Novaltia no cede tras más de 1.000 días de huelga y no ve “normal” que la plantilla aspire a 24.000 euros
“La huelga más larga de Europa”. Así lo anuncian en sus redes sociales y carteles los trabajadores de la cooperativa de distribución farmacéutica Novaltia que cuentan más de 1.000 jornadas de paro ininterrumpido para lograr un convenio que mejore las condiciones laborales de la plantilla. El comienzo de su conflicto con la dirección de la empresa, se remonta a julio de 2019 y tras casi tres años, ninguna de las partes ve cerca su final. Con las negociaciones rotas, ambas partes protagonizan un duelo en los tribunales que por el momento suma 14 sentencias judiciales y, ninguna de los dos prevé que sean las últimas.
La principal cuestión que exige el comité de empresa, cuyo único sindicato es ELA, es una mejora salarial de la plantilla, debido a que con el acuerdo alcanzado en el convenio que tienen -firmado en 2014- los nuevos trabajadores realizando el mismo trabajo, cobran un 35% menos que el resto. Un salario que ronda los 16.000 euros. “En 2014 mucha gente se jubiló y nos dejaron en la estacada porque firmaron un acuerdo en el que ellos se salvaban su jubilación, les pagaban el 100% de ésta, siempre y cuando aceptaran bajarse los sueldos los últimos dos o tres años de trabajo. Al aceptar ese acuerdo, todo aquel que entrase en la empresa después cobraría el salario del convenio estatal, más bajo que los que ya estaban en plantilla, que habían conseguido una mejora de un 35% del salario base”, detalla a este periódico Ibai Carranza, delegado de ELA.
“Pedimos tener un convenio propio, que el grupo de trabajadores que cobran 16.000 euros brutos anuales se equipare con los que están por encima, porque hacen el mismo trabajo y recuperar el poder adquisitivo que hemos perdido durante tantos años, porque llevamos arrastrando problemas económicos desde el último convenio, que data de 2014. También pedimos que no externalicen una de las funciones principales que realizamos, porque eso supondría ocho puestos menos de trabajo y que no despidan, porque desde hace tiempo se han quitado la careta diciendo que sobra gente”, sostiene.
Además de trabajar las 40 horas semanales en Novaltia, yo me tenía que pluriemplear para llegar a fin de mes. Entre pagar la hipoteca, la luz, el agua, etc...vivía al día
Según lamentan los trabajadores, la dirección de la empresa solo les ha lanzado una primera propuesta, realizada al principio del conflicto, que contempla un aumento del salario de los trabajadores, pero en pluses, no en salario fijo. Algo con lo que la plantilla no está conforme.
Desde la empresa, el abogado y director de calidad y RRHH de Novaltia, Rafael Rodríguez, reconoce a este periódico que la subida que ofrece la primera y única oferta realizada por la dirección, que, según afirma, supone un 20%, se basa en “complementos salariales”. “Con las mejoras salariales que la empresa ha puesto en marcha, el salario más bajo se coloca por encima de los 20 mil euros brutos al año. Los huelguistas se han enrocado en sus posiciones de imposible asunción, ya que suponen el cierre de la empresa (en todos sus centros de trabajo, no solo en Bizkaia) en el medio plazo. Piden un imposible: ¿Alguna empresa puede subir los salarios en un 60%? ¿Es normal que el trabajador que menos cobre de una empresa, nada más entrar, sin cualificación de ningún tipo, sin responsabilidad alguna y por 7 horas y media de un trabajo, limpio y fácil, cobre 24 mil euros brutos al año? Desde luego, en nuestro sector, eso no ocurre. Novaltia no puede asumir esas pretensiones”, critica.
Dos de las trabajadoras que se incorporaron más tarde que el resto a la plantilla, y por tanto, han estado hasta ahora cobrando 16.000 euros brutos anuales, según indican, son Janire y Helka. Janire, madre de un niño, confiesa que con su salario le costaba mucho llegar a fin de mes. “Tengo un niño y la carga económica máxima la lleva mi marido, sin su sueldo no podríamos hacer nada, porque con el mío de 926 euros al mes no te puedes emancipar. A veces pienso que para qué voy a seguir trabajando en una empresa que no mira por mí. Lo que queremos es trabajar y tener una vida normal como el resto de personas, no seguir todos los días en una huelga. La conciliación en esta situación es muy complicada para los que tenemos niños, son muchas horas en la calle o delante de farmacias, entonces, hay gente a la que le ha podido la situación”, explica a este diario durante la concentración por el día de huelga 1005 frente a una farmacia del centro de Bilbao.
¿Es normal que el trabajador que menos cobre de una empresa, nada más entrar, sin cualificación de ningún tipo, sin responsabilidad alguna y por 7 horas y media de un trabajo, limpio y fácil, cobre 24 mil euros brutos al año?
