El secretario general de los socialistas vascos, Eneko Andueza, suele repetir en sus intervenciones en este tiempo previo a la campaña que las elecciones en Euskadi no pueden ser cosa de dos. Con el paso de los años, sin embargo, se ha ido consolidando una suerte de bipartidismo a la vasca con el PNV por un lado, que es el partido de mayor implantación, y EH Bildu por el otro, que aspira a imitar el sorpaso que ERC ha realizado en Catalunya al espacio posconvergente una década después de su conformación como suma de Sortu, EA, Aralar y la escisión de IU Alternatiba, el partido de Oskar Matute. En este escenario, la pugna en el día a día vasco es feroz, con dardos continuados desde las filas de Andoni Ortuzar a las de Arnaldo Otegi, en las que las referencias a ETA no están ausentes ni mucho menos, y denuncias igualmente continuas de mala gestión y corrupción en el otro sentido. En Madrid, ambos habían aparecido como parte de la mayoría habitual de Pedro Sánchez hasta que la ley estatal de vivienda, que reproduce diferencias con lo ocurrido en 2015 con la ley autonómica, ha llevado 400 kilómetros al sur la batalla política, aunque desde 2018 en sus viajes de regreso a Vitoria, Bilbao y Donostia ambas formaciones se esforzaban en competir para mostrar cuál de las dos era más influyente en la capital del reino.
Estas tensiones que se han visto en España por la ley de vivienda no son desconocidas en Euskadi. Aberri Eguna 2022, Ortuzar: “Esos que se autoproclaman nuestra alternativa... Están tan obsesionados con quitarnos del medio que les da igual todo. No les hemos oído decir de Putin [por la invasión de Ucrania] lo que dijeron del lehendakari. No son capaces de decir ni 'mu' ante las tropelías y barbaries de un dictador. ¿Qué le pasa a esa gente? ¿Por qué son así? No son bovinos, son caprinos. La cabra siempre tira al monte, aunque cada vez les guste más la moqueta madrileña. Que sigan en el monte. Nosotros aquí, liderando este país”. Aberri Eguna 2023, de nuevo Ortuzar: “Cuando se acercan las elecciones, suele haber ejercicios de transformismo de partidos y coaliciones. Meten en el armario el palestino y cambian el flequillo cortado a motosierra para ponerse chaquetas de diseño. Pero son los de la mani aunque se vistan de Armani”. Y este mismo domingo, el propio Ortuzar, acusaba a EH Bildu de haber renunciado al derecho a decidir para optar al “derecho a dirigir” el Estado. “Son más madrileños que la Cibeles”, manifestó.
“Carthago delenda est”
Al contrario, en el Parlamento Vasco EH Bildu lidera la oposición al Gobierno de PNV y PSE-EE con iniciativas semanales contra el “desmantelamiento” de la Sanidad pública o contra las irregularidades y la corrupción después de que en enero se confirmara en el Tribunal Supremo la sentencia del mayor caso en Euskadi, el 'caso De Miguel', que tiene en puertas de la cárcel a tres exdirigentes del PNV de Álava, Alfredo de Miguel, Koldo Ochandiano y Aitor Tellería, y al marido de la diputada Josune Gorospe, Xabier Sánchez Robles, que fue director autonómico de Juventud. “Carthago delenda est. Cartago debe ser destruida. Eso es lo que nos traen aquí todos los días. Este sistema no vale y sólo vale lo suyo. La coherencia les dura una frase”, le respondió a la coalición abertzale Andoni Atutxa en un cruce de acusaciones que tuvo lugar en el último pleno, el jueves. La aparición de listados de memoria en municipios de EH Bildu en los que aparecían tanto víctimas como exdirigentes de ETA también llevó al PNV a enfrentarse a EH Bildu.
En Gipuzkoa, la marca entonces conocida como Bildu gobernó de 2011 a 2015 y superó al PNV. Ahora aspira a hacerlo de nuevo con la jefa de la oposición en Euskadi, Maddalen Iriarte, como nueva candidata. La aspirante del PNV, Eider Mendoza, se expresó así en 'Noticias de Gipuzkoa': “En la última encuesta lo que se ha visto es que en Gipuzkoa hay dos partidos que tienen opciones de ganar las elecciones, PNV y EH Bildu. Por tanto, son modelos que están encima de la mesa, dos opciones que tiene la ciudadanía de Gipuzkoa. Son bien conocidas las trayectorias de un partido y de otro. Me gusta insistir mucho en que una persona cuando comunica o tiene proyectos, más allá del discurso o de la propia estética que pueda tener, lo que le da credibilidad es su trayectoria previa. Y la tradición política del PNV y de EH Bildu es absolutamente divergente. La ciudadanía sabe muy bien cuál es la trayectoria de unos y de otros. Todo el mundo recuerda cuál fue la aportación que hizo Bildu cuando gobernó [...]. A los partidos no se les conoce sólo por lo que han hecho en el gobierno, también por su labor en la oposición. Y los modelos son absolutamente distintos. Un ejemplo de la época de pandemia. En octubre de 2020, en un momento de crisis y de absoluta necesidad, lo que pide Bildu es incrementar el impuesto de sociedades hasta el 34%, a límites que tienen en Chad, Sudán, Brasil o Venezuela”.
