Pradales celebra los seis meses como lehendakari con la aprobación de sus primeros presupuestos
Exactamente en el día en que se cumplen seis meses de la investidura de Imanol Pradales tras doce años de Iñigo Urkullu, el nuevo lehendakari ha superado este viernes su primer gran examen en el Parlamento Vasco. Merced a la mayoría absoluta de PNV y PSE-EE y con 'no' toda la oposición, han quedado aprobados los presupuestos de 2025, dotados con 15.728 millones de euros. Es la cifra más alta de la historia y un 4,7% más que las cuentas de 2024, aunque los crecimientos para Salud o Seguridad son inferiores y Emakunde, incluso, tiene una reducción. “Euskadi Berria”, es el lema que suele repetir Pradales para mostrar su nuevo estilo y que, desde ahora, tiene ya activada su primera gran herramienta de gestión.
¿Qué más implican los presupuestos? Los cinco consejeros del PSE-EE en el gabinete de Pradales gestionarán el 18% del dinero total, por un 82% del PNV. La renta de garantía de ingresos (RGI) subirá un 1,5% pero se congelan todas las prestaciones de vivienda en 300 euros. En 2008, por ejemplo, la denominada PCV llegó a 320 euros. Sube un 2% el salario para el personal funcionario y para los altos cargos. En esta legislatura, el número de cargos de designación política y asesores ha subido un 10%.
Finalmente, los presupuestos no han sumado el apoyo de ningún grupo de la oposición. PP, Vox y Sumar han votado en contra. EH Bildu, que ha mantenido la duda hasta el final, ha hecho lo mismo. Otxandiano, eso sí, ha hecho un discurso con un tono deliberadamente bajo. Aunque ha lamentado la falta de “voluntad” para el entendimiento, ha dicho querer alejarse de la crispación de las Cortes Generales y ha insistido en que en el futuro tocará seguir explorando grandes acuerdos de país aunque ahora no haya sido posible. “Estamos tocando una tecla importante. Tenemos la posibilidad de seguir trabajando este enfoque. Nuestra oferta sigue tendida: espacio de diálogo permanente que ayude a definir una agenda de país”. El líder institucional de EH Bildu ha enumerado como acuerdos imprescindibles la fiscalidad -ha cuestionado la propuesta “vertical” que han planteado PNV y PSE-EE y que ha “solapado” la ya trabajada en Gipuzkoa-, la definición de políticas “posneoliberales” y también un “nuevo estatus” que incluya el reconocimiento nacional vasco.
El consejero de Hacienda y hombre de los números de Pradales, Noël d'Anjou, había mantenido conversaciones con todos los grupos salvo la ultraderecha, a la que el Ejecutivo aplica un cordón sanitario. Primero se cayó Sumar, luego el PP y EH Bildu apuró casi hasta el mismo momento en que era posible negociar, la votación de las enmiendas parciales. De hecho, en una clara pugna por el relato para no quedar ante la opinión pública como quien había roto el diálogo, se llegó a decir que había opciones reales de poder llegar a acuerdos incluso hasta la votación final en pleno de este viernes. Sí, es algo técnicamente posible, porque hasta el último momento se pueden reservar enmiendas. Pero, no, políticamente no ha habido ningún movimiento desde hace ocho días, cuando todo saltó por los aires con un 'email' de D'Anjou que le llegó a Otxandiano mientras conducía y que fue respondido pasada la medianoche.
Ha sido una negociación impropia de un Gobierno con mayoría absoluta que no precisa de apurar los plazos ni de apoyos externos. Así lo admiten en privado en el Ejecutivo. De hecho, el papel de EH Bildu y sus propuestas de enmiendas sobre Vivienda y la necesidad de un SMI vasco más alto que el español han opacado los cambios que sí han introducido PNV y PSE-EE durante la tramitación. Con respecto al borrador de octubre, los partidos del Ejecutivo introdujeron una treintena de enmiendas para reabrir el segundo PAC de Osakidetza en Vitoria, que finalmente estará en San Martín, como el que fue cerrado, para adquirir nuevos vehículos para la Ertzaintza, para flexibilizar el acceso a las ayudas juveniles Emantzipa -que han tenido una escasa ejecución en su estreno- o incluso para explorar ese SMI vasco por la vía del diálogo social.
Al término de la sesión, en declaraciones a los medios de comunicación y tras recibir la felicitación del lehendakari, el consejero D'Anjou se ha mostrado feliz por contar ya con presupuestos. Ha hablado de un plan económico “responsable y riguroso” que dota de “estabilidad para los servicios públicos” y garantizar el “bienestar de la ciudadanía”. Es un marco que genera también “certidumbre” económica y que acredita la “solvencia” de Euskadi. Sobre la oposición, ha asegurado que las cuentas ya recogen medidas planteadas por el resto de partidos y que han ido surgiendo en las conversaciones finalmente fallidas. En 2026 se procurará negociar de otro modo, con más margen e incluso antes de presentar el presupuesto.
