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Imanol Pradales, en puertas de ser ratificado por las bases del PNV como candidato a lehendakari

Pradales, esta semana en la visita a una infraestructura en Bizkaia

Iker Rioja Andueza

Vitoria —

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Este día de Nochebuena, cuando se cumple un mes desde que trascendiera la decisión del PNV de prescindir de Iñigo Urkullu como candidato a lehendakari para las próximas elecciones vascas, adoptada mucho antes, el partido pondrá fin a la primera de las dos vueltas del proceso por el que las bases están ratificando la nueva propuesta, la de Imanol Pradales. 'Batzoki' a 'batzoki', el todavía diputado foral vizcaíno está imponiéndose inexorablemente, aunque fuentes internas confirma que, simbólicamente, hay quien ha propuesto el nombre de Urkullu en algunas asambleas, incluida la de un relevante dirigente del Euzkadi Buru Batzar. También ha emergido el de Arantxa Tapia, consejera durante todo el mandato de Urkullu y que, como todo su equipo salvo Nerea Melgosa, tampoco figura en las listas sometidas ahora a ratificación.

El anuncio de hace un mes supuso una incuestionable convulsión interna en el PNV. Nadie esperaba un final tan abrupto para Urkullu después de casi doce años en Ajuria Enea. Al propio PNV le reventó en los medios de comunicación días antes de cuando estaba marcado en su agenda. De hecho, unas semanas después la expresidenta del Parlamento Vasco y eurodiputada durante tres lustros, Izaskun Bilbao, pudo despedirse en una rueda de prensa antes de que se confirmara que no iba a repetir como candidata en las europeas. Algunas voces conocedoras del complejo engranaje interno del PNV remarcaron entonces que Pradales era solamente una propuesta y que la militancia podría empujar de nuevo a Urkullu. Técnicamente es así. Cualquier afiliado puede proponer un nombre, pero para que pase a la segunda vuelta tiene que ganar en tres 'batzokis' y, sobre todo, que dé su visto bueno a la operación.

Urkullu, antes de lehendakari, fue presidente del Euzkadi Buru Batzar. Es un “hombre de partido”, en sus propias palabras. Traducido: acata la propuesta de la dirección que comanda Andoni Ortuzar y jamás aceptaría un encargo así aunque tampoco haya dicho en ningún momento en estos últimos 30 días que no quisiera continuar y aspirar a un cuarto mandato. De hecho, ha puesto en valor el perfil de Pradales, a quien conoció siendo un niño como profesor en una ikastola en la Margen Izquierda de Bizkaia. Voces internas añaden que, además, es muy difícil que surja una corriente que plante cara a los nombres trazados por Sabin Etxea, más que nada porque el sistema carece de un marco para hacer campaña o similar, como tienen los partidos con primarias reguladas.

Así, después de Nochebuena empezará la segunda vuelta. El proceso tiene como fecha de finalización prevista el 20 de enero, día de San Sebastián. De ahí en adelante, tocará relanzar la figura de Pradales, a quien internamente tienen en alta consideración pero que es un desconocido, particularmente fuera de Bizkaia. En estas semanas, más allá de ocupar una cartera relevante en la Diputación, no se ha prodigado en intervenciones ni actos. El partido lo explica como una muestra de respeto a las bases y lo contraponen con Pello Otxandiano de EH Bildu, aún no ratificado pero ya ejerciendo como referente de esa coalición. También Eneko Andueza, tras superar su propio proceso interno en el PSE-EE, ha lanzado ya la precampaña, mientras que Javier de Andrés del PP busca su espacio exprimiendo su escaño de diputado en el Congreso. Sumar, Podemos, IU y Equo, por el contrario, siguen negociando y solamente tienen claro que sería malo para ellos ir por separado y que la cabeza visible tiene que ser una mujer.

Cuando serán las elecciones es una prerrogativa exclusiva de Urkullu, aunque parece evidente que tendrá que consensuarlo con el partido. De momento, el escenario más plausible es el de abril. Para empezar, esta semana ha despejado con un “No somos Galicia” la opción de hacerlas coincidir en febrero, como sucedió en 2009, 2012, 2016 y por dos veces en 2020. Alfonso Rueda llamó a Urkullu este jueves, pero el calendario vasco es diferente. El Gobierno ha dado la orden de trabajar en enero para aprobar en febrero más leyes pendientes, principalmente la de transición energética y contra el cambio climático.

Los precedentes en el PNV

Existen dos precedentes en que las bases han condicionado las decisiones del partido. El primero data de 1984. Entonces el lehendakari era Carlos Garaikoetxea y en el EBB estaba Xabier Arzalluz. El primero rechazó, mediante un comunicado en Efe y Europa Press, la propuesta de seguir en el cargo al entender que se le quería imponer una “disciplina” y una línea que no compartía. Las asambleas, particularmente en Gipuzkoa, empujaron para que el lehendakari continuase y compartieron su visión de dotar de autonomía al Gobierno frente a Sabin Etxea. Hubo elecciones, el PNV presentó a Garaikoetxea con sus condiciones... y aquello explotó con la dimisión a los pocos meses del jefe del Ejecutivo. Para1986, en medio de grandes diferencias políticas y con un escándalo de espionaje como telón de fondo, Garaikoetxea se escindió y surgió un nuevo partido, Eusko Alkartasuna (EA, ahora integrado en EH Bildu).

El segundo episodio es más reciente. Ocurrió en 2010, en los preparativos de las elecciones municipales de 2011. En marzo de ese año estalló el mayor caso de corrupción conocido en Euskadi con la detención de tres dirigentes alaveses, Alfredo de Miguel, Koldo Ochandiano y Aitor Tellería, que este mismo 2023 han entrado en prisión por aquellos delitos. Los tres eran estrechos colaboradores del entonces presidente en Álava, Iñaki Gerenabarrena. La oposición a Gerenabarrena se tradujo en que las bases bloquearon la ratificación de su candidato para alcalde de Vitoria, Ramiro González. Emergió como alternativa el nombre de la concejal Malentxo Arruabarrena. Finalmente, ante el imposible acuerdo, se pactó un tregua con un tercero como candidato de consenso. Era un joven y desconocido Gorka Urtaran, que luego fue regidor en la capital de 2015 a 2023. González redirigió su carrera a la política foral y continúa ahora como diputado general, mientras que Arruabarrena ejerció como directora de la academia de la Ertzaintza en Arkaute.

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