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Misterio resuelto: el deudor que pagó a la Hacienda de Álava con 'goyas' y otros cuadros era el empresario Juan Celaya

Una exposición con grabados de Goya

Iker Rioja Andueza

Vitoria —

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La consejera de Gobernanza, Administración Digital y Autogobierno, María Ubarretxena, ha desvelado el misterio: el gran deudor con la Hacienda foral de Álava que motivó el pago en especie con cuatro series completas de grabados de Francisco de Goya y otras decenas de cuadros, algunos de gran valor como el tríptico de la Guerra Civil de Aurelio Arteta, era el propio Juan Celaya. Aunque era un secreto a voces, porque los cuadros habían sido suyos y era un gran coleccionista, un documento oficial del Gobierno vasco firmado por Ubarretxena y entregado al Parlamento autonómico a finales de octubre a instancias de EH Bildu apunta directamente al empresario fallecido en 2016 como el moroso, un dato que la Diputación había guardado bajo siete llaves agarrándose a la confidencialidad de los expedientes tributarios.

La secuencia definitiva de la incorporación al patrimonio público de esta gran colección de obras de arte, unos hechos adelantados por este periódico, queda ahora ya totalmente despejada. La propiedad de las piezas, cuya última estimación fue de 4,3 millones de euros, pasó tras la muerte del dueño de industrias como Cegasa o Tuboplast a la fundación con su nombre, aparentemente sin ánimo de lucro e instituida en 2007 para la promoción del euskera y de la cultura vasca. Era imposible que la fundación fuera la morosa ya que no está sujeta al impuesto que se liquidó, el de Patrimonio. O era Celaya el deudor o los cuadros habían sido traspasados a un tercero, una operación de dudoso encaje legal.

Sin embargo, se conoce ahora que en febrero de 2021 esta entidad informó al Protectorado de Fundaciones del País Vasco, dependiente del Ejecutivo autonómico, que había heredado tanto el material como una “deuda”. Y le adelantó ya que valoraba deshacerse del patrimonio para saldarla. Fue en el ejercicio 2022 cuando finalmente se hizo entrega de la colección. Este proceso fue paralelo a una cesión de la Fundación Celaya al museo de Bellas Artes de Álava, también dependiente de la colección, para la exhibición temporal de algunas de las obras.

Ubarretxena, en su respuesta a la solicitud de información del parlamentario de EH Bildu Gorka Ortiz de Guinea, el mismo que preguntó por la historia de los cuadros a la Diputación ya que también tiene escaño en las Juntas Generales de Álava, desliza también que la Fundación Celaya no ha operado con total transparencia en los últimos años y, de hecho, ha llegado a quedar excluida de la posible obtención de ayudas públicas. En concreto, esta entidad no ha presentado con diligencia sus cuentas anuales de modo habitual. Por ejemplo, “presentó las cuentas anuales de 2021 tras la resolución de cierre registral”. En concreto, lo hizo en febrero de 2024, pocas semanas antes de que se destapara públicamente el asunto de los cuadros. Las de 2022 las entregó en mayo de este año, entonces sí con todo el foco sobre ella. No consta que se hayan registrado las de 2023. Las medidas aplicadas por estos retrasos, según Ubarretxena, son la “imposibilidad” de realizar trámites más allá de las “excepciones legales” y, sobre todo, la “imposibilidad de obtener subvenciones o ayudas públicas”.

Unas piezas millonarias

La historia de los grabados de Goya y de los cuadros de Arteta y otros artistas trascendió el 1 de abril. La relevancia del caso es triple. Por un lado, el valor artístico del patrimonio es incuestionable. Solamente el tríptico de Arteta, por ejemplo, está valorado en 1,2 millones de euros. Ha llegado a ser exhibido en el Guggenheim como pieza coetánea al 'Guernica' de Pablo Picasso, con quien comparte temática. Y las cuatro colecciones completas de copias originales de las principales series de grabados de Francisco de Goya ('Los desastres de la guerra', 'Tauromaquia', 'Caprichos' y 'Los proverbios' o 'Los disparates') alcanzan un valor de 1,5 millones también. Por otro lado, Celaya era un personaje muy relevante de la vida social vasca. Y, finalmente, los 4,3 millones de dación en pago representaron el 20% de los ingresos totales por Patrimonio del ejercicio 2022 en la Hacienda de Álava, de las más pequeñas de Europa, y podrían aventurar un patrimonio oculto no declarado por encima de los 250 millones de euros, ya que el tipo máximo es del 2,5%.

Muchos de los cuadros —y entre ellos las piezas más relevantes de la colección— ya estaban en la práctica en manos del Museo de Bellas Artes tras el convenio de 2018. El museo, por ejemplo, ya venía exhibiendo el tríptico de Arteta antes de hacerse con su plena propiedad. Uno de los puntos que criticó la oposición, que denunció el “oscurantismo” de la Hacienda de Álava en esta operación, es que hace seis años se tasó la colección a un precio muy inferior al que luego ha resultado para liquidar la deuda fiscal. En cifras, inicialmente se fijó un precio de 191.000 euros para los grabados goyescos y ahora se ha sabido que valían casi diez veces más. El tríptico de Arteta también subió en 0,2 millones.

En el verano, el área de Cultura de la Diputación destacó la relevancia “cualitativa” de esta colección de arte. En junio había siete piezas de esas expuestas al público en la pinacoteca de Vitoria, incluido el Arteta como joya de la corona. Estaba previsto que seis más quedaran restaurados definitivamente “en otoño”. Igualmente, se explicó que los equipos técnicos iban a “intervenir” en tres de las cuatro series de grabados de Goya. Se apuntó también la importancia de tres tallas de madera, una de ellas del siglo XIII.

El asesor artístico de la Fundación Celaya afirma desconocer los detalles de esta operación. La entidad, como tal, no ha atendido a las llamadas de este periódico. Cuando se conoció la noticia se limitó a reseñar que no tenían deudas fiscales.

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