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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

El PP vasco aclama y “mima” a Alonso mientras Génova alimenta las dudas sobre su candidatura a lehendakari

El PP vasco ha celebrado este jueves por la tarde-noche en Vitoria una reunión extraordinaria de su órgano decisorio más amplio, la denominada junta directiva. Ante una posible convocatoria inminente de elecciones en Euskadi para el 5 de abril, una puerta que ya ha abierto el lehendakari, Iñigo Urkullu, los cuadros orgánicos e institucionales han buscado aclamar a su líder, el exministro y exalcalde de Vitoria, Alfonso Alonso. Quieren “cuidar y mimar” a Alonso -las palabras textuales son de la 'número dos', Amaya Fernández- y el “proyecto propio” puesto de largo en septiembre. Mientras, Génova sigue eludiendo su confirmación como cabeza de cartel y empiezan a surgir rumores de nombres sin peso orgánico o sin trayectoria alguna como alternativas a Alonso, algo que enerva a sus colaboradores.

“No hay ningún tipo de oposición aquí. Que vengan a un congreso regional y verán cómo Alfonso les arrasa en las primarias”, reta un dirigente del PP vaco cercano al presidente. Así las cosas, con toda la normalidad posible en estas circunstancias, el PP vasco ha dado inicio a los formalismos propios de una campaña en su junta directiva, como la constitución del comité electoral.

Por la mañana, en el Parlamento, el propio Alonso ha comentado a los periodistas que no daría estos pasos si no sintiera que cuenta “con la confianza interna y externa” de Pablo Casado y su equipo, que tiene la última palabra a la hora de confeccionar las listas. Esta semana se han producido dos conversaciones entre Alonso y Génova sobre este asunto. En paralelo, sigue la duda de si el PP concurrirá en coalición con la pequeña organización vasca de Ciudadanos -apenas 100 militantes-, una fórmula que ya exploró Alonso para las generales de noviembre y que Albert Rivera dinamitó provocando la práctica desaparición de la formación naranja en Euskadi.

Según fuentes de la dirección del PP, Alonso tiene “toda la confianza” de la cúpula pero como “presidente del PP vasco”, un matiz importante porque nunca se menciona su condición de candidato bajo el pretexto de que “no están convocadas las elecciones” vascas, algo que no ha impedido al resto de partidos vascos activar o incluso tener ya listas sus maquinarias. Con el presidente gallego, Alberto Núñez Feijoó, los matices han sido muchos menos.

En el entorno de la portavoz parlamentaria, Cayetana Álvarez de Toledo, ya se está difundiendo el mensaje de que los 'populares' vascos necesitan un “revulsivo”. Un nombre que han difundido tanto RTVE como 'El Mundo' es el de Maite Pagazaurtundua, eurodiputada de UPyD pero que concurrió con Ciudadanos a las elecciones del pasado año. En el PP vasco ven impensable que, aunque finalmente haya una coalición “constitucionalista”, una formación sin ningún electo en Euskadi pueda imponer su candidato al partido mayoritario y mucho más que sea Génova quien alimente esta hipótesis.

“No hay nadie más que Alonso. Incluso Bea [por la diputada Beatriz Fanjul, cercana a Casado y a Álvarez de Toledo] está en esa línea”, explica un dirigente 'popular', que lamenta la tormenta que se ha vuelto a desatar. “No hay nadie mejor que Alfonso Alonso para liderar el proyecto constitucionalista en el País Vasco”, opina, de su lado, Amaya Fernández, como así lo dejó constar públicamente en una rueda de prensa. La única tranquilidad es que Vox es inexistente en Euskadi aunque su líder, Santiago Abascal, presuma de “patria chica”. Ningún sondeo aprecia riesgo en el flanco derecho para el PP, si bien en los últimos años es el PNV el que le ha comido mucho terreno en el centro.

Los 'populares' vascos celebraron en septiembre una convención para remarcar su perfil moderado y foralista vasco. Ya entonces saltó la polémica cuando Álvarez de Toledo habló de “tibieza” con el nacionalismo por parte de los 'populares' vascos. La réplica la ofreció el entonces portavoz Borja Sémper, ahora ya fuera de la política. “Mientras algunas caminaban cómodamente sobre mullidas moquetas otros nos jugábamos la vida”, espetó el exdirigente guipuzcoano.

La permanente tensión Génova-Vitoria se hizo notar también en la elección de candidatos en la doble convocatoria de generales de 2019. El PP vasco se vio con las manos atadas cuando Casado impuso a Beatriz Fanjul en Bizkaia -que fue elegida a la segunda y en la revisión del escrutinio- y, sobre todo, al polémico Íñigo Arcauz en Gipuzkoa. En Álava, en abril fracasó Javier Maroto, que fue recolocado como senador por Segovia y en noviembre ocurrió lo mismo con Mari Mar Blanco, ahora asesora en Madrid. Por el contrario, la fórmula de una campaña con acento propio empleada por Sémper en Donostia supuso una excepción en la clara tendencia a la baja en el voto.

Casado le preguntó a Urkullu la fecha

Que la cuestión electoral está en la agenda de Casado es una evidencia. El líder del PP visitó Euskadi a finales de enero para participar en la inauguración de una exposición en memoria de Gregorio Ordóñez con motivo del vigésimo quinto aniversario de su asesinato a manos de ETA. Allí estaba el lehendakari, Iñigo Urkullu, y las únicas palabras que le dirigió Casado -que como publicó este periódico entró tarde al homenaje por estar criticando al Gobierno de Pedro Sánchez en el exterior- fueron para tratar de sonsacarle la fecha de los comicios vascos. Alegó que tenía interés en que coincidieran en Euskadi y en Galicia.

En verdad, es ya casi una tradición que vascos y gallegos voten a la vez. Ocurrió al menos en 2009, en 2012 y en 2016. De hecho, hace cuatro años, cuando Urkullu decidió fijar la fecha, el presidente gallego telefoneó al vasco y, a las pocas horas, él mismo adoptó idéntica decisión. Feijoó, hasta la mañana del jueves, aún no había marcado el número de Ajuria Enea.