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La falta de examinadores deja a miles de alumnos de Gipuzkoa y Álava sin fecha para el examen de conducir

Rubén Pereda

Vitoria —

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Una sonora concentración de coches y camiones de autoescuela inundó este miércoles las carreteras de Donostia. Entre bocinazos, por las vías de la capital guipuzcoana se avistaban carteles que rezaban así: “Si no te examinas, tu autoescuela no tiene la culpa. El responsable es la DGT”, acompañados del hashtag #lasautoescuelasdicenbasta. Son unos 4.800 los alumnos guipuzcoanos que están a la espera de una fecha para poder examinarse y obtener el carné de conducir. La Asociación de Autoescuelas de Gipuzkoa achaca los problemas a la gran movilidad que existe entre los funcionarios y también a la tardanza a la hora de cubrir jubilaciones, y se encomienda a una futura transferencia de la expedición de los permisos de circulación al Gobierno vasco para ver solucionados unos problemas que retrotraen al menos a siete años atrás. En Álava, la situación es similar, con millar y medio de alumnos a la espera de hacer el examen.

El problema, creen quienes protestan, es que los funcionarios, al ser estatales, son muy móviles y cambian de destino en cuanto se les presenta la oportunidad. “Los examinadores que tenemos son gente itinerante y cuando encuentran plaza cerca de casa se van”, lamenta Arantxa Bravo, portavoz de la Asociación de Autoescuelas de Gipuzkoa. Si el año 2023 fue un oasis en el desierto de siete años de problemas —según sus propias metáforas—, desde finales de año la situación se está complicando. Esta semana les habían prometido que llegarían cuatro nuevos examinadores, pero confiesa que no ha percibido en los repartos que haya más. A raíz de las protestas, además, la relación con la Dirección General de Tráfico se ha tensado y la información, según dicen, les llega con cuentagotas.

Faltan examinadores, pero también falta personal de oficina. “El personal de oficina se encarga de gestionar el trabajo de los examinadores y de organizar los repartos. Si no traen personas para la oficina, no vamos a salir del problema”, abunda Bravo. ¿Cuál es la solución? En la Asociación de Autoescuelas de Gipuzkoa lo tienen claro: que el Gobierno vasco reciba la transferencia y asuma la competencia de la expedición de los permisos de circulación. “Llevamos años pidiéndolo. Los funcionarios serán entonces de zonas de aquí y no habrá tanta movilidad ni tanto desajuste”, ilustra Bravo.

Los ojos también están puestos en Portugal, donde funciona un sistema que combina la vertiente pública con la privada. Este sistema permite, en aquellos casos en los que los exámenes se demoran como está sucediendo ahora, que quien lo desee pueda recurrir al itinerario privado. “Aunque tenga un coste superior, al menos tiene la solución, como en Sanidad. Si necesitas una resonancia y en la pública te van a tardar ocho meses, quizá prefieras pagar y que te lo hagan en cuatro días por la privada”, subraya Bravo, que ve la situación con incertidumbre y no vislumbra el final de los problemas en un futuro cercano.

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