Euskadi, sin zonas de bajas emisiones, busca la “coordinación” entre las seis ciudades afectadas

El pasado 8 de febrero, el Departamento de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente del Gobierno vasco organizó una “primera reunión de coordinación” para que las seis ciudades vascas de más de 50.000 habitantes, que son Vitoria, Bilbao, Donostia, Barakaldo, Irún y Getxo, avancen en la implantación de Zonas de Bajas Emisiones (conocidas por sus siglas ZBE). Estos espacios son áreas urbanas con limitación para la circulación de vehículos, son exigibles por normativa estatal desde principios de 2023 y aún no existen en Euskadi, aunque todas las fuentes consultadas explican que se trabaja con intensidad en ello.

El Ejecutivo, según ha explicado al Parlamento Vasco en respuesta a una pregunta de Elkarrekin Podemos-IU, impulsó la reunión en el marco de la red Udalsarea 2030, que agrupa a municipios “sostenibles”. Se trataba de exponerles la normativa -concretada por el Gobierno central vía decreto muy a última hora, el 27 de diciembre-, de que cada ciudad expusiera sus planes y de compartir dificultades y “planificaciones”. Añade la consejera del ramo, Arantxa Tapia, que “el Gobierno vasco tiene una línea de subvenciones a entidades locales a través de la cual pueden solicitar financiación para esta iniciativa” los seis municipios.

Pero, ¿cuál es la realidad en cada uno de ellos? “Lo cierto es que el decreto del Gobierno de España sobre las ZBE se publicó más tarde de lo que nos hubiera gustado, pero las ciudades hemos ido trabajando en el desarrollo de la propuestas”, explican desde el Ayuntamiento de Vitoria, donde recae en el PNV la gestión de las políticas de movilidad. Desde la capital vasca, indican que la reunión del 8 de febrero para crear un foro de las ciudades afectadas fue “muy interesante” y agradecen la “asesoría jurídica” del Ejecutivo autonómico para “trabajar con todas las garantías y con seguridad jurídica”. Vitoria, de hecho, insiste en que los tribunales han tumbado algunas restricciones y que los pasos hay que darlos con la máxima prudencia.

La ciudad, que fue 'green capital' de Europa en 2012, admite que no tiene en marcha la ZBE pero que que sí está “comprometida” con el objetivo de ser un espacio “neutro de carbono”. El diseño de la ZBE parte de la base de que el centro es ya una zona muy peatonalizada. De hecho, se estima que el Casco Medieval es ya “de bajas emisiones” ya que “los vehículos a motor cada vez están menos presentes”. Y llevan ya décadas fuera de la Virgen Blanca, de Eduardo Dato, de San Prudencio y de otras grandes arterias del ensanche. Así las cosas, “la idea” pasa por que la ZBE sea más o menos en esa zona y que el proyecto se complete con otras actuaciones en el conjunto del municipio. “El control de acceso a esta zona, que tiene una superficie de 82 hectáreas, se realizaría mediante cámaras y lecturas de matrículas. En este entorno viven 19.438 personas, de las cuales el 16% tienen menos de 19 años y el 22% más de 65”, explican desde el Ayuntamiento, que insiste en seguir con sus propios planes de extensión de la OTA, de más peatonalizaciones o calmados, de nuevos carriles-bici o de logística de “última milla”. “No se tomará ninguna decisión no consensuada”, recalca también el concejal Raimundo Ruiz de Escudero, que apunta a los necesarios consensos con oposición y agentes sociales.

En Bilbao, que es el área metropolitana más poblada, la responsable de Movilidad, Nora Abete, indica que se están realizando dos “estudios de caracterización” antes de definir la ZBE. “Es saber de dónde partimos para saber hasta dónde tenemos que llegar”, señala la edil del PSE-EE. El primero de los análisis tiene que ver con la “flota” que circula por Bilbao. ¿Qué vehículos son? ¿Cuáles son sus características? Con esos datos, se decidirá hasta dónde llegar con las restricciones. El segundo “monitoriza” la “calidad del aire”, ya que “la ley de cambio climático obliga también a mejorarla”. Después, todos los retos se plasmarán en una ordenanza. Abete confía en que pueda ver la luz este 2023, aunque en ningún caso antes de las elecciones municipales de mayo.

Resalta, en todo caso, que Bilbao ya viene activando políticas de “calmado” del tráfico, como la creación de zonas escolares más “amables” o la extensión de la velocidad máxima de 30 kilómetros por hora a todo el casco urbano antes de que fuera obligado por ley para vías de un único carril. Tras los dos primeros años, la media de ruido cayó en dos decibelios y también las partículas contaminantes. Destaca Abete que 2021 fue también “el año con menos accidentes de la década” y que “la gravedad de los siniestros también ha caído mucho”. En todo caso, en los últimos días los dos socios del Gobierno local, PNV y PSE-EE, han mostrado sus desavenencias por otro gran plan urbanístico, la posible semipeatonalización de un tramo de la Gran Vía.

En Donostia, el alcalde Eneko Goia (PNV) manifestó en rueda de prensa en enero que la ZBE no llegará hasta después de las elecciones, lo que no obsta para que se trabaje en preparar, por ejemplo, los sistemas de control. Ya en 2021 se lanzó un plan para sacar vehículos de las zonas más céntricas. Se apunta como área incluida en los calmados la comprendida entre el Boulevard, el Urumea, la calle Easo y el túnel de Ondarreta. El plan se acompañará con el refuerzo del transporte público, principalmente con la metrización del Topo. La edil responsable de estas políticas, Pilar Arana, no concurrirá a las elecciones.

Sin salir de Gipuzkoa, el alcalde Irún, el socialista José Antonio Santano, asegura que esperan la “ordenanza-tipo” que prepara la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) para tener una referencia y poder avanzar en la definición de la ZBE de la ciudad fronteriza. Pero, como en Vitoria, destaca ya el trabajo previo. “Fuimos los primeros en tener una 'zona 30'. La tenemos desde 2011”, recalca el regidor, que remarca que ello ha acarreado una reducción del 40% en la siniestralidad en el caso urbano y “por supuesto” menos contaminación acústica.

En cuanto a los otros dos municipios vizcaínos también afectados, Getxo, según publicó 'Deia', confía en tener lista su ZBE en el primer semestre. Respecto a Barakaldo, fuentes del área de Desarrollo Sostenible y Medio Natural (en manos de los socialistas) indican que “se va a realizar en 2023 un diagnóstico de calidad del aire”. Será con esos datos con los se pueda definir con “exactitud” la extensión y el grado de restricciones en la futura ZBE que será implantada conforma a la normativa estatal.

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