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Kote Cabezudo insiste en su alegato final en hacer ver que era “normal” tomar fotografías de menores desnudas

El juez Augusto Maeso, que dirige en la Audiencia de Gipuzkoa el juicio, en una imagen de archivo

elDiario.es Euskadi / Europa Press

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El juicio contra el fotógrafo donostiarra José Juan Cabezudo, conocido como 'Kote', acusado de más de 32 delitos —algunos de ellos de índole sexual como abusos sexuales o pornografía infantil— a 16 mujeres que posaron para él como modelos, algunas siendo menores, y que se ha desarrollado desde el pasado 7 de marzo en la Sección Primera de la Audiencia de Gipuzkoa ha quedado visto para sentencia. El acusado, para el cual la defensa pide la absolución, ha mantenido que todo lo que hacían sus modelos era “consentido” y lo hacían “libremente, voluntariamente y con total colaboración” y ha denunciado un “complot” contra él, según informa Europa Press.

En la última sesión de la vista oral ha tomado la palabra el letrado de la defensa, Javier Sánchez, para dar cuenta de su informe final y, a continuación, el acusado ha ejercido su derecho a la última palabra. Una vez ha quedado visto para sentencia el juicio, se ha celebrado una vistilla para decidir sobre la puesta o no del acusado en libertad provisional, lo cual se ha denegado, así como sobre la posible prórroga de la prisión provisional. El acusado, que tiene también una condena firme de dos años y tres meses, cumpliría los cuatro años de prisión provisional de decretados el próximo 4 de mayo. Sobre esta cuestión se emitirá un auto antes de esa fecha.

El acusado ha afirmado “contundentemente” que ha habido un “complot” contra él, movido por un “sentimiento de odio” hacia su persona. En este contexto, se ha referido a las “visitas inesperada e inoportunas” de un periodista a una de las testigos para que “invirtiera el orden de su testimonio en contra” de Cabezudo, y también ha citado la cuenta de Twitter del letrado de la acusación particular, Mario Díez. A ello ha añadido que, a su juicio, “las testigos han estado aleccionadas y han llegado a mentir”. Cabezudo ha señalado que durante las sesiones fotográficas y videográficas con las demandantes hubo “largas conversaciones”. “Hemos reído mucho y contado muchas historias”, ha señalado, para añadir que lamenta que una de las presuntas víctimas, que le acusa de haber abusado de ella hasta en 150 ocasiones, y que tenía problemas con el consumo de sustancias estupefacientes, no le “contara hasta el final lo que estaba pasando, porque le hubiera echado una mano médica y psicológicamente”.

Por otro lado, se ha referido a su estudio fotográfico de la calle del Palacio de Donostia, que ha asegurado era grande y diáfano, “lleno de flashes y mobiliario infantil, y hasta extraño, que encontraba en la basura”, el primero utilizado también por su exmujer, fotógrafa que realizaba retratos a niños. También ha detallado que el espacio tenía “cuatro grandes ventanales” por los que entraba la luz, con cortinas para taparlos cuando se requería para las sesiones, y “dos aposentos, uno para vestuario, con espejo para maquillaje y puerta con pestillo por dentro” en el que también había “un baño con ducha y pestillo por dentro, como en las casas”, por lo que “no había posibilidad de acorralamiento”.

El dentista y fotógrafo ha asegurado que nunca impidió que sus modelos “improvisaran o cambiaran” sus posturas, siempre que con ello “no se salieran de su proyecto artístico”, de su “sello de identidad”. “Mi práctica siempre ha sido el desnudo artístico y el retrato, quizás un poco transgresor en algunos casos”, ha afirmado Cabezudo, que ha citado a los fotógrafos Helmut Newton o David Hamilton, entre otros, como sus influencias, con los que hizo un taller de fotografía en la ciudad francesa de Arles, algo que “no era fácil, porque hacía falta muy buen expediente”.

“Normal”

El acusado ha sostenido que antes “era normal hacer fotografías de menores desnudos” y “ahora mismo, por cómo está la sociedad, no las haría”. Por otra parte, ha censurado que “en 74 años de lucha por la democracia nunca hubiera imaginado que un fiscal” le iba a llamar “mentiroso” desde el estrado, en alusión a que éste dijera que mintió al decir que no era odontólogo. Según ha defendido, sí lo es, porque antes la odontología se ejercía tras estudiar Medicina y la especialidad de estomatología.

Asimismo, ha asegurado que en los tres registros que se llevaron a cabo en su domicilio y estudio fotográfico se le incautaron “todos los ordenadores y archivos”, tanto suyos como de su mujer y también de su hija, que a sus “diez años no ha podido ver las fotos de su bautizo”. Ha añadido que, aunque se le trasladó que ese “material privado” le sería devuelto no ha sido así y, además, “está en mano de todas las partes” del procedimiento.

Por su parte, el letrado de la defensa Javier Sánchez ha pedido la absolución de su cliente y ha insistido en que las modelos acudían “libre y voluntariamente” a Cabezudo “incluso desde otros lugares” para las sesiones fotográficas remuneradas en las que mostraban “colaboración total y absoluta”, lo que no quita que ahora “no les haga gracia que sus fotografías estén en Internet”. “Estas señoras se arrepienten de lo que hicieron en ese momento y no entiendo por qué”, ha manifestado, para añadir, a continuación, que estas “adolescentes, mayores o menores de edad —en la inmensa mayoría mayores de edad— tenían un ansia y deseo legítimo de triunfar utilizando su belleza física”. “Buscaban reconocimiento, fama, gloria y dinero y apostaron muy fuerte por eso”, ha incidido, para apuntar que en algunos casos “no les salió bien” y no desarrollaron trayectorias profesionales en este ámbito.

También ha sostenido que Cabezudo fue “vanguardista en publicar fotografías en páginas web” y la relación con sus algunas de sus modelos “no era buena, sino excelente”, por lo que “algo no encaja”. “No acabo de entender cómo se ha llegado a este punto. Hay muchos hechos contradictorios que hacen muy difícil dar credibilidad al hecho penal”, ha señalado. Finalmente, ha reiterado que el veredicto debe ser “absolutorio”, porque “no hubo delito”.

En la vistilla posterior para decidir sobre la puesta en libertad o no y la posible prórroga de la prisión provisional para el acusado, el fiscal, Jorge Bermúdez, que solicita más de 250 años de cárcel para Cabezudo, y el letrado de la acusación particular, Mario Díez, que pide 2.627 años de cárcel, han aludido al “grave riesgo” que, a su juicio, supondría que el acusado pueda volver a publicar material que “reviva el sufrimiento” de sus presuntas víctimas o pueda fugarse. La defensa ha rechazado el riesgo de fuga apelando al “arraigo” de Cabezudo a Donostia, donde viven su mujer y su hija, a que tiene retirado el pasaporte, al tiempo que ha sostenido que “no existe riesgo de destrucción de pruebas”, se ha depositado una “fianza de 400.000 euros”, y no cree que “haya más material de las modelos, ni que se le ocurriera publicarlo” en Internet. El Tribunal dictará un auto sobre la posible prórroga de la prisión provisional antes del 4 de mayo, fecha en la que finaliza la prisión provisional decretada por esta causa.

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