El Parlamento Vasco ha recibido esta semana un informe de 2022 de la Agencia Vasca del Agua (URA) sobre el proyecto del segundo Guggenheim en la zona de Urdaibai, un museo que tendrá, a su vez, una doble sede en la antigua fábrica de Cubiertos Dalia de Gernika y en los viejos astilleros de Murueta, que quedarían unidas por un corredor verde. El documento no pone reparos definitivos al proyecto pero sí alerta de algunas afecciones. Por ejemplo, menciona la “importante situación de riesgo” de inundabilidad del emplazamiento elegido en Gernika. Allí mismo hay también un acuífero que ya presenta una “preocupante” situación por contaminación que no hay que agravar. Finalmente, se recuerda que la comarca no está conectada con los embalses del sistema del Zadorra de Álava, que dan de beber a Vitoria y a Bilbao, y que presenta problemas recurrentes de abastecimiento, particularmente en el estiaje, de modo que un espacio que prevé atraer a unos 140.000 visitantes anuales podría acrecentar el problema.
El segundo Guggenheim busca imitar en la comarca el efecto transformador del de Bilbao, inaugurado en 1997. Está apoyado por la Diputación de Bizkaia y cuenta con financiación de los Gobiernos vasco y central. El alcalde de Gernika, José María Gorroño, llegó a decir la pasada legislatura que era el espacio ideal para instalar el 'Guernica' de Pablo Picasso, ahora en Madrid y que toma su nombre del bombardeo nazi de 1937 en la villa foral. Y se han diseñado ya incluso accesos por ferrocarril. Pero también ha generado oposición. La plataforma Zain Dezagun Urdaibai denunció que se estaba poniendo en riesgo la única reserva de la biosfera vasca. Este mismo fin de semana ha habido una multitudinaria protesta en la zona.
El informe recibido en la Cámara tiene 14 páginas, está fechado el 31 de mayo de 2022 y viene firmado por Arantzazu Ugarte, que es una técnica de evaluación y planificación de URA, por Arantza Martínez de Lafuente de Fuentes, responsable de evaluación de la agencia, y por José María Sanz de Galdeano, director de planificación y obras. Su destinatario es el director de Medio Ambiente Javier Agirre Orcajo, alto cargo en el organigrama de Arantxa Tapia y analiza los cambios urbanísticos “no sustanciales” que plantean los promotores del nuevo Guggenheim.
Sobre el acuífero de Gernika, se menciona que las instituciones ya detectaron problemas a finales de la década de 1990. Se sellaron “algunos pozos” porque las zonas industriales próximas los habían contaminado y no se podía continuar con el abastecimiento desde esas tomas. Hay datos de que a “15 metros” de Cubiertos Dalia había un sondeo llamado “Euskotren”, por el nombre de la compañía ferroviaria vasca, y del que se ordenó el “cese inmediato”. “No hubo resultados concluyentes” en las pesquisas sobre el origen de la contaminación pero “desde entonces” la masa subterránea “presenta un mal estado químico debido a las altas concentraciones de cloroetenos”. Hay programas de regeneración en marcha y las obras no deberían detenerlos. El nuevo museo deberá estar “supeditado” a impedir que se produzcan nuevos vertidos a las aguas. Igualmente, el propio subsuelo de Cubiertos Dalia tiene contaminantes en un volumen “intenso”, en este caso de “organoclorados”. Mover tierras para construir puede suponer que eso también se filtre al acuífero.
En relación con la inundabilidad y de nuevo en referencia a la sede de Cubiertos Dalia, el río Oka genera una zona de “riesgo potencial significativo” de aluviones. Hay obras hidráulicas para reducirlo pero, con todo, “la materialización del equipamiento cultural podría verse condicionada por el cumplimiento de la regulación de usos en las zonas inundables”. Las obras no podrán suponer un “agravamiento” de estos peligros, lo que implica medidas concretas para sótanos o garajes, además de vías de evacuación o estanqueidad. Se pueden consultar aquí los datos de ésta y otras zonas inundables.
El problema de suministro de agua para la comarca no es nuevo. Y es “muy grave”. Cada verano llegan restricciones cuando no se pueden explotar más los recursos porque hay que preservar el mínimo de caudal ecológico y, de hecho, en 2022 se llegó a traer agua en barco desde el área metropolitana de Bilbao. Cree URA que el diseño del proyecto parte de un diagnóstico “correcto” de este problema, pero asegura que únicamente se constata que se incrementará en 140.000 personas la afluencia a la comarca, sin prever medidas. Se recuerda que “no son admisibles futuros usos que generen nuevas demandas”. URA recalca que lleva “años” alertando de los problemas con el agua en esta zona y sostiene que la situación se vería “claramente agravada” si se produce la “materialización de los diferentes desarrollos propuestos”. El Guggenheim “sólo podrá materializarse una vez obtenida la previa disponibilidad de los recursos hídricos”.