LAB cumple 50 años de sindicalismo con récord de afiliación: entre el independentismo y el centro de trabajo

El sindicato LAB está de cumpleaños. Hace 50 años que empezó su andadura y no es casualidad que dentro de las celebraciones haya incluido conmemorar este Primero de Mayo en Pamplona en único acto a modo de “celebración nacional”, a excepción de una delegación que participará en la concentración de Iparralde. Es toda una declaración de intenciones con la que quieren dejar claro que “aspiran a ir más allá” de lo meramente sindical y que su vertiente política mantiene un gran peso en cada una de sus actividades.

Nacionalista, independentista y socialista, LAB se define como sindicato autónomo -ningún sindicato actual está ya completamente vinculado a un partido político- pero su evolución -y la mayoría de sus postulados- desde que se fundó en otoño de 1974, en el final del franquismo, ha estado ligada directamente a la izquierda aberzale y las distintas organizaciones que la han conformado. Es de las pocas organizaciones del entorno abertzale que no ha estado ilegalizada en algún momento, aunque su exsecretario general, Rafa Díaz Usabiaga, sí pasó por prisión acusado junto a Arnaldo Otegi en el 'caso Bateragune'.

Casi siguiendo la ruta emprendida por EH Bildu, que ha registrado en estas pasadas elecciones su mejor resultado en las urnas, el sindicato LAB vive “un momento dulce” como ellos mismos lo califican, con cifras récord de afiliación con 50.043 afiliados, de los que 39.914 están en Álava, Bizkaia y Gipuzkoa y 9.015 están en Navarra, 565 en Iparralde y otros 549 afiliados en otros territorios de España y Francia. En total su afiliación ha crecido un 24,73% en diez años.

Es en representación el segundo sindicato de Euskadi, con un 19,6%, aunque todavía a mucha distancia de ELA (que tiene un 36,16%) y seguido muy de cerca por CCOO (19,41%), según datos proporcionados por el propio sindicato. En Navarra, no son los sindicatos nacionalistas los que ostentan la mayoría, y LAB ocupa la cuarta posición aunque destacan que cuentan con un 17,95% de representación en la comunidad foral y que es de los que más crece. Más de cuatro puntos en los últimos diez años. El año pasado de hecho el sindicato sumó 113 delegados en Navarra.

Definido como sindicato de contrapoder, pugna en los centros de trabajo por el especio que comparte con el otro sindicato abertzale entre los cuatro más importantes, ELA, con el que en estos momentos tiene rotos todos los vínculos de unidad de acción. ELA acusa a LAB de estar demasiado unido en su actuación a la izquierda abertzale, lo que le hace por ejemplo ser menos beligerante contra el Gobierno de Navarra de María Chivite, que cuenta con el apoyo de EH Bildu o en su día cos las políticas de la Diputación de Gipuzkoa gobernada por Bildu.

LAB ha respondido a las críticas de ELA con descalificativos de “prepotencia” o “soberbia”. “ELA ha buscado imponer su modelo a LAB; se autoproclama como único sindicato de confrontación. Es quien examina la coherencia sindical al mismo tiempo que han buscado y encontrado una vía de interlocución privilegiada con la patronal, principalmente Adegi, para cerrar acuerdos sin movilización. Se han desmarcado de intersindicales con agenda de huelga y movilización, se ha resignado ante el bloqueo patronal en convenios donde tiene mayoría, principalmente en sectores feminizados y precarizados. Y han abandonado el protocolo de respuesta a los accidentes de trabajo que el resto de sindicatos mantenemos”, respondían los coordinadores generales del sindicato Garbiñe Aranburu e Igor Arroyo a ELA en un artículo el año pasado, cuando el enfrentamiento entre ambos sindicatos llegó a su punto más álgido.

No siempre han estado enfrentados. De hecho, ambos sindicatos han tenido fundamentalmente dos intentos de trabajar en unidad de acción: entre 1994 y el año 2000 y entre 2015 y 2020. El primer periodo de unidad arrancó para unir fuerzas en aras a conseguir un Marco Vasco de Relaciones Laborales (MVRL). El 19 de febrero se cumplieron 30 años de la gran manifestación que encabezaron ambos sindicatos nacionalistas marcando un antes y un después en esta reivindicación. Fue la época en lo político del llamado Pacto de Lizarra encabezado por PNV y la izquierda abertzale, entonces Herri Batasuna (HB), que firmaron otros partidos políticos sindicatos, entre ellos ELA y LAB. Cuatro días después de la firma de la declaración de Lizarra ETA anunció una tregua indefinida que rompió poco más de un año después.

La ruptura de esta tregua y lo que ELA consideró poca claridad a LAB a la hora de condenar los atentados -que afectaron también a militantes de este sindicato- dieron al traste con esa época de unidad. El segundo intento ya sin ETA también fracasó por las claras diferencias de estrategia sindical que mantienen en estos momentos ambas centrales, aunque llegaron a convocar juntos una huelga general el 30 de enero de 2020.

LAB es más proclive a cerrar acuerdos sectoriales con otros sindicatos para conseguir convenios, mientras que ELA opta por lo acuerdos de empresa allí donde se siente más fuerte. Y aunque ambos sindicatos se niegan a participar en la Mesa de Diálogo Social con la patronal, el Gobierno vasco y CCOO y UGT, LAB está empezando a revertir su bloque a los organismos sociolaborales y después años fuera, ha vuelto a participar en el Consejo Económico y Social (CES) y en Osalan.

Desde el último congreso en 2022 el sindicato mantiene una dirección colegida entre Garbiñe Aranburu e Igor Arroyo, y ha establecido que siempre uno de los coordinadores generales sea una mujer. Antes, entre 2017 y 2022 fue Aranburu la que dirigió el sindicato en solitario tras sustituir a Ainhoa Etxainde, que fue la primera mujer al frente de un sindicato de clase en Euskadi y que sustituyó a Rafa Díaz Usabiaga. Todos se juntaron sobre el escenario del teatro Euskalduna el pasado día 8 de abril en la primera de las celebraciones de este 50 cumpleaños que tendrá continuidad este miércoles en Pamplona.