación de empleo en el rebote tras la crisis de la COVID-19. Se traducirá en 11.000 puestos de trabajo este año y 16.000 el siguiente, ha indicado.
Azpiazu ha hablado de marco “favorable” o “positivo” aunque sin que haya terminado la “incertidumbre”. Ha recordado que motores europeos como Alemania están en “recesión técnica”. “Pero, desde luego, rechazamos que Euskadi entre en recesión económico. Había agoreros que decían que sí y nosotros analizando sinceramente la información con nuestra gente, con nuestros instrumentos y modelos veíamos que la economía va razonablemente bien”, ha añadido a preguntas de los periodistas.
Son tres los elementos que apuntan, en este fase muy inicial de la tramitación presupuestaria, a que las cuentas de 2024 del Ejecutivo vasco serán expansivas. El primero es el propio contexto macroeconómico. El segundo es la llegada de fondos europeos. Y, en tercero, es la falta todavía de acuerdos de límite de déficit y deuda en Europa, España y Euskadi, que llevará a exprimir esa mayor disponibilidad. “En estos momentos no se ha desactivado la cláusula de escape del pacto de estabilidad, y en el momento en el que se haga la senda de déficit y deuda para Euskadi se deberá establecer en la Comisión Mixta del Concierto Económico. En cualquier caso, el Gobierno vasco aprovechará al máximo los márgenes de flexibilidad presupuestaria hasta el momento en el que se desactive formalmente la citada cláusula”, ha indicado el Gobierno.
Sin grandes novedades, las directrices presupuestarias mantienen la idea “fortalecer el sistema de protección social” o de abordar “colosales inversiones” para las grandes transiciones en marcha, tales como la energética, la climática o la digital. En este sentido, se anuncian planes de “política industrial proactiva” y un impulso “de forma firme” a las energías renovables.
En cuanto a la reforma fiscal, en la que PNV y PSE-EE venían meses trabajando, Azpiazu ha pedido tiempo para que se constituyan las nuevas Juntas Generales y diputaciones. La diferencia es que en la próxima legislatura ambos socios de Gobierno ya no tendrán mayoría absoluta en todas las instituciones. “Vamos a dar un poco de margen” a las negociaciones, ha pedido Azpiazu, aunque ha asegurado que esta revisión es un “compromiso político”. Ha confiado en que “entre todos” pueda cristalizar.