Ellas limpian, cuidan más y tienen trabajos precarios: radiografía de los sindicatos vascos ante la huelga feminista
Las mujeres pasan más de 2 horas diarias realizando las tareas del hogar, casi el doble que los hombres. También dedican 4,7 horas diarias al cuidado de menores, 1,2 horas más que los hombres. En el caso del cuidado de personas mayores o dependientes, más de lo mismo: ellas dedican 2,3 horas diarias frente a las 1,7 horas de media de ellos. Y así, una larga lista de tareas que tienen que ver con los “cuidados”, es decir, el cuidado de personas o del hogar, de las que se encargan mayoritariamente ellas: fregar los platos, recoger la mesa, hacer la compra o cocinar.
Con el objetivo de visibilizar y aportar datos sobre algo que durante décadas ha sido relegado al ámbito privado y personal, los sindicatos ELA y LAB han publicado dos informes este lunes. El documento realizado por ELA se titula 'Porque somos feministas: cuidar(nos) es colectivo' y se divide en seis apartados que explican que las mujeres asumen la mayor parte de los trabajos no remunerados, es decir, las tareas del hogar y de cuidados, así como el hecho de que este tipo de servicios están en manos privadas. El informe recoge en un último punto propuestas para acabar con esta problemática.
Las propuestas se basan principalmente en crear un “sistema de cuidados público, universal, gratuito, de calidad y corresponsable”. Para ello, entienden que se deben “publificar los servicios privatizados y subcontratados”. “El objetivo es tener un sistema que ponga en el centro a las personas y al cuidado y no el lucro empresarial, para lo que es necesario desmercantilizar los trabajos profesionalizados de cuidados. La colaboración público privada es un concepto tramposo, que se resume en que las empresas privadas mandan y el sector público las financia, por lo que debe desaparecer”, señala el informe.
En el caso del sindicato LAB, su documento, bajo el título de 'Cuidados. Los trabajos esenciales para sostener la vida se encuentran precarizados', aboga por lograr “un sistema de cuidados público-comunitario”. “El modelo de familia tradicional, la creencia en el amor romántico, ciertas creencias espirituales o la propia organización del sistema socioeconómico, han relegado a la mujer al ámbito privado, han declarado las tareas de cuidados como responsabilidad de las mujeres. El hecho de que el feminismo politice esta realidad y la traslade al ámbito público, ha puesto en marcha un proceso de transformación que obliga a mover en cierta manera el rumbo de las políticas públicas. Precisamente, los inestables pasos a dar en el ámbito de las políticas públicas, así como la escasa voluntad política, además de ralentizar los ritmos de la transformación, han tratado de reubicar la responsabilidad en la mujer (por ejemplo, falta de políticas eficaces para conciliar el empleo y las tareas de cuidado). De esta forma, a la incorporación de la mujer al mercado laboral se le suma la carga de las tareas domésticas que ya le venían impuestas, predominando la doble jornada”, recoge el documento que también incluye cinco puntos sobre los que reflexionar.
A la incorporación de la mujer al mercado laboral se le suma la carga de las tareas domésticas que ya le venían impuestas, predominando la doble jornada
“El modelo de cuidados por el que han optado las instituciones no reconoce el derecho a los cuidados, deja a la mayor parte de las personas dependientes sin atender y otorga a las empresas privadas el servicio a costa de precarizar las condiciones laborales de miles de mujeres en Euskal Herria, muchas de ellas migradas”, ha denunciado este lunes en Bilbao el secretario general del sindicato ELA, Mitxel Lakuntza, durante la publicación de su informe, que incluye datos obtenidos en Euskadi y Navarra. Ante esta realidad, el secretario general ha destacado la importancia de la lucha sindical. “Las huelgas en los sectores de residencias y ayuda a domicilio, algunas superando el año de huelga, han contribuido a visibilizar los problemas de este modelo y han permitido mejorar las condiciones laborales”.
Menos del 10% de las residencias vascas son de gestión pública
Y es que, según el documento de ELA, “de las 434 residencias existentes en Euskadi tan solo 40 (el 9,2%) son de gestión pública. 106 residencias son de titularidad pública pero de gestión privada (el 24,4%) y las 288 restantes (el 66,4%) son privadas”. “De las 46 residencias que el Eustat señala que existen en Bizkaia de titularidad pública, tan solo en 11 existe una gestión pública (3 por parte de la Diputación de Bizkaia y 8 de gestión municipal). El resto son concesiones a empresas privadas. De las 74 residencias de titularidad pública de Gipuzkoa, la gestión pública realmente solo se da en 17 casos (16 a cargo de Kabia y Egogain en Eibar). En estas residencias hay 175 trabajadoras, de las cuales la mayoría, 114, pertenecen a 5 empresas subcontratadas, siendo solo 61 las trabajadoras de la Diputación Foral. En Álava, de las 26 residencias de titularidad pública tan solo 12 son de gestión integral pública (9 de la Diputación y 3 en manos de los municipios)”, revela el informe.
