La huelga en las subcontratas de los técnicos que dan servicio a Movistar ha puesto en guardia a la Ertzaintza. Las protestas en defensa de unas condiciones laborales “dignas” han tenido muchas acciones de protesta, algunas de ellas muy vistosas en las calles y delante de las oficinas de Movistar, pero Telefónica ha denunciado también “sabotajes” contra su red de telefonía. La Ertzaintza tiene abiertas varias investigaciones e incluso han conseguido identificar a varios supuestos saboteadores, según fuentes policiales.
En concreto, desde el inicio de la huelga, el pasado 7 de abril, la operadora de telefonía ha presentado más de 300 denuncias ante la Ertzaintza por “daños a las infraestructuras de Telefónica”. En concreto, se refieren a “sabotajes” en las redes de fibra óptica, armarios en comunidades, polígonos y robo de cobre. Las denuncias, de las que la compañía ha hecho partícipe directamente a los máximos responsables del Departamento de Seguridad, apunta además que el colectivo de “saboteadores es especialmente violento en sus actuaciones”.
Fuentes del Departamento de Seguridad han precisado que no todas las averías que se han producido en el servicio “son sabotajes”, pero admiten que la Ertzaintza está investigando las denuncias presentadas que consideran pueden ser intencionadas.
Los trabajadores han señalado que si realmente quisieran sabotear las instalaciones de la operadora podrían dejar sin servicio a la práctica totalidad de los usuarios. Telefónica ha cifrado en más de 6.000 las averías de lo que denomina “clientes finales” (familias, negocios, pero también servicios de la propia policía vasca o de Bomberos, incidencias que en ningún caso responden “a inclemencias climatológicas, temporales, vientos o nieve”, precisan.
“Tenemos casos en los que se han llegado a cortar cables de fibra óptica por hasta cinco puntos por ejemplo en la comarca de Enkarterri”, aseguran fuentes de la operadora de telefonía. Uno de los problemas es que estas incidencias o “sabotajes” están afectando también a usuarios como los servicios de teleasistencia, contratados por las Diputaciones forales, o los controles de las pulseras de violencia de genero, en manos de la Ertzaintza. Esta misma semana se han vuelto a repetir hechos similares en dos localidades de Bizkaia: en una zona de polígonos industriales en Boroa y en el término municipal de Zierbena, según han confirmado fuentes de Telefónica.
“Precariedad laboral”
La plantilla de estas subcontrata comenzaron el 7 de Abril una huelga indefinida en toda España. La plantilla exigía que la compañía eliminase el contrato que tiene establecido con las subcontratas, que les someten a unas condiciones de “precariedad laboral”. Además, demandaban un convenio en el sector de la metalurgia. El pasado 5 de mayo, tras una dura negociación, los sindicatos mayoritarios en toda España (CC OO y UGT) desconvocaron la protesta. El acuerdo, según fuentes de la empresa, afectó a los convenios colectivos a aplicar en el sector, las garantías de empleo y el “nivel de subcontratación o las penalizaciones”.
Al inicio de la huelga indefinida, el sindicato ESK denunció que Telefónica-Movistar y sus contratas directas (Elecnor, Confica en Bizkaia, Abentel Cotronic, etc. ) “hace años que han apostado por una estrategia de sustitución de plantillas fija por cadenas de subcontratación en la que cada nuevo eslabón sufre condiciones más precarias que el anterior”.
Pero en Euskadi, al igual que en alguna otra comunidad como Galicia, la pelea no ha terminado. El sindicato ESK y otras centrales minoritarias no han aceptado el acuerdo y mantienen la convocatoria de huelga. Y siguen denunciando a día de hoy la situación de “precariedad” existente para los trabajadores de esas subcontratas, algunos de los cuales tienen una nómina de poco más de 700 euros.