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Elkarrekin Podemos-IU paga en las urnas su imagen de desunión

Gorrotxategi vota en colegio electoral el 12J.

Eduardo Azumendi

13 de julio de 2020 00:13 h

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Visto los resultados del 12J, los más fieles de Elkarrekin Podemos en Euskadi estarán preguntándose dónde se ha quedado la euforia desatada que acompañó al partido en las generales de 2016, en las que llegó a alzarse con la victoria por delante del PNV. Nada que ver con los resultados en las siguientes convocatorias electorales hasta llegar al batacazo final: pérdida de cinco escaños. La coalición Elkarrekin Podemos-IU ha pasado de los 11 parlamentarios (y tercera fuerza) a seis. Con el añadido que se queda por detrás del PSE y ya no puede enarbolar la bandera de principal fuerza entre la izquierda no nacionalista. Pero, ¿qué ha pasado con el Podemos vasco para sufrir un declive tan acusado en tan poco espacio de tiempo?

Su diputado en el Congreso Roberto Uriarte lo achaca a la imagen de desunión que persigue a la formación. Y razón no le falta porque esa desunión se ha llevado hasta las últimas consecuencias. Y, además con luz y taquígrafos, a la vista de todo el mundo y en un momento muy inoprtuno. La penúltima crisis en la formación morada se produjo a las puertas de la precampaña electoral. Miren Gorrotxategi, avalada por el secretario general Pablo Iglesias, se presentó a las primarias para optar a la candidatura a lehendakari. Y ganó, desbancando así a la apuesta de la dirección territorial, que era Rosa Martínez. La crisis interna estaba servida y culminó con la dimisión en cadena de la ejecutiva que dirigía Lander Martínez.

Todo eso con unas elecciones en ciernes. Desde la victoria en las generales de 2016 hasta su irrupción como tercera fuerza (también en 2016) en unas elecciones vascas pasando por el batacazo del 12J solo han pasado cinco años. Indudablemente, las expectativas del partido eran bastante más altas.

La candidata Miren Gorrotxategi ha tenido que reconocer la evidencia: “No han sido unos buenos resultados”. Y se ha aferrado en parte a la alta abstención, que “distorsiona” los resultados y les ha perjudicado “claramente”, para justificar la debacle. De momento, lo que le queda a su partido son cuatro cuatro años por delante de trabajo “intenso, duro”. “Tenemos un proyecto político e ilusión de sobra para afrontar estos retos y para dar lo mejor de nosotras mismas en el Parlamento”, ha subrayado como conclusión.

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