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Una galería de Bilbao rescata obras “olvidadas” de artistas vascos antes de que la Guerra Civil “destruyera” su carrera

Dibujo 'Ni naiz gezala’tar Kepa
Andoni-na' realizado por Antonio de Guezala y, al fondo, 'Idilio en el puerto' de Aurelio Arteta

Maialen Ferreira

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“La Guerra civil fue catastrófica para el arte y los artistas, fueran de un bando u otro. Supuso una tragedia enorme. Algunos murieron, como Nicolás de Lekuona (fallecido en un bombardeo a los 23 años), otros se fueron al exilio como Julián de Tellaeche o Aurelio Arteta, otros acabaron en el exilio interior como Antonio de Guezala, que prácticamente dejó de producir obras, e incluso algunos pertenecientes ideológicamente al bando vencedor también acabaron en una especie de exilio interior desengañados por la realidad de la posguerra que no tenía nada que ver con lo que ellos habían imaginado en su idealismo. La Guerra Civil supuso una ruptura absoluta de la cual no hubo continuidad”, expresa el historiador de arte Michel Mejuto, que ha tratado de rescatar los cuadros de esos artistas vascos a los que la Guerra Civil desterró al olvido en la galería que lleva su mismo nombre en Bilbao.

Se trata de una exposición que recoge el trabajo de 14 artistas cuyas obras fueron realizadas entre 1919 y 1937, es decir, en el periodo entendido como 'entreguerras', aunque Mejuto reconoce que la Primera Guerra Mundial no afectó en gran parte a los artistas vascos. Lo que supuso un antes y un después para estos artistas de distintas disciplinas fue la Guerra Civil, que hizo que muchos no lograran recomponerse. “Fue una generación de extraordinaria calidad que quedó diseminada y destruida por la guerra”, lamenta.

Las obras que ha recabado Mejuto a lo largo de dos años en la exposición que lleva el título ‘Norabideak. En el arte de entreguerras’, muestran a los artistas en su época más joven y libre, lejos de los compromisos y relaciones que se crearían después de la guerra. “Algunos de ellos, tras la guerra, tuvieron que renunciar a su libertad para dedicarse a un arte más convencional y conservador. Ese momento de libertad antes de la guerra y la posguerra permitió expresiones artísticas abiertas y libres”, detalla el experto que ha hecho especial hincapié en encontrar obras realizadas en ese periodo en lugar de conformarse con otros trabajos de esos mismos artistas, lo que ha hecho que la tarea sea aún más complicada.

Uno de los artistas a los que le ocurrió lo que Mejuto describe es Ricardo Iñurria, cuya escultura 'Busto de joven' es, según el historiador de arte, “uno de los escasísimos ejemplos de arte relacionado con el realismo socialista”. “La escultura es un joven trabajador y se percibe porque ningún miembro de la burguesía de aquella época hubiera aparecido con el cuello desatado en un busto. Es una exaltación heroica de una figura que no es un individuo, sino que es un símbolo de una determinada posición social”, señala. Después de la Guerra Civil, Ricardo Iñurria siguió trabajando en la escultura y pintura, tuvo un relativo éxito comercial y pudo vivir de su arte, pero para ello se dedicó a un tipo de arte más convencional y conservador.

Además de las obras de Iñurria, la exposición recoge los trabajos de Ricardo Arrúe, Aurelio Arteta, José María Ucelay, Jenaro Urrutia, Julián de Tellaeche, Antonio de Guezala, Jorge Oteiza, Nicolás de Lekuona, Tomás Martínez Arteaga, Carlos Ribera, Juan Cábanas Erauskin, Pedro Antequera Azpiri, Carlos Landi Sorondo, Matías Álvarez Ajuria y Alfonso de Olivares. Un total de 32 obras distintas que abarcan la escultura, el óleo, la acuarela, la fotografía y el dibujo y provenientes de distintas colecciones, tanto privadas como corporativas. “Prácticamente el 90% de las obras no han sido mostradas al público en muchos años porque han pasado de colecciones privadas en colecciones privadas. Hay también obras que ni yo mismo sabía que existían y que buscando las he encontrado. Sobre estos artistas todavía hay mucho que decir y mucho que hacer”, confiesa el experto.

Preguntado por la ausencia de mujeres en su exposición, Mejuto ha reconocido que en el periodo de entreguerras “no había mujeres vascas artistas”, pero sí en otros lugares del país. “Que expusieran y tuvieran reconocimiento, hubo mujeres en Cataluña y Madrid, pero aquí realmente no hubo unas carreras artísticas consolidadas o que tuvieran alguna continuidad. Es a partir de los años 50 cuando llegan las mujeres al arte”, detalla. Entre esas pioneras, el experto destaca a la artista abstracta guipuzcoana María Paz Jiménez.

La exposición podrá visitarse a partir de este jueves, 3 de noviembre y hasta el 7 de enero de lunes a viernes hasta las 20.30 horas y los sábados hasta las 14.00 horas. Algunos de los cuadros, además, podrán ser adquiridos por un valor que va desde los 1.200 euros. La entrada es gratuita. La Galería Michel Mejuto, que se encuentra cerca del Museo Guggenheim de Bilbao y el Museo de Bellas Artes, se fundó en 1984 y desde sus inicios ha estado orientada hacia los artistas vascos históricos del periodo comprendido entre los años 1850 y 1936.

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