Reportero, locutor de radio, presentador de televisión, productor, redactor y escritor. A sus 40 años, Toni Garrido es un todoterreno del periodismo en este país. Ha pasado prácticamente por todas las cadenas de televisión nacionales y ronda por el mundo de la comunicación desde los quince años. Sin embargo, hace año y medio perdió su empleo por el cambio de gobierno, que provocó la desaparición del espacio que conducía en RNE con buenos datos de audiencia. Como él mismo asegura, su buena voz y palabra le hubieran permitido seguir en la “cresta de la ola”, pero Toni decidió reinventarse. Desde entonces es productor de ‘Un lugar llamado mundo’, un espacio musical desarrollado en dos formatos: televisión y radio. “Cuando creemos que está todo inventado, nos estamos equivocando”, aseguraba este viernes en las jornadas ‘Innova 2014’ en Bilbao, donde ha ejercido de maestro de ceremonias.
Pregunta. Tras el cese de ‘Asuntos propios’ en RNE decidiste renovarte. Parece que de innovación controlas. ¿Está por ahí el futuro del periodismo?
Respuesta. Hay momentos en la vida en los que decides cambiar, aunque, al final, el gran motor de la innovación es la necesidad. Necesitamos comer y a partir de ahí tampoco hay muchos planteamientos que hacerse. En la vida hay dos tipos de personas: las que hacen y las que no hacen. Yo creo que de lo que se trata es de hacer, dejar de hablar, y hacer. Lo primero, quizás es elaborar algún tipo de estrategia, desarrollar unos objetivos sobre cómo llegar hasta lo que buscamos.
Vivimos en una constante queja, creemos que alguien tendría que venir a darme a mí, lo que yo creo que me corresponde. En mi caso, la innovación se dio por compromiso con la profesión. No debemos trabajar para los medios, debemos trabajar por los medios. Pienso que lo que está por llegar y lo que estamos haciendo es mucho más útil para los medios que la propuesta tradicional que veníamos haciendo.
P. Después de esa obligada reinvención, ¿cómo valoras la influencia de poder y los intereses económicos actuales en los medios?
R. Tenemos que entender que los medios son un negocio más. Se nos tiene que meter en la cabeza porque no va a cambiar. Detrás de los medios de comunicación hay grupos empresariales que buscan negocio. Un periódico es un negocio al igual que lo es una pensión. Lo que pasa es que hemos pensado que esto podría ser algo más solidario y servicial, pero parece que se empeñan en que no.
La televisión y las radios públicas toda la vida han servido como instrumentos de poder. Cuando yo estaba en la radio pública, simplemente hemos disfrutado de una etapa desconocida de libertad a la hora de elegir a profesionales que desarrollaban libremente su trabajo, pero seguramente que otros también pudieron acusarlos de manipulaciones. Hay que entender el contexto en el que estamos. Los medios son, en la mayor parte, contubernios entre empresas que se dedican al negocio. Y es así porque hacer un periódico y contratar a diez personas en la redacción cuesta un dinero. Habrá que investigar nuevas fórmulas porque está claro que las hay. Pienso que si seguimos haciendo lo que estamos haciendo conseguiremos lo que estamos consiguiendo. Si no gusta, habrá que cambiarlo.
P. Estamos en unas jornadas de innovación en las que se anima a la gente joven a emprender. ¿Por qué existe entre la juventud miedo al fracaso si, precisamente, por su edad probablemente no han podido llevarse grandes varapalos?
R. Puede que sean conflictos con la madurez, no lo sé. Lo cierto es que en el ámbito periodístico en el que me desenvuelvo, resulta muy difícil hacer periodismo ‘tradicional’. Es muy complicado entrar con un contrato en la redacción de un gran periódico o en la televisión, pero es muy sencillo crear algo propio. Hay que animarse porque existen mil ejemplos de mil medios que funcionan ahora que dicen que el papel está muerto y ya no se vende. Han surgido medios digitales como Mongolia, Jot Down, Tinta Libre o eldiario.es… es decir, se han dado una serie de fenómenos que funcionan. Es tan complicado o tan difícil como era antes, no es que en ese sentido haya cambiado. Sí han cambiado los medios, pero lo importante es si tienes que contar algo y lo cuentas bien. Da igual si es en internet o en el ABC de 1903. Lo importante es que si eres un buen periodista lo cuentes bien.
P. Como has manifestado en varios artículos, ¿sigues pensando que la desidia de la población es parte del problema actual?
R. Pienso que vivimos en un sitio fantástico, lleno de gente maravillosa y muy concienciada, pero, objetivamente dicho, hay algo que no estamos haciendo bien. Vemos que el abuso, la injusticia social, la falta de compromiso es notable. Ahora viene la declaración de la renta y la Iglesia dedica dos millones y medio en publicitar que la gente ponga la X en su casilla. No sé exactamente qué, pero está claro que algo no estamos haciendo bien.
P. Pero en los últimos días hemos sido testigos de marchas y movilizaciones en Madrid y otras ciudades como símbolo de protesta…
R. Sí, pero al final en los medios acabamos hablando de 20 o 30 tipos que se ponen a lanzar piedras contra la policía, mientras 1700 agentes defienden supuestamente el orden. Creo que la pasividad es brutal porque llevamos ya mucho tiempo viviendo en una situación realmente compleja y no pasa nada. Hay una manifestación donde miles de personas protestan. No estamos hablando de gente que se dedica a quemar el Congreso, porque está claro que ningún tipo de violencia jamás va a ser tolerable. Pero le damos la vuelta, dejamos los motivos y las marchas de lado para acabar hablando de cómo la policía tuvo que actuar. Evidentemente hay alguien que tiene una intención clara para que no hablemos de los motivos de las manifestaciones, sino de los incidentes de las mismas.
