La vida se detiene en Zaldibar tras el derrumbe del vertedero: información con cuentagotas, parques sin niños y cancelación del Carnaval

“Antes no salíamos ni en el mapa y ahora estamos en todas partes”, comenta Paco señalando la televisión que hay en el bar El Encuentro, de Ermua, a dos kilómetros del vertedero de Zaldibar. En las imágenes, un reportero relata cómo está la situación en la zona afectada a primera hora de la mañana del día 12 tras el derrumbe. “Ni que lo digas, a mí la tele me grabó el otro día cuando estaba en mi casa abriendo una ventana”, le responde otro vecino.

No es un martes cualquiera en esta pequeña localidad vizcaína de no más de 16.000 habitantes. Las ventanas de las casas, en su mayoría, están cerradas, cumpliendo a rajatabla las medidas de prevención que los vecinos llevan acatando desde el pasado viernes, cuando el Gobierno vasco determinó que el incendio provocado tras el derrumbe del vertedero en el que dos trabajadores siguen sepultados, no se trataba de un simple incendio, sino que había causado la presencia de dioxinas y furanos en el aire, por lo que decidieron tomar una serie de medidas cautelares. Las indicaciones del Ejecutivo vasco fueron claras: no abrir las ventanas y no realizar deporte al aire libre, sobre todo de noche. Remarcó, incluso, dentro de la población un colectivo vulnerable: los niños y las embarazadas.

Ocho días después, un colegio sin niños en el patio

El pasado lunes, 10 de febrero, tres días después del derrumbamiento y con el incendio activo, los alumnos de la escuela pública San Lorenzo a menos de un kilómetro de la entrada al vertedero, correteaban arriba y abajo del patio exterior con total normalidad. Un cartel en la escuela firmado por el alcalde, Juan Carlos Abascal, trataba de tranquilizar a sus habitantes asegurando que se les va a informar en todo momento “si apareciera algún indicador” que les llevase a pensar que puede llegar a haber “algún peligro para la población”, pero que por el momento “la calidad del aire se mueve dentro de los parámetros normales”.

Ocho días después, el panorama es totalmente diferente. El patio exterior del San Lorenzo, a la hora del recreo, estaba completamente vacío. En la puerta principal, en lugar del cartel tranquilizador, había otro que decía que “toda la actividad escolar del alumnado de Educación Infantil y Primaria se llevará a cabo en el interior de los edificios y en el gimnasio. No se impartirán las actividades de Educación Física, a excepción del cursillo de natación”.

Marimar y Nuria son dos monitoras del comedor de la escuela. Se encargan de estar con los niños durante la hora de comer y de estar con ellos desde las 12:30 hasta las 14:30 que vuelven a las clases. Cuentan a eldiario.es, cómo, en lugar de dejarles jugar en el patio exterior tienen que mantenerlos “encerrados en el gimnasio o la biblioteca”.

“Ayer bien, porque llovía, pero hoy hace bueno y están agobiados, inquietos, no sabemos qué hacer”, comenta Marimar. Las dos estuvieron trabajando la semana anterior con total normalidad. “Estuvimos respirando ese aire, hubo un día que el humo bajó y olía fatal, no se podía respirar y nos parecía raro, pero claro, como no sabíamos nada, estábamos más tranquilas. Ahora vemos que no, están jugando con nuestra salud”, cuenta esta trabajadora, preocupada.

“Mira, el agua también está contaminada”. Nuria enseña un mensaje de WhatsApp que acaba de recibir. “No tienen ni ellos la información, ni el Ayuntamiento sabe. El Gobierno vasco esconde algo”, Marimar intenta calmar a Nuria diciéndole que en la reunión que tuvieron ayer los vecinos con los responsables técnicos y el Gobierno vasco les aseguraron que la calidad del agua que llegaba a las casas era buena. “El problema es el aire”, insiste Marimar, “la gente que llega de otros sitios no nota el olor, pero yo, que vivo aquí al lado del colegio no noto nada”, asegura.