El PSE-EE, por boca de Ekain Rico, se ha felicitado de haber sacado adelante los presupuestos “más sociales de la historia”. En su intervención, no ha escatimado en críticas a la oposición por no sumarse a ese carro, particularmente a EH Bildu. Ha llegado a verbalizar que su postura en la negociación “ha rozado el ridículo” y ha sugerido que la coalición no ha tenido “autonomía”, en velada referencia a que críticas como la de ELA les han hecho tener vértigo a los pactos. Y ha recordado que el condiciona verdaderamente al PNV es el PSE-EE y no los demás partidos. De hecho, ha citado el precedente de los primeros presupuestos de Urkullu, los de 2013, que fueron retirados porque los socialistas presentaron una enmienda de totalidad ante un recorte de 1.000 millones. “Da igual lo que hagan. Ya estamos otros haciendo el trabajo”, ha concluido Rico.
Superviernes presupuestario
Ha sido un 'superviernes' presupuestario. Además de los autonómicos, se han votado los de Álava y de Gipuzkoa y se ha completado el penúltimo trámite en Bizkaia. De ese modo, queda ya revelada la fotografía final del mapa de los acuerdos. Antes de que se pronunciaran los Gobiernos de PNV y PSE-EE de cada una de las cuatro instituciones, EH Bildu dijo aspirar a un acuerdo “global”. Y no ha sido una realidad.
En Gipuzkoa, donde el bipartito tiene minoría, nacionalistas y socialistas han cerrado un acuerdo con el PP, los mismos que auparon a Eider Mendoza en 2023 después de que la coalición abertzale ganara las elecciones forales. Se movilizarán 1.218 millones. En Álava el Gobierno tampoco tiene mayoría y Ramiro González ha optado por EH Bildu para el presupuesto de gastos (702 millones) y por el PP para el de ingresos. Y eso que al principio se planteó como lo más probable un pacto con la coalición de Podemos e IU, Elkarrekin.
En Bizkaia, como en el Parlamento Vasco, PNV y PSE-EE tienen mayoría absoluta pero sí han llegado a un acuerdo con EH Bildu, por vez primera en la historia, además. Ocurre después de que Iker Casanova, el portavoz soberanista allí, dijera que eran unas cuentas malas que no se arreglaban ni con enmiendas. Finalmente, se ha podido aquilatar con 33 millones en cambios. Es el 2% del gasto total.
Otxandiano ha asegurado que es “llamativo” que los partidos de Gobierno planteen a la vez acuerdos a diestra y siniestra cuando “no es lo mismo” desde el punto de vista ideológico un acuerdo con PP o con ellos. Asegura que eso es “peligrosamente similar” a esos mensajes de que “todos son iguales”. Afea EH Bildu que eso es “vaciar la política” de contenido. De hecho, se ha dirigido expresamente al PNV porque no es comprensible “desde un punto de vista abertzale” mirar al PP. “No nos importa el quién. Nos importa el qué. Dejamos de lado las posiciones partidistas. Y gracias a ello tenemos estabilidad”, le ha respondido Alaitz Zabala, del PNV, que ha ironizado que la diferencia entre Euskadi, España y Francia es que solamente la primera tiene presupuestos garantizados por su estabilidad política.
Desde la bancada 'popular', Javier de Andrés ha formulado un nuevo discurso muy crítico con PNV y PSE-EE, como si no existiera el entendimiento con esos mismos partidos en Gipuzkoa. Los ha descrito como pésimos gestores, citando incluso que tienen más asesores que el Gobierno británico. “Que lo público en Euskadi funcione como lo privado”, ha deseado. Ha recalcado también que la economía vasca continúa en declive hasta el punto de asegurar que el 6,24%, que es la referencia para las transferencias y el Cupo, se ha quedado ya muy desfasado porque el peso de Euskadi en España es mucho menor. El PNV ha criticado los comentarios del PP sobre la migración. Este partido había reservado para el pleno más de 600 correcciones, aunque todas ellas han decaído.
De hecho, como ha recordado Jon Hernández, solamente se ha colado en el texto final una propuesta de la oposición. Es una propuesta de Sumar para aplicar al fin en los municipios el canon de viviendas vacías, regulado en la ley autonómica de 2015 e inexistente casi una década después. La coalición de izquierdas, con todo, se ha mostrado muy alejada del modelo económico de PNV y PSE-EE. Hernández, que procede de IU, ha criticado la “fiscalidad injusta” que construye la política gastos y, por ejemplo, que las cuentas “relegan a la escuela pública a un papel casi casi subsidiario”. En su turno de palabra, Amaia Martínez Grisaleña de Vox ha aprovechado para repetir su clásico argumentario contra la migración -“Bilbao se ha convertido en la principal oferta de mafias. El País Vasco convertido en el paraíso de las paguita”- o sobre el supuesto “blanqueamiento de etarras”.
El pleno en el Parlamento Vasco, el último de 2025 y que abre unas largas vacaciones hasta febrero, ha durado algo más de tres horas. No ha generado excesiva expectación. De hecho, la sesión ordinaria de este jueves tuvo más protestas en la puerta, la de sindicatos de la Ertzaintza o ESK y Steilas. Bajo la lluvia, este viernes apenas cuatro personas antimilitaristas han criticado que las cuentas financien a empresas vascas vinculadas a la industria armamentística. Invitados institucionales apenas ha habido, con la excepción del alcalde de Donostia, Eneko Goia, o el nuevo presidente del PNV de Bizkaia, Iñigo Ansola, que en el palco ha departido largamente con la jefa de gabinete de D'Anjou, Yurdana Burgoa, que ha tenido un papel decisivo en la tramitación de los presupuestos como lo tuvo en las dos legislaturas anteriores con Pedro Azpiazu.
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