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Un mes desde que Urkullu auguró el fin de la ola: 157.000 positivos y un 97% más de ocupación hospitalaria

Urkullu, con Chivite en Pamplona el 10 de diciembre de 2021

Iker Rioja Andueza

9 de enero de 2022 21:31 h

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“Quizás podríamos estar -a la luz de los datos de hoy y a pesar de los incrementos en la incidencia acumulada- albergando la esperanza de estar atisbando un cambio de tendencia”. Con estas palabras, el lehendakari, Iñigo Urkullu, solemnizó hace ya un mes un deseo sobre la evolución de la COVID-19 en Euskadi: veía cerca el pico de la ola. Lo hizo, además, en un escenario singular. Fue en Pamplona, tras una cumbre con la presidenta navarra María Chivite y en un día en que las inundaciones arrasaron importantes zonas del territorio. ¿Qué ha ocurrido desde entonces? Al pronóstico del lehendakari le ha seguido la mayor escalada de contagios de toda la pandemia y en los hospitales vascos ya hay más ingresos que nunca desde el confinamiento, a falta de que este lunes se actualicen los datos. Este jueves un dato mostraba que casi el 5% de toda la población de Gipuzkoa se había infectado en la semana anterior. En cifras, al menos ha habido 157.000 positivos y la presión asistencial ha crecido un 97%.

A mediados de diciembre, Euskadi acumulaba ya dos meses de subida continuada y sostenida de los casos de coronavirus. Con Navarra, venía liderando los datos de incidencia de España. Era una ola que, desde el inicio, ya estaba generando más presión en la red hospitalaria que la de verano. Dos informes internos, uno de noviembre y otro de diciembre, estaban alertando -además- de que el volumen real estaba “infradiagnosticado”. Ese viernes Euskadi cumplía una semana en emergencia sanitaria, la tercera de la pandemia. Sin embargo, a la declaración no le siguieron restricciones y el puente de la Constitución y de la Inmaculada se celebró con la sola novedad de la exigencia del pasaporte COVID en algunos restaurantes grandes y en el ocio nocturno. Es más, en Pamplona Urkullu reiteró que no tenía previsto anunciar nuevas medidas confiado en ese cambio de rumbo. Las primeras decisiones no llegaron hasta la semana de Nochevieja, con una rebaja de los aforos al 60% como norma general y un cierre horario a la una de la madrugada.

¿Qué llevó a Urkullu a realizar esa previsión? El R0 -que mide cuántos casos origina cada infectado- estaba rozando el valor de 1. Si se sitúa por debajo supone que la cadena de contagios se empieza a contraer. Aquel 9 de diciembre marcó su valor más bajo en meses, 1,05. Pero también es cierto que nunca ha dejado de estar por encima de la barrera crítica, tampoco en aquel momento. Además, el lehendakari destacó que la administración de vacunas de refuerzo estaba ampliándose y que quedaban días para empezar a vacunar a los menores de 12 años, como así fue. Con todo ello encima de la mesa, Urkullu recalcó por dos veces su “esperanza” en un “cambio de tendencia”.

“Vamos a esperar hasta el martes”, emplazó a los periodistas tras esta afirmación. ¿Y qué sucedió el martes? La consejera de Salud, Gotzone Sagardui, anunció que ya se habían secuenciado los seis primeros casos de la variante ómicron del Sars-Cov-2, un dato que iba a cambiar de raíz el escenario. En verdad, un informe interno ha mostrado que el Gobierno vasco ya conocía la llegada de ómicron desde el 5 de diciembre, aunque no se mencionó hasta ese martes 14 de diciembre. La última referencia es que supone ya el 80% de los virus circulantes y que es la nueva variante dominante.

Los datos -a falta de actualizarse lo ocurrido desde el jueves- muestran a las claras que Urkullu erró en su pronóstico. Esa jornada fue la primera de una serie de máximos diarios de positivos que se han ido sucediendo: 2.118 positivos. El lehendakari no conocía ese dato, pero sí el de la jornada anterior, 1.720. La incidencia acumulada estaba en 827 casos por cada 100.000 habitantes en 14 días, un nivel similar a los máximos de otras olas, aunque en Gipuzkoa ya estaba por encima de 1.200. En cuanto a la situación hospitalaria, en la jornada anterior 55 personas ingresaron con COVID-19 en los hospitales vascos, que tenían una ocupación total de 381 pacientes. 72 de ellos estaban críticos en la UCI.

Un mes después, el nuevo récord de positivos está en un umbral siete veces mayor, 14.063 en 24 horas. Sin los datos de los últimos días, 157.000 personas se han contagiado este mes, más que los casos confirmados en todo 2020. Cada seis segundos se infecta una persona en algunos días. La incidencia acumulada está en vigor 5.761,80 puntos. En la pandemia se ha considerado como de riesgo todo lo que supere los 60 y como alerta roja lo que esté por encima de 400-500. En los hospitales son 753 los ingresados (un 97% más), 122 en UCI (69%). La media de hospitalizaciones diarias es de un centenar, con un tope de 135 este martes.

Se da la circunstancia de que no es la primera vez que un portavoz del Gobierno emplea la palabra “esperanza”. El 17 de marzo de 2020, recién empezado el confinamiento, y cuando casi no se hacían pruebas diagnósticas para conocer el alcance real de la pandemia -en estos días también en este apartado se están batiendo todos los registros-, la entonces consejera Nekane Murga dijo ante los medios que en vista de los datos había “esperanza” ante la “estabilización” de la curva de contagios. En aquel día se notificaron 38 positivos y 53 ingresos. Ahora, el mensaje oficial de la consejera de Salud es que no hay previsión de fin de la ola. Sagardui añade siempre que ojalá se equivoque pero que no aprecia ningún indicador en positivo. El R0, por ejemplo, marcaba 1,30 el último en que se ofreció el dato.

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