CAF recurre la sentencia que acreditó abestosis en unos pulmones congelados
La empresa CAF ha recurrido la sentencia del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV) que reconoció el origen laboral de la enfermedad ocasionada por el amianto de Celestino Tolosa, un trabajador de la empresa guipuzcoana que había mandado congelar los pulmones que le habían sido extirpados para ser sometido a un trasplante. La resolución del TSPJV revocó una resolución previa del Juzgado de lo Social número 2 de San Sebastián, que fue recurrida por la esposa del operario que entre 1973 y 1999 trabajó como calderero en las plantas de Irun y Beasain de CAF donde “estuvo expuesto al amianto”.
El Instituto Nacional de la Seguridad Social reconoció en 1999 una incapacidad permanente por “contingencia común” al trabajador, que en 2006 recibió un trasplante de los dos pulmones en el Hospital de Valdecilla de Santander, aunque falleció dos años después por el rechazo a los órganos recibidos. La viuda solicitó un nuevo análisis de los pulmones extirpados a su marido, que habían sido congelados a petición del trabajador y estaban preservados en el centro hospitalario cántabro, que emitió un nuevo informe en el que se confirmó la existencia de polvo de amianto, lo que condujo al cambio de diagnóstico por el de “asbestosis”.
El TSJPV concluyó que este análisis permitió “fijar cuál fue la patología real causante del deterioro pulmonar” del trabajador y consideró “irrelevante” su condición de fumador ya que ,la “asbestosis tiene su origen exclusivo en la inhalación de asbesto que es polvo de amianto”. Sin embargo, CAF señala en su recurso que “la incapacidad absoluta previa al trasplante fue declarada enfermedad común y que, tras el trasplante, cuando falleció, el trabajador ya no padecía la enfermedad profesional”.
Para la Asociación de Víctimas del Amianto de Euskadi-Asviamie esta argumentación de CAF resulta “cínica”. “Lejos de pedir perdón por el daño causado durante décadas, ahora multiplica el sufrimiento con la burla de sus recursos judiciales”. Señala que los directivos de la empresa “conocían” el “riesgo cancerígeno y de abestosis que conlleva al trabajo con amianto” y asegura que “cuando los trabajadores” de la empresa guipuzcoana “se resistían” en los años 70 a trabajar con amianto “subcontrataba a otros desconocedores del riesgo” para desmantelar “vagones forrados de amianto”.