Han transcurrido prácticamente veinte meses desde que se diagnosticara en Euskadi el primer caso positivo de COVID-19. Las comparecencias de los responsables políticos sobre la materia se han contado por decenas. Ha habido tiempo para datos, para pugnas entre instituciones y para que se hagan familiares conceptos científicos como el R0 o la PCR. Sin embargo, también la pandemia ha dejado un puñado de declaraciones que el paso del tiempo obliga a analizar desde la perspectiva actual. Y no solamente se limitan a la escasa utilidad de las mascarillas que se defendía en una época, como cuando la consejera de Salud, Nekane Murga, le afeó a Pedro Sánchez que compareciera públicamente con ella. “Tendrá coronavirus”, ironizó. “Por supuesto que me arrepiento de no haber recomendado las mascarillas. Siento si en algún momento no transmití el mensaje correcto”, dijo recientemente al hilo de aquellos momentos. “No hemos sido capaces, en ocasiones, de transmitir seguridad a la ciudadanía”, admitió también en el Parlamento, hace unas semanas, el propio lehendakari, Iñigo Urkullu.
1 - Josu Erkoreka. Marzo de 2020.
Euskadi decretó el 13 de marzo la emergencia sanitaria y creó una mesa de crisis llamada Labi y que hasta entonces era desconocida. El 14 de marzo celebró su primera reunión y adoptó algunas restricciones en cuanto a aforos o actividades permitidas. Sin embargo, quedaban horas para que se confirmara un estado de alarma para toda España que implicaría el confinamiento general y cuyos detalles ya habían sido adelantados por los medios de comunicación. En ese escenario, el entonces portavoz del Gobierno de Iñigo Urkullu, Josu Erkoreka, denunció que ese régimen iba a ser “un 155 encubierto” para la autonomía vasca. Y añadió también una frase que quedó en papel mojado en cortísimo espacio de tiempo: "El paseo en la calle es libre y la actividad deportiva en la calle no tiene limitación". Circunstancias de la vida, en la segunda fase de la pandemia fue Euskadi quien reclamó para toda España un nuevo estado de alarma y quien se opuso a su final en mayo de 2020. Y se da la paradoja también que ahora Erkoreka, como consejero de Seguridad, ha tenido que devolver todas las multas a quienes se saltaron aquellas restricciones luego de que el Tribunal Constitucional se pronunciase.
2 - Nekane Murga. Marzo de 2020.
Era 17 de marzo. Euskadi y España llevaban apenas tres días de confinamiento domiciliario y casi no se hacían pruebas diagnósticas para conocer el alcance real de la pandemia. Sin embargo, Nekane Murga dijo ante los medios que en vista de los datos había “esperanza” ante la “estabilización” de la curva de contagios. Que no era lectura correcta lo mostraba que hubo ese día más personas hospitalizadas (53) que casos positivos (38). El pico de aquella primera ola no llegaría hasta el 2 de abril y con la Sanidad vasca al borde del colapso.
3 - Iñaki Berraondo. Abril de 2020.
En los momentos de mayor presión en la Sanidad vasca se llegaron a derivar ingresos a la privada y a medicalizar hoteles. Faltaron camas, equipos de protección y mascarillas y, por supuesto, respiradores para compensar las insuficiencias provocadas por el Sars-Cov-2. El mercado habitual de proveedores estaba colapsado. En aquella primera ola y con el Parlamento paralizado por la convocatoria electoral, todos los miércoles alguien de Salud se reunía con portavoces de la oposición para informar de la pandemia. En una de esas sesiones, el ‘número dos’ de Nekane Murga, Iñaki Berraondo, anunció con entusiasmo la compra de medio centenar de respiradores a Turquía. Sin embargo, algo ocurrió y pronto se empezó a negar tal operación. Lo hizo en público quien en aquella época ejercía como portavoz de Salud, Mikel Sánchez. Ahora bien, más tarde el propio Berraondo admitió a la oposición que la compra sí existió pero que, sin embargo, fue un sonoro fracaso. “Nos birlaron los respiradores de Turquía”, les dijo a sus interlocutores con franqueza, como publicó este periódico. Con todo, se pudo compensar este fiasco con 40 unidades adquiridas en China y que sí llegaron según lo comprometido.
4 - Nekane Murga. Agosto de 2020.
Tras los primeros rebrotes de julio, en agosto de 2020 la incidencia de la COVID-19 volvió a crecer y Euskadi decretó la segunda emergencia sanitaria. La consejera Nekane Murga enviaba mensajes de continuo para que se entendiera que cumplir las normas era vital. De aquel mes datan declaraciones como cuando afeó a la gente que se abrazara cuando en la UCI los sanitarios no se besan -aunque concedió que si alguien quería hacerlo era mejor con mascarilla que sin ella- o su recordatorio a quienes salían de noche de que las UCI se estaban llenando. “Hay más de 40 personas luchando contra la muerte porque alguien ha estado de copas o en una reunión familiar”, zanjó. En otra ocasión, explicó cómo se diferenciaban los muertos “por” COVID-19 y “con” COVID-19. Gráficamente, puso el ejemplo de un positivo que se caía y se mataba para explicar que, claramente, no todas las defunciones eran responsabilidad del coronavirus. En el nuevo Gobierno surgido de las elecciones autonómicas, Murga salió del gabinete.
5 - Gotzone Sagardui. Septiembre de 2020.