A la salida del colegio, los padres y madres cuentan que no saben dónde llevar a los niños, que están inquietos por no haber estado al aire libre en todo el día. Algunos, llevan a sus hijos a un parque cerrado, que abrieron para los días de lluvia, que hay en la zona. Visto lo visto, en el colegio están planteándose si la situación va para largo, dejar el gimnasio abierto durante las tardes, para que los niños puedan jugar protegidos al salir de clase.

“Con dinero no se paga la muerte”

Antonio Fernández lleva 48 años viviendo en Ermua, en una de las casas del barrio San Lorenzo, junto al colegio. Es de los pocos vecinos que lleva mascarilla para pasear por el pueblo “yo no me arriesgo, por eso voy así”, señala. Antonio no quiere que le saquen fotos ni que le graben la voz, pero tiene mucho que contar:

“Yo sabía que venían camiones desde Alemania. Cuando decidieron hacer el vertedero, el casero que era dueño de las tierras al principio no quería vender, pero luego le enseñaron el dinero, y ya sabes. Son millonarios, esto que ha pasado también lo taparán con dinero, pero con dinero no se paga la muerte”, asegura Antonio, que sonríe y no responde al preguntarle a quién se refiere cuando dice “son millonarios”.

Antonio tiene una hija y una nieta de seis años, que estudia en un colegio más apartado, pero “puede sufrir igual”.“¿Quién va a pagar el daño que nos están haciendo? Si uno de los chicos que sigue ahí enterrado denunció días antes que eso se iba a caer y nadie le escuchó”, lamenta este vecino.

La información, con cuentagotas

Las noticias en Ermua y Eibar llegan con cuenta gotas. A lo largo del día los vecinos han recibido cuatro noticias: la primera, que los bomberos han logrado sofocar el incendio; la segunda, que la calidad del agua que llega a sus casas no se ha visto perjudicada, pero que la Agencia Vasca del Agua ha detectado que en la regata de Aixola y en el río Ego el agua contiene amonio y metales; la tercera, que el Gobierno vasco ha levantado la recomendación de no consumir alimentos producidos por los caseríos ubicados en los alrededores del vertedero; y, la cuarta, que de momento, el Ayuntamiento de Ermua ha suspendido las actividades previstas para este jueves y viernes con motivo del Carnaval -el Ayuntamiento de Eibar las suspenderá el jueves, pero por lo pronto no ha confirmado nada para el viernes ni el fin de semana-.

La noticia de que los alimentos producidos en los caseríos están en buen estado ha alegrado a José Antonio, uno de los dueños de un caserío en Eitzaga, el barrio de Zaldibar más cercano al vertedero. Para comprobar la calidad de un grupo de expertos tomó muestras del suelo de los caseríos de la comarca -entre ellos el de José Antonio- a 30 centímetros de profundidad, además de muestras de pasto para el ganado y de frutas y verduras.

“Llevaba más de 10 días sin poder atender la huerta, pero ya nos han dicho que todo está bien”, ha indicado, este casero. La mujer de José Antonio estaba barriendo la entrada de la casa cuando vio desplomarse el terreno del vertedero. “Ahí había tres casetas en las que trabajaban. Ahí estaba uno de ellos, cuando pasó todo. Consiguió avisar a su sobrino, que saltó del camión y pudo salvarse”, añade José Antonio, señalando la ladera que hay en frente de su casa. Desde allí, puede ver un poste metálico partido por la mitad que dejó los pueblos de la zona sin luz durante unas horas y los restos del incendio dentro del vertedero.

