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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Los anestesistas que denunciaron las irregularidades en las oposiciones de Osakidetza denuncian “represalias” laborales

Dos de los tres anestesistas que desde el pasado verano vienen denunciando las irregularidades detrás de las oposiciones a especialidades médicas del Servicio Vasco de Salud (Osakidetza) han iniciado 2019 con importantes cambios en su puesto de trabajo en el hospital del Alto Deba, algo que interpretan como una “represalia” por haber alzado la voz. Marta Macho ha visto caer su jornada (y su salario) al 60% luego de que las dos colegas cuyas reducciones de jornada cubría hayan sido “invitadas”, según denuncia, a trabajar más horas. Manoel Martínez, por su parte, perderá su plaza a partir del 15 de febrero por el regreso de la compañera a la que sustituía y se limitará a trabajar “tres o cuatro días” al mes haciendo guardias, con la consiguiente merma económica.

“Les puede la venganza. Estamos sólo dos en la Unidad del Dolor. Conmigo al 60%, la cobertura médica no se va a llevar a cabo”, indica Macho, quien como Martínez no tiene una plaza fija. Ambos denunciaron junto a un tercer anestesista, Roberto Sánchez, que los procesos selectivos para el acceso a esos puestos estaban teledirigidos para que los consiguieran candidatos muy concretos. “Voy a perder el 40% del salario”, explica la facultativa, que valora ya un traslado a otro centro de Osakidetza, aunque sin garantías de ningún tipo. “En Urduliz o Txagorritxu necesitan gente, pero no me lo van a poner fácil”, asegura.

Martínez, de origen gallego, llegó a la Sanidad pública vasca para cubrir la baja de otra anestesista. “Hace nada me llamaron para informarme de que había cogido el alta. Ahora estoy con sus vacaciones pendientes hasta el 15 de febrero. Después sólo me han ofrecido hacer guardias, trabajar tres o cuatro días al mes. Ni siquiera sé lo que pasaría a cobrar”, señala este médico, que subraya que la profesional ahora de alta está tramitando desde hace tiempo su baja definitiva. 

Según Patxi Nicolau, delegado del sindicato ESK, al que pertenecen estas tres personas, no es casual que Osakidetza haya hecho regresar a personas de baja o invitar a quienes tenían reducciones de jornada a trabajar a jornada completa o más horas. “Es muy difícil de demostrar pero ¡qué casualidad!”, protesta Nicolau, que este lunes ha analizado esta situación con tres directivas del hospital del Alto Deba sin que, a su juicio, le hayan ofrecido explicaciones claras.

Consultado por este periódico el Departamento de Salud, sus portavoces han negado tajantemente cualquier irregularidad. “Nadie de Osakidetza ni del Departamento de Salud ha dado ninguna instrucción específica para ningún profesional concreto de la OSI Debagoiena”, indican estas fuentes.

En este contexto, el tercero en discordia, Sánchez, ha decidido solicitar 'motu proprio' una reducción de jornada al 60% de modo que sus compañeros puedan trabajar más horas. “No hay más personal. Los necesitarán”, argumenta. Por el momento, aún no tiene la respuesta de Osakidetza a su instancia, aunque en principio cumple los requisitos. Martínez, Macho y Sánchez temían represalias desde que denunciaron las filtraciones en la OPE. “Nosotros hacemos nuestro trabajo, pero lo que sí hemos oído es a gente no afín decirnos 'ya se os va a acabar la gracia'. Sabemos que estamos debajo de la muela. Nos tienen ganas. Está clarísimo”, opina Martínez. “Nos tienen vigilados”, apostilla Sánchez.

Cuando estalló el caso, la exdirectora general de Osakidetza, María Jesús Múgica, que ha cesado a raíz de esta crisis, ya amagó con denunciar ante la Fiscalía a los tres anestesistas. Según expuso en el Parlamento, cometieron “tentativa de actuación fraudulenta” porque “acudieron a distintos vocales [del tribunal del examen de Anestesia] solicitando bien las preguntas o bien ayuda”. En realidad, como explicó Macho en una entrevista con este periódico, lo que hicieron era reunir pruebas precisamente para denunciar esas prácticas.