Ser lesbiana y activista en el Bilbao de los 80: “De ser un pequeño grupo pasamos a ganar batallas que hoy son derechos”
A finales de los 80 en un bar llamado Amaya, detrás del Teatro Arriaga de Bilbao, dos jóvenes se estaban besando cuando fueron hostigados por un grupo de hombres que se encontraba dentro del bar. En lugar de irse y no volver nunca más allí, al día siguiente juntaron a una treintena de personas y organizaron una besada en la puerta. Chicos besaron a chicos, chicas a chicas y se formó un pequeño caos en el centro de la ciudad. Entre ellos, se encontraba Koldo.
Han pasado más de 30 años, pero Koldo ha vuelto a viajar a esos tiempos en los que sonreía a la cámara de la fotógrafa Elena Sarasola tras una pancarta en la que se leía escrito a mano “Ama como quieras”. Él y dos amigas encabezaron una de las tantas manifestaciones que recorrió las calles de Bilbao para luchar por tener la libertad para ser quienes quisieran ser. “Fueron épocas muy reivindicativas, con mucha pelea en la calle. Salíamos todos los años y todas las semanas porque yo militaba. Esa mani sería del 28 de junio, imagino, tiene que ser el año 86 o el 87. Un conocido me dijo que me había visto y he venido a verme yo”, cuenta Koldo a este periódico.
Mariam no sale en ninguna foto, pero reconoce en ellas a muchas amigas. “Las cosas han cambiado mucho. Ahora en las manifestaciones se va en silencio, pero entonces gritábamos con fuerza y salíamos mucho más que ahora, todas las semanas había algo por lo que protestar”, asegura esta bilbaína.
Y es que la exposición ‘Las manis y el lío. Bollerío y activismo en Bilbao, 1986-1992’ de Elena Sarasola, más que una muestra es un punto de encuentro entre las protagonistas de aquella época y las jóvenes que miran su lucha a modo de ejemplo a seguir. “Ahora también lo tenemos difícil y más si se vive en pueblos. Es difícil juntarse muchas como lo hacíais antes”, se sincera Leire, de 26 años, dirigiéndose a Mariam.
El objetivo de Sarasola era captar lo que había detrás de esas manifestaciones, del movimiento LGTBI, pero en especial del lésbico y mostrar cómo de un pequeño grupo de chicas jóvenes surgía toda una rebelión. “Profesionalmente me dedicaba a la fotografía, trabajaba en el taller de un fotógrafo y cuando caigo con 22 añitos en mitad del movimiento feminista de Bizkaia, en la Asamblea de Mujeres, veo que cada vez que hacíamos una protesta o una mani con todo el trabajo que daba aquello, veía al día siguiente la prensa y decía ‘¿pero esta mierda es lo que han recogido de todo lo que significa esto?’”, explica Sarasola.
Fue entonces cuando decidió que ella misma tendría que ser quien recogiese con sus fotografías la esencia de aquellos días. Sin embargo ese material ha estado oculto durante años en el sótano de la fotógrafa, hasta que ha visto la luz en la galería bilbaína La Taller. “Casualmente en el confinamiento se consiguieron fondos para escanear los negativos y a partir de ahí, Maite con su proyecto de la galería La Taller y Yolanda Martínez, mi pareja y también activista cultural, me estuvieron pinchando para que hiciera una exposición”, bromea.
A la hora de describir aquella época lo hace con tres palabras: intensa, trabajosa y emocionante. Salían a la calle para luchar por sus derechos, pero también los de otras compañeras. “Ser bollera en Bilbao se disfrutaba, pero era muy intenso. Cada semana si no teníamos una mani internacionalista, teníamos una por los derechos de homosexuales, por el trabajo de la mujer, por el aborto, etc. Siempre había algo que reivindicar, siempre había algo que hacer”, explica Sarasola.
‘Las manis y el lío’ coincide en el tiempo con ‘Zutik, Zutik, Zutik’, exposición que recoge la historia del feminismo en Bizkaia entre 1968 y 1994 y que también cuenta con fotografías de Sarasola. “Pensamos que era bueno que las dos exposiciones coincidieran en el tiempo y que esta fuera una nota de ampliación fotográfica de todo aquello”, indica.
Sarasola, que actualmente regenta el café-teatro Badulake, confía en que el movimiento feminista actual ha sabido coger el testigo al de su época. “A pesar de que pudiera parecer hace unos años que en el movimiento feminista no iba a haber un cambio generacional, en los últimos 8 de marzo ha sido tan emocionante ver a tanta gente joven, que pienso que se sigue en la lucha y eso es emocionante. Nos seguimos manifestando y las manifestaciones se siguen haciendo igual”, asegura.
A quienes vayan a ver sus fotografías les aconseja fijarse en la primera foto que se muestra, en la que se ve a un pequeño grupo de mujeres que hace la bajada de Aste Nagusia con la comparsa de Mamiki, de la Asamblea de Mujeres en Bizkaia. “Se ve que es un pequeño grupo, pero yo quiero transmitir que de ese pequeño grupo ha salido tanta lucha, tanto trabajo intelectual, moral, batallas ganadas que hoy en día son derechos. Quiero que eso anime a la gente para que siga en la lucha y que piensen que aunque seamos pocas, podemos conseguir muchas cosas”.
2