Miles y miles de pegatinas. Toda una vida dedicada a coleccionar estos adhesivos, especialmente los de corte político y los lanzados por los movimiento sociales de todo tipo, desde el feminismo hasta los ecologistas. Fernando Iñigo Aristu (57 años) ha dedicado 41 años de su vida al estudio y recopilación de la pegatina como documento histórico, hasta el punto de que su colección sobrepasa ya los 25.000 ejemplares. Incluso el Centro Documental de la Memoria Histórica, en Salamanca dedicó una exposición a la Transición Española (1976-1982) a través de las pegatinas que atesora Aristu. En un momento en el que ya casi no se ven pegatinas que hagan referencia a la vida política, los archivos, universidades y sindicatos la han incorporado a sus fondos para comprender como evolucionó un momento de la historia en España.
“Empecé a coleccionar pegatinas en el año 75, cuando estaba en primero de BUP. A raíz de la muerte de Franco todo el mundo empezó a reivindicar temas sociales, políticos, de libertad, de opinión, de la democracia, la amnistía….Así es como me entró la afición y me dio por coleccionarlas. Primero las guardaba en cajas de zapatos, luego pase a pegarlas y después a guardarlas en blogs. Las clasificaba por temas”, recuerda Aristu.
Lo que le interesaban eran, sobre todo las pegatinas políticas. “También de carácter social, de fiestas de pueblos, del movimiento antinuclear, movimiento ecologista, de tipo laboral…..un poco de todo”.
Y a través de su trayectoria de pegatinas se puede entender lo que es toda una historia, por ejemplo, la transición española. “Se puede ver toda la evolución hasta ahora incluso. La base está en la transición que es cuando más sacaron, que lo consideramos del año 75-76 al 82. Pero mi colección política sigue todavía viva, es decir, que cuando se celebra el Alberdi Eguna voy a por la pegatina, o las elecciones que ha habido últimamente. Es cierto que hay mucho menos material, pero algunas se pueden conseguir. Ahora, el periodo glorioso de la pegatina política es la transición”.
En cuanto a algún adhesivo al que le tenga un especial cariño por lo que le costó conseguirlo, Fernando habla más bien de temas genéricos. “Las de la extrema derecha eran complicadas de conseguir porque no se vendían en la calle al público. Había que ir a buscarlas y se pagaban a precio de oro. Las de la extrema izquierda comunista también tenían su complicación”.
El coleccionista no llegó a tener problemas en su afán por hacerse con las pegatinas, a pesar de que se trataba de momentos complicados históricamente. “Sí hubo otros compañeros que tuvieron problemas. La Policía les registró las casas y se las quitaron. A otros se les retiraron en controles policiales, incluso se las hicieron comer en la comisaria. Algún problema sí que hubo, pero yo siempre he intentado hacer ver que era un coleccionista en el sentido amplio, es decir, que solo tenía interés por su valor documental procedieran de donde procedieran”.
De lo que se trataba, según Aristu, era demostrar que no solo se coleccionaban pegatinas de ETA o de las Gestoras pro Amnistía. “En mi colección tengo alguna de ETA y en algún sitio he tenido problemas. Por ejemplo, en una exposición en Madrid la tuve que quitar. Y en Valencia al revés: tuve que quitar la de los neonazis. Si hago una exposición 25 paneles, lógicamente las pegatinas de ETA forman parte de la historia”.
Difíciles de conseguir
Los adhesivos de ETA eran difíciles de conseguir. “Sobre todo, lo que se sacaban eran recordatorios cuando había algún fallecimiento de un etarra. Las pegatinas también hablan de la historia. Expresan mucho. A mí me llaman historiadores que escriben libros para usarlas como apoyo, como ilustración de algún pasaje. Un libro sobre la transición española no es lo mismo con cuatro fotos del Congreso de los Diputados que con pegatinas. O los sucesos del 3 de Marzo de Vitoria, o el golpe de estado de Tejero”.
Respecto al 3 de Marzo, no existe una pegatina como tal, pero sí recordatorios. “Luego existen una serie de pegatinas que se sacan cada aniversario. También tengo una sobre la que sacaron las mujeres de los obreros para pedir dinero para las huchas de resistencia. Entonces no era como ahora, no había ningún tipo de apoyo económico para los huelguistas”.
Su método para conseguir las pegatinas es el tradicional en el mundillo de los coleccionistas, patear la calle. “Lo que hemos hecho todos en este mundillo ha sido ir por la calle y coger las que había, ir a las sedes de los partidos, ir a las manifestaciones concretas, a la feria. En la Casa de Campo se recogían muchas en la fiesta del Partido Comunista. Iba y voy a todos los sitios.
Exposiciones
41 años en la brecha, y a parte de los temas de inclinación política, también ha recopilado pegatinas sobre temas sociales, como la lucha de la mujer por la igualdad. “Tengo de los primeros tiempos cuando se reivindicaba sobre todo el divorcio, contra de las agresiones, en contra o favor del aborto”
Sobre el tema laboral también tiene una amplia colección. “Se puede ver la evolución de lo que pedían los sindicatos hace 40 años y lo que piden ahora. Es muy curioso la subida salarial. Hace 40 años no era como ahora en porcentaje, se pedía por cantidad. Un aumento salarial de 2.000 pesetas al mes se pedía por cantidad, igual para todos los operarios. Independientemente que sería el encargado o el trabajador. Ahora ya se pide por porcentajes. El tema de la inflación también estuvo muy de moda en año 77. La inflación es España era brutal, tan pronto te encontrabas con el pan que subía un 15% o que bajaba. Tengo una pegatina que se colocaba en algunos establecimientos para indicar que ahí se cobraba el precio justo. Tiendas o negocios que no variaban mucho el precio de sus productos ponían esa pegatina para que el usuario no se encontrara que el pan costaba un día 10 pesetas y otro 17. No era obligatorio, pero ante la imagen del usuario, si tu pones una pegatina debes de cumplir”.
En 1991 organiza su primera exposición. “Se lo ofrecí a la que entonces era la Caja de Ahorros Municipal de Vitoria. Les encantó la idea e hicimos una pequeña exposición con paneles de ellos porque entonces yo no tenía ni paneles ni nada. Solo tenía las pegatinas. Hicimos una muestra con 5.000 ejemplares”. Hace cuatro años organizó otra en el Centro Documental de la Memoria Histórica, en Salamanca, sobre la transición española
Algunas instituciones se han interesado por parte de su colección. “He vendido parte de mi colección al Archivo Histórico de Salamanca, y luego también suelo tener tratos de venta con la Fundación Sancho el Sabio, con la cual colaboro a nivel de fecharles las pegatinas”.