P. ¿Qué opinas de la fuga de Esperanza Aguirre?
R. Es alucinante. Esta señora huye de la policía y luego sale diciendo que es que tenía mucha prisa, que son machistas y que ha huído defendiendo su dignidad. Lo hacemos tú o yo mañana y escribes un comunicado en un blog diciendo que era porque tenías mucha prisa y que es una retención ilegal, a ver qué pasa. Está claro que no funciona bien este país con esta pasividad, que no es que lo diga yo, que ya lo dijo Machado en un periodo muy gris de nuestra España: ‘Hay una España que bosteza y otra que muere’. Y ahora no hemos evolucionado.
P. Siempre has dicho que querías entrevistar a Rouco Varela…
R. Sí. Fíjate que es un tipo fenómeno. Creo que es el único que apelando a la concordia puede desarrollar un espíritu guerracivilista. En el homenaje y funeral del hombre que, supuestamente, encarna el entendimiento en este país, Rouco Varela habla del periodo de la Guerra Civil. Sin duda, es complicado.
P. ¿Cómo plantearías una entrevista entre Gallardón y Rouco Varela?
R. Con tequila. Sí, es la única forma en la que podría hacerlo. Probablemente sería una guerra de egos, los dos personajes me parecen fascinantes. Gallardón es como el niño americano de la revista MAD, el que estaba toda su vida preparado para el mal, es un poco como el joker. Spiderman decía que ‘un gran poder conlleva una gran responsabilidad’, pues ahí está el malo de la ‘peli’: Gallardón. Tenemos a todos los personajes. El malo, la que huye de la policía… Hablando en serio, vivimos en un sitio que no tiene gracia ninguna. Si la tuviera…
P. Volviendo a la innovación, tú siempre has sentido recelo por las redes sociales. Hubo un tiempo que borraste tus perfiles, pero ya has vuelto. ¿A qué se debe el cambio?
R. Es cierto. Pienso que todo empezó muy intrusivamente. Llega un momento en que la gente te insulta y te preguntas a dónde llega la exposición. Hace poco, en la noche de los Oscar, recibí un mensaje que decía: ¡Toni Garrido muérete ya! Hombre, que me digan que soy un zoquete o que el programa es malísimo, vale; pero como para morirse alguien tampoco es. Si no te gusta, cambia de canal o pon el mute cuando salgo. Creo que muchas veces le damos una mala utilización a las redes. Es verdad que cuando tienes un programa, está muy bien conocer la opinión de la gente, si realmente es una opinión. Al final, si tienes la mente curiosa, es difícil ir contracorriente y estar completamente ajeno a ello. Pero siempre puedes decidir si estar muy metido, un poco metido o hasta las orejas.
P. Trabajas en un ‘Un lugar llamado mundo’, un programa musical. Pero la cultura siempre ha ocupado un lugar secundario en los medios de comunicación, ¿por qué ha sido tan denostada?
R. En mi caso he hecho varios espacios de música. También ha habido algunos grandes programas como ‘Séptimo de caballería’. Pero es cierto que habla muy mal de un país el hecho de no tener un programa musical de referencia, donde haya unos músicos. Quiero decir, a todo el mundo le gusta la música. Yo llevo en el móvil 1200 canciones, es decir, nunca antes se ha consumido tanta música. El hecho de no tener amplios espacios en los que poder disfrutar de ella me parece un error. Por eso pensamos en crear ‘Un lugar llamado mundo’ porque nos gustaba la música y la televisión. Y ahí, con David Trueba o Javier Limón, entre otros, hemos tenido la fortuna de hacer un programa como el que hacemos, en el que muchas veces tienes el privilegio de ser testigo de algo que no se va a volver a producir y eso me llena.
P. Con la gran cantidad de contenidos que circula por la Red sin clasificar, ¿crees que actualmente es cuando peor informada está la sociedad?
R. No. Esas frases categóricas de ahora o nunca antes son muy publicitarias. Es como cuando ponen lo de ‘nueva receta mejorada’ y te preguntas, pero entonces ¿qué me estabais dando hasta ahora cabrones? Igual la gente ha decidido informarse menos, aunque ahora lo que sí es cierto es que tienes la posibilidad de informarte bien. Pocas veces uno ha tenido la oportunidad en la historia de conocer la verdad sobre lo que está ocurriendo. Luego ya cada uno decide su grado de lectura en su tiempo libre. Encontrar la fuente veraz requiere un esfuerzo y un trabajo y, en estos casos, la responsabilidad es de quien decide hacerlo.
P. ¿Qué falta por inventar en periodismo?
R. Todo, más buenos periodistas imagino. Al final el periodismo es un tipo que va a preguntarle algo a otro. No es más. No somos neurocirujanos. Creo que aun queda hacerlo muy bien porque todavía no hemos hecho bien las cosas, como evidencia la desafección que existe hacia los periódicos. Lo hemos hecho mal. La gente no toma en serio a los periodistas por culpa de los periodistas. Con lo cual, hagámoslo bien. Tenemos las herramientas, la forma de hacerlo y sabemos cómo se hace. Cuánto más exacto sea el sistema de contraste, de verificación y rigor, mejor irá. Creo que todavía queda por inventar un muy buen periodismo.