Pilar vive en un cuarto sin ascensor en Otxarkoaga, un barrio de Bilbao. Al ser una persona de la tercera edad, forma parte de ese grupo de personas más vulnerables al coronavirus que no deben salir de casa ni para hacer la compra. A pesar de ello, ni un solo día le falta la comida gracias a chicos como Moha, Musta y Mohsin, que cada día acuden al mercado del barrio y de forma gratuita entregan los pedidos que previamente han realizado por teléfono, tanto Pilar como el resto de personas mayores que viven por los alrededores.
“Es algo maravilloso”, indica Pilar con una sonrisa de oreja a oreja al recibir el pedido de manos de Moha. Se toman las medidas de seguridad muy en serio. El resto de chicos dejan uno por uno las bolsas de fruta, verdura, carne y pescado en el suelo, para evitar el contacto con la mujer. Solo uno de ellos, Moha, es quien le entrega una de las bolsas en la mano y recibe el dinero en una bolsa de plástico con cierre, que después entregará a los distintos puestos del mercado municipal de Otxarkoaga.
Se trata de una iniciativa creada por la asociación Tendel, que ofrece un techo a jóvenes magrebíes que ya han cumplido la mayoría de edad y, por tanto, deben abandonar las casas de acogida. De esta manera, los chicos, al cumplir los 18 pueden compartir habitación por el simbólico precio de 80 euros, pero a cambio tienen la obligación de trabajar o estudiar y además colaborar con iniciativas del barrio, ya sea ayudar a personas mayores o implicarse en actividades sociales o culturales.
“Solemos llevar comida del mercado todos los días. Antes del coronavirus lo hacíamos una vez a la semana, pero ahora lo necesita más gente. Se les ve en la cara cómo lo agradecen cada vez que nos abren la puerta. Ellos necesitan ayuda y siempre que podamos ayudar vamos a estar para ellos”, señala Mohsin.
Mohsin tiene 26 años y lleva 14 años viviendo en Bilbao. Él es quien se encarga de organizar a los chicos más jóvenes, de poco más de 18. Les habla a través de un grupo de WhatsApp que tienen para organizarse e ir a recoger y entregar los pedidos en una furgoneta. Cada día se van turnando entre los 15 jóvenes -ya habituales y conocidos en el barrio- que además de ayudar en estas labores, forman parte del equipo de fútbol sala C.D. Otxartabe.
El consumir y entregar producto local y del mercado de abastos también es una decisión para garantizar el bienestar del pequeño comercio del barrio en tiempos de confinamiento. “Las personas están encantadas con el servicio, además para nosotros es estupendo, porque todo lo que entregan son productos del mercado. Así, pueden seguir consumiendo nuestro producto y no tienen que venir hasta aquí”, indica Sheila, encargada de la pollería.
En un día pueden llegar a entregar hasta 40 pedidos. Empiezan a las 13:00 de la tarde y, depende de cómo haya sido la jornada, terminan a una hora u otra. Antes del estado de alarma, contaban con una serie de condiciones para este tipo de pedidos, como un horario limitado o la condición de que las compras sean superiores a los 20 euros -contando con todos los puestos del mercado-. Normas, de las que dada la situación actual, han decidido prescindir. La única premisa que tienen ahora es que ninguna persona se quede durante el confinamiento sin comida en casa.