Otro de los datos aportados por el sindicato ELA, es que en 2020, cada persona usuaria de una residencia en Euskadi pagó una media de 16.588 euros por su plaza. “El Gobierno vasco elabora una estadística sobre el pago y el copago de las personas mayores en las residencias. Según estos datos, cada persona usuaria de una residencia pagó en 2020 16.588 euros de media (es decir, el 44% del coste total de la plaza residencial), una cifra que ha subido 2.000 euros en 3 años. Los servicios de atención a la dependencia deberían ser gratuitos, pero la realidad está muy alejada de ello”, denuncian desde el sindicato.
Cada persona usuaria de una residencia pagó en 2020 16.588 euros de media, una cifra que ha subido 2.000 euros en 3 años
A la misma hora y también en Bilbao, la coordinadora general de LAB, Garbiñe Aranburu, también ha hecho públicos los resultados de su informe para concluir que “sin transformar los cuidados, la igualdad es pura retórica”. “Para que todos tengamos un cuidado digno y se respeten los derechos de las cuidadoras, el modelo de cuidados debe transformarse. Debemos entender que la lucha por un nuevo modelo es una clara impugnación del sistema capitalista, heteropatriarcal y colonial y este será, junto con el reparto de la riqueza y la lucha por una transición ecosocial justa, uno de los ejes de la lucha de los próximos años”, han destacado desde el sindicato.
Según los datos aportados en el informe de LAB, “la riqueza generada por las trabajadoras del hogar (trabajo reproductivo) y de los servicios sociales respecto al PIB es del 25,75%, superior a la generada por la construcción (4,20%) o la industria (17,19%)”. Además, un total de 186.800 personas se dedican a las tareas domésticas, de las cuales 164.328 son mujeres lo que supone el 87,97%. “Tienen una semana de trabajo de siete días, 10 horas diarias de trabajo, 72 horas semanales, 170 días completos de trabajo al año. En consecuencia, trabajan medio año”, apuntan.
“Si las mujeres que trabajan en el hogar cobraran el salario mínimo (1.570 €en 14 pagas) supondría un gasto de 3.611.929.440 euros, el 24% del proyecto de presupuestos del País Vasco para 2024. El salario base legal de las empleadas de hogar es de 1.080 euros, aunque son pocos los casos en los que ello se encuentra garantizado, mientras el salario medio del personal de las residencias de mayores es de 1.444,74 euros”, concluyen.
Salir a la calle por “el derecho universal a los cuidados”
Es por ello, que tanto ELA como LAB, además de otros sindicatos, organizaciones y agentes sociales se sumarán a la convocatoria de la huelga general feminista del próximo 30 de noviembre que anunciaron durante el pasado 8 de marzo, a pesar de que la fecha del paro general la darían meses después. El objetivo del movimiento feminista es reivindicar en Euskadi y Navarra “el derecho universal a los cuidados y que dejen de ser un negocio”. “Vamos a salir a la calle por un sistema de cuidados público y comunitario, por la construcción del derecho colectivo al cuidado. Contra la privatización y mercantilización, en defensa de los derechos de las mujeres que vivimos en condiciones inaceptables realizando las tareas de cuidado y en sectores feminizados, para exigir responsabilidad a quienes mantienen el sistema actual. Se trata, en definitiva, de una lucha por unas vidas dignas, por el derecho a ser cuidadas a lo largo de toda la vida y a cuidar con igual compromiso”, han anunciado desde el Movimiento Feminista de Euskal Herria, que engloba asociaciones feministas de distintos pueblos y ciudades.
Para ello, lo que buscan es “provocar cambios” en el actual sistema de cuidados hacia un modelo “público y comunitario” que materialice el “derecho objetivo al cuidado que pondrá las vidas de todas en el centro”. “Paso a paso, venimos a revolucionar el actual sistema de cuidados”, han concluido desde el movimiento feminista, tras asegurar que su lucha es una lucha por “la dignidad” de las personas y “a favor de un derecho colectivo de al cuidado”.
0