El PNV pelea por el voto del PP con el discurso de la inseguridad en campaña
Los nacionalistas insisten en mensajes sobre robos, okupas y miedo en la calle que antes había utilizado el PP, pero prometen que nunca traspasaran la línea roja de asociar la criminalidad con los extranjeros
Las siguientes frases las ha pronunciado el PNV en esta campaña electoral. Uno: “La seguridad es algo innegociable [...]. Poder caminar tranquilos por la calle es algo innegociable”. Dos: “Me preocupa lo que le he escuchado a EH Bildu sobre desarmar a la Ertzaintza. ¿A quien roba o delinque le vamos a llevar un café con leche y pastas”. Tres: “Tolerancia cero hacia el delincuente”. Y cuatro: “Ya está bien de que los jóvenes cuando volvemos a casa por la noche tengamos miedo de cruzarnos con alguien y nos roben el móvil. Ya está bien de que haya en este país padres y madres que no pueden pegar ojo cuando sus hijos e hijas salen de fiesta. Ya está bien de que haya gente mayor que tenga miedo de bajar a la calle y que le peguen el tirón en el bolso”.
El PNV de Imanol Pradales ha metido de lleno en la campaña el discurso de la seguridad. En un mitin, el propio candidato a lehendakari, contó que “una mujer de sesenta y tantos pero ya con nietos” llamada “Carmen” le había dicho: “Imanol, tómate muy en serio lo de la seguridad”. ¿Por qué? Porque estaba con sus amigas y le robaron el móvil. Antes, en la precampaña, los nacionalistas lanzaron también una propuesta para propiciar el desalojo de 'okupas' en un plazo de 48 horas y alertó de que “determinados grupos que operan en la más absoluta clandestinidad”. También han demandado una reforma del Código Penal (en España) para que no haya multirreincidentes que entren por una puerta de la cárcel y salgan por otra al instante.
–Han lanzado algunos mensajes en las últimas semanas sobre inseguridad y también una propuesta para expulsar a los ‘okupas’ en 48 horas. ¿Esto puede ser un intento de captar votos más a la derecha?
–No. Es simplemente ser consciente de cuál es la realidad que vivimos. En este país existen algunos núcleos urbanos en algunas capitales –algunas zonas, algunas calles– en los que hay percepción social de inseguridad. Y, por lo tanto, hay que combatirla. Primero, con más presencia policial en las calles y, segundo, con tolerancia cero ante el delincuente. El que la hace la va a pagar y no puede quedar ni media duda. Euskadi sigue siendo un país seguro. Afortunadamente tenemos indicadores desde el punto de vista de seguridad ciudadana que son de los mejores en el Estado, si no los mejores, pero hay que atajar cuanto antes cuando se producen algunos focos de inseguridad ciudadana.
Ésta es la explicación que ofreció Pradales ante la evidencia de que estos argumentos son cada vez más relevantes en los mensajes que lanza el PNV. El cabeza de lista por Álava, Joseba Díez Antxustegi, también habla de inseguridad. Al politólogo Óscar Rodríguez Vaz ha llamado la atención el “movimiento” del PNV. “No sé si es para tapar una posible vía de escape hacia el PP pero están repitiendo mucho un mismo caso de inseguridad. Pero no parece que sea algo que les haya preocupado hasta ahora. No le había escuchado yo al actual lehendakari [Iñigo Urkullu] un especial preocupación por este asunto”, señala en una conversación con este periódico.
El vicelehendakari y consejero de Seguridad, Josu Erkoreka, del PNV, de hecho, matizó este alarmismo sobre inseguridad en el Parlamento hace unos meses al conocerse que habían subido un 35% los “robos con violencia” en 2023. “Son muchas las reflexiones que se han hecho en las últimas semanas. Y no quiero restar importancia al fenómeno. Pero me parece importante precisar que representa el 3% de los delitos cometidos en Euskadi. Para ser exactos el 2,63%. El incremento, siendo elevado, son 919 incidentes concretos más de 133.000. Nos ocupa, pero hay que situarlo en su verdadera dimensión”, dijo en la Cámara Erkoreka. Otras fuentes internas admiten que se trata de un marco que hasta ahora no era compartido y que se están planteando algunas medidas que pueden resultar contraproducentes, como pedir más patrullas. “En algunos casos, la saturación de presencia policial también genera sensación de inseguridad porque da a entender o que ha pasado algo o que puede pasar algo”, señalan estas fuentes.
En la campaña del PNV, cuyo máximo estratega es el poderoso dirigente Joseba Aurrekoetxea, han entendido que la batalla principal está en diferenciar su modelo de país del de EH Bildu. Lo repiten acto tras acto, mitin tras mitin, entrevista tras entrevista y ahora también debate tras debate. Hay muchos puntos que los diferencian a ojos de la ciudadanía, por ejemplo en materia de Vivienda, pero entienden que les es más sencillo enganchar a los votantes con el debate sobre la seguridad. O más bien sobre la “percepción de seguridad”, las sensaciones personales. Entienden que las críticas de su gran rival en las urnas a la posibilidad de armas a las Policías locales y su enmienda de totalidad al modelo policial les abren un abanico de posibilidades. Prometen, eso sí, que nunca traspasarán la línea roja de asociar esa criminalidad con la migración.
PP y Vox
En la derecha, el PP repite ideas muy similares. “Éste es un drama que nos obliga a los ciudadanos a vivir en alerta permanente y a sufrir como nunca los envites de la delincuencia”, ha manifestado la 'número dos' en Euskadi, Esther Martínez. “La inseguridad hace que no podamos disfrutar de nuestras calles de una manera pacífica y ordinaria. Ya hay mucha gente que ha desistido de denunciar porque no tiene ningún sentido”, ha añadido también. El candidato 'popular', Javier de Andrés, planteó también el tema como una absoluta prioridad en la entrevista con este periódico:
–Encuesta tras encuesta, la principal preocupación ciudadana es Osakidetza, la Sanidad pública.
–Sí, pero también la seguridad.
El fenómeno no es enteramente nuevo. Hace un año, en puertas de las elecciones municipales también se discutió sobre las agresiones con armas blancas y, particularmente en Bilbao, el alcalde y candidato del PNV, Juan María Aburto, rescató un viejo lema de su predecesor, Iñaki Azkuna: “Guerra al navajero”. Algunas voces alertaron entonces contra el “populismo punitivo”.
Vox, de su lado, ha configurado una campaña que gira exclusivamente en torno a la inseguridad y que, trufando sus soflamas con datos falsos, lo asocia abiertamente con los migrantes. Se trata de una idea que repiten machaconamente día tras día. “Los recursos públicos, que son limitados, no llegan a los vascos. Los recursos públicos se entregan a los inmigrantes ilegales, a aquellos que atemorizan los barrios, a aquellos que desprecian la ley [...]. Y nosotros venimos a defender al vasco decente, al que viene a trabajar, al que viene a cumplir la ley”, llegó a decir Javier Ortega Smith. La formación de ultraderecha ha organizado mítines en dos barrios muy concretos, Aldabe en Vitoria y San Francisco en Bilbao.