Un diputado explica en privado que estos días la ley de vivienda ha traído “hiperexageración” y más en puertas de unas elecciones. Sin embargo, ha mostrado un alineamiento del PNV con las derechas y de EH Bildu con las izquierdas. Es lo mismo que pasó en 2015, cuando los nacionalistas cargaron con dureza contra la normativa autonómica sacada adelante merced a un pacto de PSE-EE, EH Bildu... y UPyD. Sin embargo, apunta a una relación “normal” de puertas adentro y que el denominado bloque de la investidura funciona de la mano en el 90% de los asuntos, “incluidos los más gordos, los presupuestos”.
Aunque no siempre de manera simétrica, tanto PNV como EH Bildu se han consolidado como socios clave para el Gobierno de Sánchez. Eso sí, el presidente quiso tener un guiño con los de Ortuzar en los últimos días elevándoles a la categoría de aliados más preferentes en 'El Correo', el diario de mayor tirada en Euskadi. “A modo de foto general, es probable que uno pueda percibir que hemos votado la mayoría de las cosas juntos, pero recuerdo que el PNV no ha estado muy de acuerdo con lo de gravar a las grandes fortunas, con lo de gravar a las eléctricas o a los bancos. Al final el PNV es un partido conservador de derechas, por mucho que le encandile a mucha gente de izquierdas del Estado español”, señalaba, sin embargo, el diputado de EH Bildu Oskar Matute esta semana en una entrevista en elDiario.es.
¿Qué ha pasado con la ley estatal de vivienda? El Gobierno la sacó adelante en el Congreso gracias al apoyo de la izquierda y los independentistas vascos y catalanes. La ley, negociada en el último tramo parlamentario directamente entre el PSOE y ERC y EH Bildu, permitirá regular el precio del alquiler a las comunidades autónomas y ayuntamientos, pero el PNV salió a criticarla fuertemente una vez aprobada con una rueda de prensa junto a Junts y PDeCAT, socios históricos de los que se había alejado por el 'procés'. El portavoz 'jeltzale', Aitor Esteban, criticó la posición de EH Bildu porque “dan cobertura al Gobierno del Estado para entrar con alfombra roja” en las competencias de las comunidades autónomas. “Con esta ley se está poniendo en cuestión, de manera flagrante, el autogobierno”, dijo. Matute considera, en referencia a su rival en Euskadi, que algunas formaciones se parapetaron el jueves detrás de la invasión competencial, para “esconder posiciones políticas”.
PNV y EH Bildu han separado sus votos en algunas votaciones fundamentales de la legislatura, empezando por la investidura, que los de Esteban apoyaron y en la que EH Bildu se abstuvo. Ambos mantuvieron esas mismas posiciones en las primeras votaciones importantes que tuvo que afrontar la Cámara baja, los estados de alarma y sus respectivas prórrogas. Pero el sentido de los apoyos cambió, por ejemplo, en el impuesto a la banca, a las grandes fortunas y a las energéticas o en la mencionada ley de vivienda. El PNV también votó diferente a EH Bildu en la última reforma de la ley del ‘solo sí es sí’ del PSOE, que provocó la división del voto en el Gobierno. En la reforma laboral ambos sí coincidieron, pero en el rechazo al Ejecutivo, lo que llevó al sainete con UPN y Alberto Casero. Con la reforma de la ley mordaza, un proyecto que redactó precisamente el PNV al inicio de la legislatura, ERC y EH Bildu lo tumbaron por considerarlo poco ambicioso tras varios meses de negociaciones.
Más allá de las coincidencias y diferencias en el voto, EH Bildu considera además que el PNV muestra cierta animadversión contra su espacio no sólo por la rivalidad política en Euskadi sino por haber irrumpido en un “bloque de viviendas en el que hasta hace poco solo vivían ellos”. “Hacían y deshacían a su antojo y ellos eran la única voz del bloque. Y en el momento que hemos entrado otros moradores a ese bloque y que hemos entrado con ganas de hacer otras cosas, parece que se les ha acabado un poco el patrimonio de ser la única voz. Pero es que el pueblo vasco, como seguramente cualquier pueblo del planeta, es un pueblo plural”, resume Matute. Cuando escucha esto, a Ortuzar le gusta repetir la metáfora de las lentejas. “El PNV se vendía en Madrid por un plato de lentejas, según Bildu. Pues ellos, ni plato de lentejas”, ha afirmado de modo muy similar en numerosas intervenciones.
