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El PSE-EE pide que el nuevo Estatuto dé competencias fiscales al Parlamento Vasco frente al poder foral

Eneko Andueza y Pau Blasi, este martes en Bilbao

Iker Rioja Andueza

Vitoria —

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El PSE-EE, que celebra en los próximos meses su congreso, ha incluido en el borrador de su ponencia política una propuesta de reforma del Estatuto que va más allá de un mero retoque para introducir mejoras sociales, como se había dicho, y que, de plantearse, generaría un gran debate político. Textualmente, el documento aboga por que “el nuevo Estatuto atribuya al Parlamento Vasco la competencia normativa en materia tributaria” en detrimento del poder foral, toda una singularidad de la arquitectura institucional vasca. Se justifica en que el nivel autonómico es el que afronta el “mayor esfuerzo financiero”, el 70%, y el que tiene las competencias más relevantes. No se dan muchos más detalles.

En la práctica, el Gobierno y el Parlamento tienen en Euskadi menos competencias fiscales que muchas comunidades de régimen común, porque son las Diputaciones y Juntas Generales las que regulan toda la tributación concertada (casi todos los impuestos con la excepción del IVA y otros especiales) y gestionan el 100% de la recaudación. En el pasado, con las inundaciones de 1983, el entonces lehendakari, Carlos Garaikoetxea, sí aprobó un recargo autonómico en el IRPF. De hecho, la ruptura de Garaikoetxea con el PNV y la creación de EA se explica, en parte, por diferencias sobre el poder foral. Patxi López, siendo lehendakari, amagó también con medidas fiscales de este tipo pero no llegó a activarlas. Recientemente, el Parlamento Vasco ha regulado algunas figuras como el canon de renovables y se ha planteado también que la tasa turística sea un impuesto autonómico.

Eneko Andueza, que seguirá como secretario general después del congreso y que ha presentado este martes el documento junto con su autor principal, Pau Blasi, ha aludido a que hay una “oportunidad histórica” para actualizar el Estatuto, que data de 1979 y que es el único no reformado junto con el de Galicia. Apuesta, eso sí, por no mezclarlo con el debate sobre el derecho de autodeterminación, algo que ven como divisivo y problemático. Meses atrás, el PSE-EE sí había accedido a incorporar un reconocimiento de la nación vasca.

La ponencia, textualmente, plantea que cualquier modificación ha de hacerse con “lealtad” y “solidaridad” hacia el resto de España y siempre preservando o ampliando los consensos que suscita el marco vigente. “Sabemos que no es fácil. Sabemos que el desafío es enorme. Pero también que los mayores avances del desarrollo estatutario han venido siempre de la mano de los socialistas”, se puede leer en el documento, que ahora está sujeto a enmiendas.

El texto tiene 46 páginas y arranca destacando que el PSE-EE es un partido influyente en Euskadi, que ha ido ganando terreno institucional en los últimos años. Aseguran que han sabido adaptarse de ser “casi en exclusiva” una organización dedicada a la “lucha contra el terrorismo” de ETA y de “confrontación con los nacionalistas por cuestiones identitarias” a otra que abraza las “grandes transformaciones”. En este sentido, alerta de las “brechas” en el modelo de bienestar de la comunidad autónoma y aboga por recuperar los “estándares” de calidad de Osakidetza -se dice textualmente que hay margen para destinar más presupuesto al tiempo que se da por bueno el que se ha presentado para 2025-, por cuadruplicar los recursos para cuidados y servicios sociales -un nuevo formato que vienen llamando ya desde hace tiempo Gizakidetza- y por ofrecer políticas de “hospitalidad” a la población migrante. Critican veladamente al PNV por vender que existe un “modelo vasco” de acogida de extranjeros cuando las competencias son del Estado.

La ponencia desarrolla más en detalle los temas que el PSE-EE gestiona en el Gobierno de Imanol Pradales, como Vivienda, Turismo, Transporte o Empleo y calca casi tal cual un apartado sobre educación de la ponencia anterior, la de 2021, en la que da por superados los modelos lingüísticos A en castellano, B mixto y D en euskera en la red educativa después de que, en 2023, se empeñara en mantenerles en la nueva ley mediante una enmienda no exenta de polémica. En la teoría, el PSE-EE exhibe también su preocupación por el hecho de que Euskadi sea la comunidad autónoma con más peso de la enseñanza concertada, casi un 50% que genera un “equilibrio inusual”. Insiste, por ello, en que la pública ha de ser el “referente”.

“En el País Vasco existe una anomalía en este sentido, ya que la red pública y la red concertada son prácticamente simétricas. [...] Reconocemos la importante labor de la escuela concertada en el País Vasco, que ha contribuido a la formación de miles de jóvenes y ha respondido a una demanda social en contextos diversos. [Pero] Desde una perspectiva socialista reivindicamos la escuela pública como el eje central del sistema, ya que es el garante de la igualdad de oportunidades, la cohesión social y la normalización del euskera, y el espacio más adecuado para construir una educación inclusiva y accesible para todos”, apunta el texto en su página 23.

Por lo demás, el PSE-EE usa también las siglas LGTBI, ya sin los añadidos retirados por el PSOE en su congreso federal, alerta de los riesgos del cambio climático y avisa de tecnologías como la inteligencia artificial. El documento no se ha traducido al euskera. Hay un apartado específico también para reconocer a las víctimas de ETA y de otros terrorismos. Se menciona directamente el GAL y la violencia policial ilegítima. Los socialistas han asumido ahora también la cartera de Justicia y Derechos Humanos y, con ella, el Instituto de la Memoria (Gogora). Insisten en aplicar “una memoria basada en el rigor histórico” porque han visto “imprecisiones, medias verdades o invenciones intencionadas”. “Una sociedad adulta, y la vasca lo es, tiene que saber gestionar también su pasado, por muy sucios que puedan ser algunos de sus pasajes”, agrega la ponencia.

El partido más antiguo de Euskadi

El PSE-EE ha presentado también otro documento sobre modelo de partido y con un borrador de los estatutos que quieren visar en el congreso. Los socialistas definen ahí Euskadi como “nación” y recalcan que son la organización que “más se parece” a la sociedad vasca y también el partido más antiguo en Euskadi, creado en 1886 (el PNV es de 1895). Aseguran que no se puede ser socialista sin ser feminista, se etiquetan como “partido verde” y subrayan la necesidad de formar a los cuadros, de captar talento y de combatir la desinformación.

Se indica también que “la militancia es el timón” del PSE-EE. “Hemos cambiado la forma de elegir las secretarías generales consolidando el procedimiento de primarias en la organización, siendo un ejemplo de democracia interna. Empoderamos el papel de la militancia dándoles la voz en los procesos internos”, se puede leer. No obstante, Andueza ya ha sido técnicamente nombrado para un segundo mandato sin votación y sin siquiera recoger avales ante la falta de oposición interna. En 2021, en su estreno, sí compitió contra Soraya Morla. Después del congreso vasco, previsto para febrero, llegarán los de Álava, Bizkaia y Gipuzkoa.

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