Los jóvenes confían en encontrar trabajo en Euskadi, pero no creen que puedan ser padres o madres a la edad deseada

La tasa de paro de la juventud de Euskadi, de 16 a 29 años, en el cuarto trimestre de 2023 ha sido del 10,8%, la más baja desde 2008. El mismo dato, diez años atrás, alcanzó el 30% y, hace solo cuatro años, en 2020, año de la pandemia, se situó en el 23,9%. En 2013, llegó al 30% y en 2020 se situó en el 23,9%. También ha sido positiva la tasa de ocupación entre la juventud vasca, que ha alcanzado el 44,5%, siendo la cifra más alta desde 2009 según la Encuesta de Población en Relación con la Actividad (PRA). “2023 ha marcado un cambio de tendencia en la situación y estado de ánimo de las personas jóvenes en Euskadi. El pesimismo que provocó la pandemia va quedando atrás. La juventud vasca mejora la valoración de su propia realidad, y aumenta su confianza en el futuro”, ha reconocido este jueves el asesor del lehendakari, Iñigo Urkullu, y secretario general de Transición Social y Agenda 2030, Jonan Fernández, que junto a la directora de Juventud, Miren Saratxaga, ha presentado estos datos, además de los relativos a la 11ª edición del estudio Aurrera Begira - Indicadores de expectativas juveniles.

Estos datos, recabados a través de una encuesta online realizada entre el 11 y el 15 de diciembre a la que respondieron 6.737 personas de 15 a 29 años, 1.113 residentes en Álava; 3.224, en Bizkaia, 2.054 en Gipuzkoa, y 334 fuera de Euskadi, hacen que la población joven vasca confíe en que pueda encontrar un empleo en el plazo de un año, si es que no lo tiene ya, y en que no tendrá que marcharse fuera de Euskadi para conseguirlo. Sin embargo, no mejora el dato de los jóvenes que creen que deberán postergar su maternidad o paternidad a causa de la situación actual.

Aurrera Begira es un estudio basado en una encuesta sobre la situación y percepción de la juventud, estructurado en torno a 10 indicadores que se viene realizando desde hace once años para conocer la valoración de las personas jóvenes sobre su situación y expectativas. Según la investigación, la valoración de los jóvenes de su momento presente ha sido de 65 puntos sobre 100, lo que supone una subida de 3 puntos en comparación con la encuesta del año anterior. Según Saratxaga, esta mejora se produce tanto en lo relativo a la situación personal de cada entrevistado, así como la situación de la juventud en general y de la de Euskadi. Eso sí, son las personas más jóvenes, las que tienen entre 15 y 19 años, las que mejor valoran la situación actual. “De los diez indicadores del estudio, nueve reflejan un cambio de tendencia que mejora los datos anteriores y el restante se mantiene, sin retroceso. Esto no ocurría el año pasado, ni en los últimos años. De hecho, es la primera vez que sucede desde el inicio de la pandemia”, ha detallado Fernández.

Preguntado por cómo valora la situación laboral de los jóvenes en Euskadi, Fernández ha aclarado que “mejorar la calidad del empleo de las personas jóvenes es una prioridad. La parcialidad, la temporalidad y la precariedad afectan de manera especial a las personas jóvenes y la mejora de la calidad del empleo es, desde luego, una clave fundamental”, ha reconocido.

Sin embargo, en tono positivo, ha recalcado que “estos datos nos hablan de una juventud vasca que, a pesar de la adversidad de los últimos años, mira al futuro con esperanza y espíritu luchador. Frente a la resignación o el victimismo, valores como la resiliencia o la autorresponsabilidad encuentran un eco mayor. Apostamos por apoyar esta corriente positiva que impulse a las personas jóvenes y les reconozca su actitud constructiva. El papel de las instituciones es crear condiciones para favorecer esta corriente”, ha señalado.

En este sentido, el estudio destaca que entre los jóvenes que no trabajan, la confianza en la expectativa de encontrar un empleo en el plazo de un año es de un 72%. También es positivo el dato de emancipación forzosa, es decir, del porcentaje de personas jóvenes que creen que en el futuro se van a ver forzadas a emigrar al extranjero a trabajar, sin desearlo, ya que es del 9%, siete puntos menos que hace una década.

El único punto de los analizados que no ha mejorado y se mantiene igual que durante 2022, es el índice de maternidad o paternidad postergada, es decir, el porcentaje de personas sin hijos o hijas a quienes les gustaría tener, pero creen poco o nada probable que esa circunstancia ocurra a la edad deseada. Este dato, que alcanza el 26% del total, se repite desde 2022, cuando subió cinco puntos en comparación con el año anterior. Varía si las personas encuestadas son hombres o mujeres y también dependiendo el rango de edad que tenga. El 29% de las mujeres encuestadas considera que postergará su maternidad frente al 24% de los hombres. Entre los jóvenes de 15 y 19 años el 19% considera que deberá atrasar su paternidad frente al 30% de los jóvenes de entre 20 y 29 años.

elDiario.es/Euskadi

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