En una de sus primeras comparecencias como consejera de Salud, Gotzone Sagardui quiso ofrecer una buena noticia. La segunda ola, la que llegó en agosto, estaba ya remitiendo en septiembre y el Gobierno vasco quería articular con las tres diputaciones un nuevo protocolo de salidas y visitas para las residencias de ancianos. La titular de Salud enfatizó que los mayores habían pasado medio año muy duro: “Cariño y acompañamiento por encima de cualquier circunstancia. Condiciones de seguridad elevadísimas, pero también dignidad”. Sagardui llegó a especular con la posibilidad de que los mayores pudiesen salir en domingo al domicilio familiar para celebrar una comida. Sin embargo, todavía quedaban muchos brotes en estos centros y Álava, Bizkaia y Gipuzkoa mantuvieron en las residencias protocolos muy severos.
6 - Ignacio Garitano. Octubre de 2020.
Con la llegada del otoño, la pandemia estaba creciendo de manera importante a nivel general y algunas comunidades autónomas estrenaron una nueva medida: los cierres perimetrales de municipios o territorios para limitar la movilidad no esencial. En octubre, Ignacio Garitano era el portavoz del Departamento de Salud para el seguimiento de la COVID-19 y también responsable del equipo de rastreadores. Preguntado por la posibilidad de importante esas restricciones a Euskadi, fue tajante: “Esa medida tiene que demostrar que sea útil [...]. No he visto una evaluación hecha por alguien serio”. No transcurrió ni una semana y la mesa de crisis de la emergencia sanitaria, el órgano conocido como Labi, del que Garitano nunca fue parte, acordó los primeros confinamientos perimetrales en municipios vascos.
7 - Luis Garrido. Enero de 2021.
En la pandemia, al margen de los gestores políticos, ha emergido la figura del magistrado presidente de la sala de lo contencioso-administrativo del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV), Luis Garrido. Por sus manos han pasado la mayoría de recursos contra las medidas adoptadas por el Gobierno vasco y, casi en el 100% de los casos, ha fallado anulando restricciones. Uno de los momentos cumbre llegó cuando reabrió la hostelería en aquellas localidades en alerta roja por alta transmisión comunitaria al considerar su cierre desproporcionado. Lo llamativo es que antes participó en una tertulia en Radio Popular en la que rebajó el papel de los epidemiólogos a meros médicos de cabecera que habían superado un “cursillo”. “Supongamos que suben un 2.000% las enfermedades de transmisión sexual y llego yo, el gran epidemiólogo de la zona, y digo: muy fácil, estén ustedes dos años sin relaciones sexuales y bajará la curva. Y que ahora te digan que para que el virus se reduzca tiene usted que quedarse en casa, no hablar con nadie, no ir a ningún espectáculo teatral, eso se sabía en la Edad Media”. Garrido tenía como perfil de WhatsApp en aquella época el título de una canción de Van Morrison contra los confinamientos.
8 - José Luis Quintas. Febrero de 2021.
En febrero de 2021, la por entonces incipiente campaña de vacunación contra la COVID-19, limitada a residencias y sanitarios, dio un paso adelante con el inicio de las citaciones a la población general de mayor a menor edad. Se empezó con los centenarios y se informó de que alrededor de 1.800 personas de esa edad iban a ser vacunadas. Pero, finalmente, no fueron ni la mitad. El viceconsejero José Luis Quintas, que relevó a Berraondo en Navidad, bromeó que esas personas mayores estarían pasando el invierno “en Benidorm”. Unos días después, en el Parlamento, dijo también que “Osakidetza no sabe los fallecidos por COVID-19” porque “los estima”. “Son estimaciones: nunca esperen concordancias de datos”, recalcó en un momento en que ya se cumplía un año entero de pandemia. Desde entonces, el ‘número dos’ de Gotzone Sagardui ha tenido un papel mucho menos expuesto ante los medios de comunicación.
9 - Iñigo Urkullu. Marzo de 2021.
El Gobierno vasco tuvo que tomar medidas antes del período vacacional de la Semana Santa en vista de que la incidencia seguía al alza. Una de ellas fue reestablecer cierres perimetrales municipales en zonas con alta incidencia. Sin embargo, se hizo una peculiar excepción por motivos económicos y no epidemiológicos: sí podrían viajar quienes tuvieran con antelación una reserva turística en aquellas localidades de alto riesgo. Preguntado por lo ilógico del criterio, el lehendakari, Iñigo Urkullu, no sólo no recomendó a esas personas que no viajaran sino que les animó a que lo disfrutaran. “Goza dezatela!”, repitió en euskera a preguntas de los periodistas.
10 - Iñigo Urkullu. Abril y octubre de 2021.
En el Parlamento Vasco, en primavera, el lehendakari pidió que se detuviera la “estigmatización” de Euskadi, que entonces vivía una gran ola de contagios que llevó a los hospitales a sus peores momentos desde la primera ola. Tuvo que pararse toda la actividad quirúrgica programada y no urgente para liberar personal y espacios para los casos de COVID-19. Con rotundidad, Iñigo Urkullu aseguró que el 5,9% de la población vasca se había contagiado frente a una media del 7% en España y de hasta el 12% en Madrid. Sin embargo, el día en que formuló esas palabras los propios informes de Osakidetza hablaban ya de 193.236 casos confirmados, el equivalente al 8,8% de la población. Reiteradamente, Euskadi se ha presentado como la comunidad que más pruebas diagnósticas hacía -en la primera ola se llegó a asegurar que estaba a la cabeza de Europa- y se ha subrayado también que los niveles de hospitalización y fallecimientos han sido inferiores. Volvió a repetir estas afirmaciones Urkullu en el acto en el que puso fin a la emergencia sanitaria, la pasada semana. Con los datos actualizados hasta este lunes, 4.754 personas han muerto en la pandemia con COVID-19. Es el 0,21% de la población. El Ministerio de Sanidad eleva la cifra a 4.969. Para España, ofrece el dato de 86.827 muertos, el 1,83% del total de habitantes.