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Euskadi tendrá operativos en 2025 los dos primeros parques eólicos después de 19 años de parón de estas renovables

Un grupo de aerogeneradores instalados en Euskadi.

Belén Ferreras

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Euskadi tendrá operativos en 2025 dos nuevos parques eólicos. Los primeros después de 19 años de parón en el impulso de estas renovables, principalmente por la contestación social que ha existido durante años frente a estas instalaciones, pero también por la vigencia de una legislación que las hacía poco atractivas para las compañías. La consejera de Desarrollo Económico, Competitividad y Medio Ambiente del Gobierno vasco, Arantxa Tapia, ha anunciado este martes que dos parques de la sociedad Aixeindar, constituida por el Gobierno vasco a través del EVE y por Iberdrola, estarán operativos en 2025. Se trata del parque eólico de Labraza, que cuenta ya con una declaración de impacto ambiental favorable, y del de Azaceta, cuyo informe favorable se producirá de forma “inminente”, ha dicho. Ambas instalaciones se levantarán en territorio alavés. En el caso de Labraza es posible que comiencen las obras en 2024, y el año siguente para el parque de Azaceta. En cualquier caso, la consejera ha puesto el año 2025 como tope para contar con los nuevos parques en funcionamiento.

Cada una de estas instalaciones supondrá 40 MW, lo que supone que está todavía muy lejos del objetivo que se ha marcado el Gobierno vasco en cuanto a la generación de energía a través de fuentes renovables. Actualmente Euskadi genera solo un 10% de la energía que consume, y el objetivo es llegar al 15% para el 2030, usando para ello fuentes renovables. Pero aunque estos dos parques suponen solo el principio, su puesta en marcha constituye todo un hito, porque rompe con años en los que no se ha dado el visto bueno a ninguna instalación. Después de estos dos parques hay en espera otras 13 instalaciones eólicas en diferente procesos de autorización y otros tres parques fotovoltáicos grandes en tramitación. Si salen todos adelante sumarán 603 MW de potencia instalada.

El parque eólico de Labraza, situado en el municipio de Oion (Álava), prevé ocho aerogeneradores y una capacidad de generación de 40 MW. Al ser un proyecto que afecta a dos comunidades diferentes, Euskadi y Navarra, ha precisado una tramitación ministerial, que “ha concluido favorablemente”, según ha informado Tapia tras el Consejo de Gobierno.

Por su parte, el parque eólico de Azaceta, también con ocho generadores y una capacidad de generación de 40MW, está situado en los municipios alaveses de Alegría-Dulantzi, Iruraiz Gauna, San Millán/Donemiliaga, Arraia Maeztu y Bernedo. En este caso corresponde al Gobierno vasco la Declaración de Impacto Ambiental (DIA), que se está “ultimando” y quedará pendiente la aprobación de un plan especial por parte de la Diputación Foral de Álava.

En ambos casos las Declaraciones de Impacto Ambiental plantean medidas cautelares y protectoras para la fauna y flora de la zona que deberán ser tenidas en cuenta en la redacción de poyecto de Ejecución, entre otras cosas, paradas durante determinadas horas de algunos aerogeneradores para permitir el paso de aves.

Con estos dos nuevos parques eólicos Euskadi contará en 2025 con cinco grandes instalaciones de estas características. Los de Labraza y Azaceta se unirán a los que están ya en funcionamiento en Badaia, Oiz y Elgea- Urkilla. Además hay una pequeña instalación en Punta Lucero, en el Puerto de Bilbao que se construyó en 2006, y fue la última antes del parón para soslayar la contestación social y la falta de subvenciones que encarecían los proyectos. 

No habrá PTS de Renovables hasta dentro de año y medio, como mínimo

A partir del 2025 será cuando empiecen a ponerse en marcha nuevas instalaciones que están ahora en diferentes procesos de tramitación. Sin embargo, algunas de estos parques estarán en marcha antes de que Euskadi cuente con una Plan Territorial Sectorial (PTS) de renovables aprobado. La consejera ha señalado que este plan se encuentra en un estado todavía “muy incipiente”, en “su versión 0”, por lo que no se prevé que se apruebe antes de año y medio, aunque algunas fuentes consideran que este plazo de tiempo es “muy optimista” teniendo en cuenta todo el desarrollo que le falta al plan.

Tapia ha señalado que la mayoría de los parques que están ahora en tramitación estarán recogidos en el plan, pero que si no es así, podrá solventarse con la elaboración de un plan especial.

A la primera versión de este PTS, la Diputación de Álava alegó grandes impactos en afecciones entre graves y muy graves para el medio ambiente en siete de los nueve emplazamientos en los que el Gobierno vasco estima que podrían instalarse 13 nuevos parques eólicos. Pero Tapia, ha insistido este martes en que a este plan le queda todavía un largo camino de tramitación, que teniendo en cuenta los plazos fijados dejará la aprobación del PTS para otra legislatura.

El PTS concreta fundamentalmente la implantación de instalaciones de generación de energía eléctrica a partir de fuentes renovables en suelo no urbanizable, aunque no regula su uso ni su distribución. Las condicionantes y los requisitos de índole medioambiental continúan siendo los establecidos por su estricta reglamentación. Teniendo en cuenta todo esto, el PTS selecciona zonas que facilitan una implantación territorial y urbanística apropiadas a las grandes instalaciones eólicas y fotovoltaicas, lo que agiliza notablemente las tramitaciones.

Estas zonas seleccionadas se definen bajo la premisa de lograr el máximo aprovechamiento del potencial renovable de Euskadi, compatible con la preservación de su patrimonio natural, paisajístico y cultural.

Desde el Gobierno vasco se ha precisado que “esto no significa que se vayan a ocupar todas esas zonas señaladas”, dado que se depende de la iniciativa privada y se ha de contar con acceso y conexión a la red eléctrica. Además, se debe garantizar y satisfacer el resto de requerimientos administrativos medioambientales, arqueológicos, y de usos del suelo.

La selección de esas zonas tampoco, excluye que puedan implantarse grandes instalaciones fuera de las mismas. En dicho caso, al carecer de implantación directa, las instalaciones precisarán, además, de la cumplimentación de los requerimientos previstos en la legislación urbanística y de ordenación territorial.

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