El caso de Helka es parecido. Ella entró el mismo día que Janire a trabajar a Novaltia y recibe el mismo sueldo. “926 euros a mí me suponen tener que pluriemplearme. Además de trabajar las 40 horas semanales en Novaltia, yo me tenía que pluriemplear para llegar a fin de mes. Entre pagar la hipoteca, la luz, el agua, etc...vivía al día. Vivir con el sueldo de Novaltia es básicamente sobrevivir”, lamenta la trabajadora.
La empresa ha instalado recientemente un almacén robotizado en Lezama, que, según detalla Rodríguez, “funciona muy bien con pocos trabajadores”, por lo que la huelga, que actualmente secundan 17 trabajadores -16 de producción y un informático- de una plantilla de 43 trabajadores en las instalaciones de Bizkaia, 21 de los cuales son administrativos, comerciales y jefes, “no impide servir a las farmacias”.
“Actualmente en el almacén están trabajando unas seis personas por lo que, en nuestra área, el seguimiento de la huelga es de alrededor del 80%. Parece mentira que una empresa que se ha gastado 12 millones de euros en renovar un almacén totalmente robotizado nos tenga cobrando 926 euros. Es de vergüenza, si tenemos en cuenta todo lo que han ganado, están ganado y ganarán en el futuro. Es un sector con mucho poder”, explica la trabajadora de Novaltia, cuya página web refleja que cuenta con 314 millones de euros de facturación total por el trabajo de sus plantas en Zaragoza, Lezama-Zamudio, Zaratamo, Vitoria y Calatayud.
14 sentencias judiciales con condenas “irrisorias”
Puesto que la mesa de negociación entre el comité de empresa y la dirección lleva meses estancada, el conflicto actualmente se refleja en los tribunales, con cerca de 14 sentencias judiciales. A pesar de que muchas de ellas son a favor de los huelguistas principalmente por vulnerar el derecho a la huelga de los trabajadores, las condenas a pagar por la empresa “son irrisorias y no perjudican a su economía”. Una de las últimas sentencias, que obliga a pagar más de 35.000 a los trabajadores por imponer vacaciones y sustituir a quienes secundan la huelga por personal de ETT en el año 2020, no fue suficiente para ellos. “Está muy bien que la Justicia nos de la razón, pero consideramos que ese dinero para una empresa como esta no supone nada. Ellos están vulnerando nuestro derecho a huelga con sustituciones, deslocalización de mercancía y les demandamos para que se les castigue y eso les obligue a ceder”, argumenta el delegado de ELA, que asegura que la esperanza de los trabajadores para finalizar el conflicto se basa, por el momento, en las sentencias que obtengan por parte de la Justicia.
¿De qué vale después de haber estado tanto tiempo irme ahora si después va a entrar otro cobrando la miseria que estoy cobrando yo?
La empresa, sin embargo, confía en la Consejería de Trabajo del Gobierno vasco. “Actualmente, estamos en un procedimiento de mediación abierto por la Consejería de Trabajo y tenemos muchas esperanzas en ese procedimiento, pero creemos que todavía estamos lejos de la solución al conflicto, ya que los huelguistas, aunque parece que ya no son tan firmes en alguna de sus principales posiciones, siguen manteniendo muchas de sus pretensiones de imposible asunción por la empresa”, apunta Rodríguez.
Según lamentan los trabajadores, en todo momento se han sentido “poco apoyados” por el Departamento de Trabajo del Gobierno vasco, que ha realizado “dos inspecciones” en lo que va de conflicto y “en todo momento, avisando antes a la empresa”. “Dos veces ha ido Inspección de Trabajo desde los 1005 días que llevamos de huelga a ver la empresa. No hemos tenido apoyo por su parte, nuestra impresión es que nos han saboteado. Llevamos casi tres años de lucha. Inspección de Trabajo no ha hecho su trabajo, porque la última inspección se realizó con la empresa y le ha vendido lo que ha querido. Esperamos que las sentencias salgan a nuestro favor y obliguen a la empresa a sentarse a negociar”, explica José Antonio, otro de los trabajadores de Novaltia que secunda la huelga.
Durante estos años, algunos de los huelguistas han decidido abandonar la lucha, bien por las salidas incentivadas propuestas por la empresa, por la presión o por la oportunidad de acceder a un mejor empleo. No es el caso de los 17 que cada día siguen manifestándose frente a las farmacias de Bizkaia. “Juegan al desgaste. Cada vez que sale una sentencia a nuestro favor la recurren, ofrecen salidas incentivadas que nadie está dispuesta a coger porque ¿de qué vale después de haber estado tanto tiempo irme ahora si después va a entrar otro cobrando la miseria que estoy cobrando yo? Hay que aguantar sea como sea y, si nos quieren echar, por lo menos tenemos que conseguir unas condiciones dignas para los que entren después”, asegura Janire.
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