¿Condenados a entenderse?
Con todo, PNV y EH Bildu parecen asumir que tienen cierta obligación de entenderse en la política vasca, de lograr “pactos de país”, aunque nunca terminan de dar el paso de activar la mayoría política soberanista de que disponen. Los nacionalistas gobiernan con el PSE-EE en la comunidad autónoma, en las tres diputaciones y en los ayuntamientos de las tres capitales y nada hace presagiar que las elecciones forales y municipales vayan a cambiar ese eje. “El pacto con el PSE-EE es satisfactorio y ha dado estabilidad [...]. Nos ha permitido avanzar y crecer. Es una alternativa que está ahí y me parece que puede ser positiva”, manifestó Beatriz Artolazabal, exconsejera de Urkullu y candidata del PNV en Vitoria, en una entrevista en elDiario.es.
En esos amagos de acercamiento se han dado tres hitos en los últimos cinco años. En 2018, al calor de Catalunya, PNV y EH Bildu lograron un acuerdo de bases para superar el Estatuto. Finalmente, los nacionalistas optaron por buscar otro articulado con socialistas y Podemos-IU. Y el debate sobre el “nuevo estatus” quedó en un cajón que no se ha vuelto a reabrir. En 2022, ambas formaciones –y los socialistas– alcanzaron un acuerdo presupuestario en Euskadi. Hicieron en Vitoria lo que en Madrid y Pamplona es posible con mayorías similares. Pero el entendimiento duró un año. EH Bildu se quejó de que no se cumplieron compromisos... en materia de vivienda y limitación de los alquileres. Ahora, ambos tienen unas bases para sacar adelante la reforma educativa en un territorio con el 50% del alumnado matriculado en centros de titularidad privada. De nuevo el PSE-EE ha exhibido diferencias con el modelo que se propone y el PNV tendría, en pura teoría, mayoría aritmética para aprobar la ley con la coalición abertzale. ¿Dará ese paso o este proyecto también irá al cajón?
PNV y EH Bildu tienen una competencia dialéctica, jurídica, política y mediática muy importante. Tienen muchas diferencias en muchos aspectos pero también muchos elementos capaces de vertebrar un pacto. Yo no me olvidaría de ello
Juanjo Álvarez, catedrático de la UPV/EHU y experto analista de la política vasca, entiende que “en todo lo que va de legislatura, tanto la vasca como la estatal, es muy claro que la agenda vasca ha quedado relativizada por la prioridad de lo que llamamos Madrid”. “Lo llamativo es que los propios actores vascos han alimentado la política en Madrid. Con el giro copernicano de EH Bildu, lo inédito en la política vasca es que se disputen un espacio de protagonismo desde el punto de vista de la eficiencia en Madrid ellos y el PNV. Podríamos llamarle celos o sana competencia, pero tratan de hacer ver cuál es el socio prioritario. Lo que antes se rechazaba desde la izquierda abertzale ahora es un instrumento de acción política de primer nivel. Eso que le reprochaban al PNV, ahora lo utilizan”, indica, y recuerda que el PNV –que, como indica, se llama “Grupo Vasco” en Madrid– ha encontrado ahora “competencia” con otro grupo vasco, el de EH Bildu.
Afirma Álvarez que en Euskadi hay dos ejes alternativos de pactos al margen de la mayoría actual de PNV y PSE-EE. Uno sería de izquierdas, sumando a EH Bildu, PSE-EE y el espacio en torno a Podemos e IU. El otro sería el “eje vertebrador abertzale o de construcción nacional”. “Está muy dormido, hibernando. Y no sería deseable en el enfoque de un Lizarra Bis [en referencia a los pactos de 1998]. Pero tarde o temprano... En política las cosas van a tanta velocidad… PNV y EH Bildu tienen una competencia dialéctica, jurídica, política y mediática muy importante. Tienen muchas diferencias en muchos aspectos, pero también muchos elementos capaces de vertebrar un pacto. Yo no me olvidaría de ello”, interpreta Álvarez. Y le parece llamativo que, en los mensajes de campaña, sea EH Bildu, la oposición en Euskadi, la que “trata de no pisar callos y de no confrontar”. “Parece, sin embargo, que es el partido de Gobierno el que intenta promover o provocar un debate que encienda al electorado. Es algo bastante inédito”, concluye en referencia al PNV.
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