La noticia referente a la cancelación de los Carnavales en Ermua y Eibar ha alarmado a jóvenes y comerciantes. Los propietarios del restaurante chino Hongyun, el único abierto en los alrededores cercanos al vertedero, en Ermua lamentan lo ocurrido “por los dos hombres que aún no han aparecido”, pero también por los negocios de la zona. “Estamos teniendo un mes malo, primero se fue la luz y no pudimos abrir en dos días, y ahora la gente no sale a comer ni cenar, prefieren quedarse en casa”.

La situación en los bares de Eibar es similar. Los domingos son unos de los días que los vecinos más frecuentan los bares de la zona “sobre todo a la hora del vermú” comentan dos vecinas de esta localidad de más de 27.000 habitantes. Sin embargo, la apariencia del pueblo el pasado domingo era desoladora, en lugar de quedarse, muchos de ellos optaron por irse a pasar el día a ciudades cercanas como Bilbao o Vitoria o, simplemente, no salir.

Eibar y Ermua se quedan sin Carnaval

Eibar ya estaba preparada para la fiesta. Una carpa gigante ocupa la mayor parte de la plaza del pueblo, en la que se esperan realizar las actividades propias del Carnaval. Sin embargo, el Ayuntamiento ha lanzado un comunicado en que decide no celebrar la fiesta que tendría lugar el próximo jueves: “En concordancia con las decisiones que está adoptando la comunidad educativa, seguir las recomendaciones dadas por Salud Pública de la Consejería de Sanidad del Gobierno vasco”, reza el comunicado.

Para el jueves estaba previsto un desfile de disfraces, además de una serie de actividades, en especial para niños. Aitziber y su cuadrilla, de entre 20 y 21 años, prefieren salir el sábado: “El jueves es el día en el que salen los niños y como están en los colegios así prefieren no salir, pero nosotras vamos a salir el sábado como si nada y creo que todo el mundo piensa igual”, asegura la joven. 

Gorka pasea su perro por el centro del pueblo y coincide con Aitziber en que “la mayoría de los jóvenes va a salir de fiesta”. Para este joven lo más probable es que trasladen el desfile del jueves al martes, día de Carnaval. Sin embargo, el consistorio ha sido firme: solo se trasladarán las actividades en caso de que se levanten esas recomendaciones por Salud Pública de la Consejería de Sanidad.

En el caso de Ermua, la decisión de no celebrar Carnaval se extiende hasta el viernes. En ambos municipios, si se mantienen las recomendaciones, “se suspenderían todas las actividades de Carnaval organizadas por el Ayuntamiento”, pero esperarán hasta el jueves para decidirlo, cuando Salud Pública del Gobierno vasco dé los resultados correspondientes a los análisis de la calidad del aire de estos días. 

“El Gobierno vasco se ha convertido en parte del problema”

Mientras el lehendakari, Iñigo Urkullu, reconocía ante la diputación permanente que en la gestión de la crisis de Zaldibar hubo “errores”, la plataforma Zaldibar Argitu (Esclareced Zaldibar), creada a partir del derrumbe, se ha manifestado frente al Parlamento Vasco por “la confusión y las mentiras que el Gobierno vasco ha ido repartiendo tras el derrumbe” algo que, lo convierte, según Gaizka Zabarte, uno de sus miembros, en “parte del problema”.

“Hace falta saber en qué condiciones han estado trabajando los empleados del vertedero; también los que intervinieron en los primeros momentos del rescate. Hay que saber la afectación a la salud de todos los pueblos de la zona. Ahora la prevención abarca un radio de cinco kilómetros, pero nos tememos que se ampliará. Y hay que determinar las responsabilidades de la empresa y del Gobierno vasco”, ha denunciado.

Durante la manifestación, Zabarte también ha asegurado que no se fía de las informaciones “que va soltando el Gobierno vasco” y apunta a un problema de fondo destapado con el derrumbe del vertedero: los vertidos incontrolados y la falta de control. “Si la gestión de los residuos se deja en manos privadas para que sea un negocio, al final pagan los trabajadores y la población con su salud. Es un disparate que la gestión de los residuos sea una negocio privado”.

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