PNV y EH Bildu. Ambas formaciones nacionalistas, con seis y cinco escaños de 350 que tiene el Congreso, llevan semanas acaparando la atención en Madrid. Están exprimiendo su influencia con el Gobierno de Pedro Sánchez en la negociación presupuestaria y pugnando por exhibir músculo. Ahora, confirmado el 'sí' de ambos a las cuentas de 2021, es momento de presentar a la sociedad su cosecha. La pelea política esconde también la batalla por la hegemonía en Euskadi, una viaje aspiración de la izquierda abertzale que ahora afronta buscando abrirse a sectores más clásicos de izquierda con Oskar Matute y su partido alternativa (una escisión de IU) y a una socialdemocracia más moderada (representada por EA, un partido que vive unos meses convulsos). No hace tanto, en septiembre, en el debate de investidura de Iñigo Urkullu, el portavoz nacionalista, Joseba Egibar, denunció las ansias abertzales por reemplazar al PNV y lanzó un aviso: “El pueblo ha hablado y ha dado la victoria al PNV”.
En EH Bildu creen que que el partido que todavía se presenta como “Grupo Vasco” en las Cortes Generales está celoso “como una mona” por el protagonismo adquirido por ellos, que por vez primera tienen grupo propio. “Para cuando han anunciado su apoyo, al Gobierno ya le daban los números. No han condicionado nada esta vez”, afirma un cargo de la coalición. Sin embargo, el líder del PNV, Andoni Ortuzar, ha asegurado en Radio Euskadi que se alegra del giro de “180 grados” de la línea política de la izquierda abertzale. Ya han explicado en más ocasiones que les enorgullece que imiten lo que tanto han criticado del PNV durante años. Incluso han llegado a señalar que algunas de las propuestas de EH Bildu son un “plagio” de las enmiendas nacionalistas. “¿Entrar al barro? No entiendo de qué barro habla Arnaldo Otegi. Yo he venido hoy con las suelas secas”, ha ironizado el presidente 'jeltzale', que además ha confirmado que continuará cuatro años más en el cargo porque no hay candidatura interna alternativa en el proceso a doble vuelta que celebra estos meses esta formación.
El PNV, este martes, ha presentado desde el Congreso de los Diputados los frutos de su trabajo. Hasta las 2.15 de la madrugada anterior había estado negociando con altos cargos del Gobierno central Aitor Esteban como en años anteriores cerró una subida de pensiones, acuerdos para la alta velocidad o la propia moción de censura. Y, antes, con Josu Erkoreka o Iñaki Anasagasti al frente de la bancada, se suprimieron los gobernadores civiles, se traspasó el Inem a Euskadi o se cedieron los nombramientos de las direcciones de los puertos. Salieron peor otros proyectos regados con millones como Epsilon o Hiriko, que acabaron en los tribunales.
Esteban ha destacado la apuesta por la economía y por la industria -el PNV se reserva negociar el reparto de fondos europeos, pendiente para otra fase- pero también la cesión a Donostia de los cuarteles del Ejército en la zona de Loiola. La ciudad venía reclamándolos con insistencia para desarrollo urbanístico, ya que la oferta es muy limitada en la que es una de las capitales con la vivienda más cara de España. El alcalde donostiarra, Eneko Goia, también del PNV, ha agradecido el gesto poniendo una foto de ambos visitando la zona. En 2021 serán ya de titularidad municipal, según el acuerdo con el Ejecutivo central, que hasta ahora había defendido su utilidad para las Fuerzas Armadas. Hace unos días se confirmó también que no habrá finalmente impuesto al diésel, como deseaba el PNV, y ya antes había frenado subidas fiscales a la educación y sanidad privadas.
Los nacionalistas ya han dado el sí mientras EH Bildu lo ha anunciado pero lo tendrá que ratificar tras una asamblea telemática que celebrará el jueves a las 18.30 horas. Es el mismo modelo que el que se siguió en Navarra, ya que allí se consultó a la militancia y luego se firmó el documento definitivo con el equipo de María Chivite. Desde la coalición insisten en que habrá debate sobre propuestas concretas. En EH Bildu valoran la propuesta antidesahucios cerrada con ERC y Unidas Podemos y siguen recordando el pacto sobre la reforma laboral que brotó en una de las prórrogas del primer estado de alarma. En este sentido se pronunció en el Parlamento Vasco el líder de Sortu, Arkaitz Rodríguez: “Nosotros vamos a Madrid a arrancar derechos sociales y laborales. Sí, vosotros habéis ido a Madrid, durante décadas, a sostener el régimen en beneficio de unos poquitos de los vuestros. Nosotros vamos a Madrid a tumbar definitivamente ese régimen en beneficio de las mayorías y de los pueblos”.
El protagonismo que están adquiriendo PNV y EH Bildu no está dejando indiferente a los portavoces en Euskadi de los dos partidos de Gobierno en España, socialistas y Unidas Podemos. El parlamentario del PSE-EE, José Antonio Pastor, ha querido subrayar en redes sociales que la propuesta en torno a los cuarteles de Donostia partió de quien fuera alcalde socialista, Odón Elorza, que ahora es diputado. Y la coordinadora vasca de Podemos, Pilar Garrido, que es también diputada y preside la comisión de presupuestos, ha querido destacar la influencia de su formación para lograr los presupuestos “más sociales de la historia” en España. “Lamentamos mucho que haya partidos políticos vascos a las que les moleste, o no soporten, que estos Presupuestos lleven la huella de Podemos”, declaró hace unos días Garrido, que ha reconocido no estar de acuerdo con la idea de eliminar la subida del gravamen al diésel.