La titular del juzgado de Instrucción 5 de Donostia, Silvia Villanueva Hormías, avanza en la investigación del vertido a la regata Arkaitzerreka, unos hechos conocidos en septiembre de 2020 y acaecidos en mayo de ese año en las proximidades del complejo de Zubieta que acoge la incineradora y otras instalaciones del Consorcio de Residuos de Gipuzkoa (GHK). Según ha informado la plataforma GuraSOS, son ya 14 las personas imputadas, a las que se suman cinco sociedades. En la lista se incluye César Gimeno, director de GHK, quien tendrá que comparecer el 16 de septiembre ante la instructora. Tras una polémica con la Ertzaintza, la Policía judicial en este caso es la Guardia Civil, en concreto la Unidad Central Operativa de Medio Ambiente (UCOMA), dependiente del Seprona, la unidad 'verde' de este cuerpo.
Según GuraSos, la magistrada ha accedido a que la Guardia Civil analice en el vertido, que causó la mortandad de peces, la posible presencia de “cloroalcanos” un “componente cancerígeno”. En concreto, plantea determinar el “origen” de 0,855 miligramos por kilogramo de esta sustancia y de otros metales “aparecidos en el tejido de una anguila muerta recogida en el lugar de los hechos y que fue objeto de necropsia”. Se solicita, igualmente, que se analicen las medidas de “seguridad” y “correctoras” para garantizar la “no dispersión de contaminantes por parte de la planta”.
GuraSOS explica que la Guardia Civil emitió ya un informe inicial para la causa de que los cloroalcanos son “extremadamente tóxicos” y que pueden “generar cáncer en el ser humano y otros graves daños en la salud y el medio ambiente”, además de que es una sustancia “prohibida”. Los agentes sugirieron que los “plásticos, gomas o pinturas que habitualmente se gestionan al final de su vida útil como residuos sólidos urbanos (RSU)” podrían ser los responsables y que éstos son “materiales que utiliza como combustible la instalación”. La plataforma denunciante quiere también que se analice la situación de la planta en “mayo de 2020” dado que estaba “funcionando desde febrero de 2020 al 70-80% de su capacidad” pero “sin haber terminado las obras ”y “sin haber realizado las pruebas necesarias”, por lo que estaba también “sin contar con la autorización para su puesta en marcha efectiva”. En el caso está personada también la Fiscalía. Fuentes judiciales indican que en las declaraciones judiciales que tuvieron lugar en enero ningún representante del ministerio público estuvo presente aunque, en marzo, sí emitió un informe ya firmado por un especialista en Medio Ambiente y que abordaba las aristas de esta investigación.
Sobre las imputaciones por los posibles delitos ecológicos, GuraSOS destaca el peso de Gimeno y su cercanía con el diputado de Medio Ambiente, el socialista José Ignacio Asensio. Remarcan que ya fue alto cargo con los socialistas en el Gobierno vasco entre 2009 y 2012, en concreto como vicepresidente de la sociedad ETS (Eusko Trenbide Sarea, que es el gestor de infraestructuras ferroviarias). Antes, entre 1998 y 2007 fue directivo de la empresa Campezo. La plataforma denuncia la “puerta giratoria” que supuso ese cargo para él, ya que su antigua compañía era “adjudicataria” de tramos de la nueva 'Y vasca' de alta velocidad en Gipuzkoa. En uno de ellos -subrayan- hubo una investigación de posible corrupción. Fuentes de esta organización, aunque valoran “positivamente” los avances en la causa, planteará un recurso ante la Audiencia Provincial de Gipuzkoa para que se le admitan algunas peticiones no aceptadas por la instructora en esta fase del sumario.
En su momento, a raíz de una respuesta enviada al Parlamento a instancias de PP+Cs por la consejera de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente, Arantxa Tapia, ya se informó también de que la Agencia Vasca del Agua (URA) había incoado un expediente sancionador a GHK por unos hechos que obligarán a “restaura” la comunidad de peces de la zona. Según se indicó entonces, el vertido se produjo “durante una operación de carga del tanque de almacenamiento de amoniaco (solución amoniacal al 25%) desde el camión cisterna”. “En concreto -detallaba Tapia- al terminar la carga habitual de dicho tanque de almacenamiento, se procedió a la limpieza con agua potable tanto de la manguera de carga como de la cisterna del camión. Dichas aguas con restos de solución amoniacal se vaciaron en el cubeto de seguridad del tanque de almacenamiento, en vez de vaciarse en el propio tanque, tal y como marcan las instrucciones de operación”. Otras irregularidades hicieron que “las aguas contaminadas con amoniaco” fueran “conducidas directamente a la regata Arkaitz” y sus efectos se sintieron durante cuatro días.