“Perdonar es de cristianos, olvidar es de tontos”, claman las víctimas del terrorista Parot
Familiares y representantes tanto del Gobierno vasco como del de España se han concentrado este viernes en Vitoria en un acto en honor de las víctimas asesinadas por Henri Parot después de que la red ciudadana Sare convocara una marcha para reivindicar los derechos del preso. Al acto han asistido, entre otros, el delegado del Gobierno de España en Euskadi, Denis Itxaso; la consejera vasca de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal, y el presidente del Memorial de Víctimas del Terrorismo, Florencio Domínguez. Tras repudiar la “exaltación ética” de quienes ejercieron el terrorismo, han homenajeado a las 39 personas asesinadas por Parot recitando sus nombres y depositando una flor en su memoria.
Frente al Memorial estaba este mediodía María Isabel Franco, cuyo marido, el coronel José María Martín-Posadillo, fue asesinado por Henri Parot, Jacques Esnal y Francisco Múgica Garmendia en 1989. “Perdonar es de cristianos, pero olvidar es de tontos”, ha subrayado, molesta con una convocatoria que considera “absurda”. “Nosotros no tnemos ninguna culpa de nada. Nos ha tocado como al que le ha tocado la lotería, pero mala”, ha señalado, para después pedir a aquellos que están en prisión que “piensen en las víctimas que han tenido”.
El acto había sido concebido para desagraviar a las víctimas del terrorista Henri Parot, condenado a 4.800 años de cárcel, después de que la red Sare convocara una marcha por sus derechos en la localidad guipuzcoana de Arrasate-Mondragón. Pese a que el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco y la Audiencia Nacional habían rechazado suspender el acto porque no apreciaban delito antes de que se celebrase, Sare lo ha desconvocado finalmente y pretende sustituirlo por actos pueblo por pueblo en contra de la “cadena perpetua” de presos de ETA. “La suspensión del evento por parte de los propios organizadores demuestra que la presión social y política de víctimas organizadas e instituciones es un inmejorable instrumento para sembrar convivencia y evitar ofensas hirientes e injustas”, se ha congratulado Denis Itxaso, que ha pedido que “el foco” se ponga sobre las víctimas —para las que ha pedido “verdad, justicia y reparación”— y no sobre los “victimarios”. “El derecho a la libertad de expresión ampara la posibilidad de reclamar su excarcelación, pero no deja de ser profundamente humillante para sus víctimas elevar a la condición de mártir a quien suma en su haber 39 asesinatos y 240 personas heridas”, ha apostillado.
La consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal, ha puesto el apoyo a quienes más han sufrido “el zarpazo de la violencia” como ilustración del “camino a seguir”. “La política penitenciaria prevé diferentes mecanismos para lograr la reinserción de las personas presas, pero es una responsabilidad individual dar los pasos para lograrla”, ha añadido, si bien ha recordado que son “condiciones ineludibles” para ello que se ejerzan “autocrítica por el daño causado, reconocimiento de la injusticia perpetrada y la asunción de la ilegitimidad de la violencia para conseguir objetivos políticos”.
A las personas que “ejercieron directamente la violencia y también a las que les proporcionaron sustento político y legitimación social” ha apelado por su parte el presidente del Memorial de Víctimas del Terrorismo de Vitoria. Además del cumplimiento de las penas, Florencio Domínguez les ha exigido que muestren “voluntad” de reinsertarse en la sociedad “reconociendo el dolor causado”. “Una sociedad sana tiene el deber de mantener siempre presentes en su memoria los asesinatos, los secuestros, las amenazas, las extorsiones y las heridas producidas por el odio y el fanatismo a tantas y tantas personas inocentes”, ha remachado, después de tildar de “insulto” y “afrenta” el acto que pretendía llevarse a cabo por los derechos de Parot. “Conseguir una verdadera convivencia en una sociedad tan profundamente marcada por el terrorismo como la nuestra llevará mucho tiempo y para ello harán falta voluntad y un enorme compromiso ético y pedagógico”, ha remachado.
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