Uno de los sectores que más consecuencias económicas negativas ha sufrido por la pandemia ha sido el cultural. La cancelación de bolos y conciertos para los cantantes, el cierre de museos para los artistas o el parón en los rodajes para actores y directores ha sumido a los profesionales de estos ámbitos en una crisis que les va a costar hacer frente. Las elecciones autonómicas del próximo 12 de julio dibujan un lienzo en blanco de cuatro años en los que las diferentes propuestas de los partidos en el ámbito cultural podrán hacer frente a esta y a las situaciones que vayan presentándose a lo largo del camino.
¿Cómo están viviendo esta situación los propios artistas? ¿Qué esperan del próximo Gobierno vasco? ¿Confían en las propuestas de los partidos que aspiran a formar parte del nuevo Parlamento Vasco hasta 2024? elDiario.es ha hablado con la escritora Edurne Portela, el cineasta Borja Cobeaga, el que fuera director del Museo del Prado durante 15 años y actual director del Museo de Bellas Artes de Bilbao, Miguel Zugaza y la actriz Itziar Ituño para conocer qué puntos de vista tienen acerca de esta situación, cada uno de ellos desde su trinchera cultural.
“Rebajar los presupuestos de cultura es como hacerlo en ciencia, educación e, incluso, sanidad”
A Miguel Zugaza (Durango, 1964) la pandemia le encontró cuando cumplía su tercer año como director del Museo de Bellas Artes de Bilbao por segunda vez -ya lo fue entre los años 1996 y 2002- y después de pasar 15 años dirigiendo el Museo del Prado. Zugaza es consciente de que la actual crisis afecta de una forma especial a los hábitos sociales y al consumo cultural, que, en un buen porcentaje de manifestaciones, se produce de forma colectiva.
“Nos toca en la línea de flotación. Por muy creativos que seamos, vamos a tener que esperar con paciencia a que la sociedad vuelva a recuperar, junto a su vida, los hábitos culturales anteriores a la COVID. En el ámbito específico de los museos, el parón del turismo cultural va a significar una auténtica crisis del modelo de éxito vivido en las últimas décadas. Esperemos que sea momentánea. Antes de recuperar los visitantes de otras comunidades y países, vamos a tener que cuidar al público más cercano”, señala a este diario.
Para Zugaza, “todas las administraciones deben ser sensibles a las dificultades económicas que están pasando ya los creadores, los agentes, las instituciones y los propios consumidores de productos culturales”. “En la crisis anterior el Estado habló de sustituir el esfuerzo público por el privado prometiendo una nueva ley de mecenazgo. No dudo que la tentación será una vez más la de reducir la atención a la cultura con el fin de socorrer otras necesidades. No se dan cuenta de que rebajar los presupuestos de Cultura es como hacerlo en Ciencia, Educación e, incluso, Sanidad”.
A pesar de ello, asegura que no todo debe ser negativo, puesto que confía en que se pueden sacar varias buenas lecciones de lo que ha ocurrido. Entre ellas, la necesidad de la transformación digital. “La cultura se ha mostrado durante la crisis como un activo social de primer orden y no deberíamos dejar de serlo. Otra lección será también la de volver a equilibrar lo local dentro de lo global. La necesidad de valorar y saber proyectar la identidad cultural singular frente a la estandarización de los productos culturales más globales”.
En cuanto a las mejoras con respecto a la cultura que Zugaza realizaría, habla de mejorar la visión general de la cultura y del arte. Dejar de verlos como un excedente de la prosperidad económica, como la plusvalía de la sociedad, para entenderlos como “un bien común que debemos proteger individuos e instituciones”.
“En los programas electorales se debe dedicar un espacio especial a la cultura con propuestas precisas”
La historiadora, filóloga y escritora vasca Edurne Portela (Santurtzi, 1975) considera que el sector cultural en Euskadi afronta las mismas dificultades que en cualquier otro lugar en el Estado. Hace hincapié en su sector, el literario: “Desde el sector del libro, la crisis va a ser igual de brutal: editoriales endeudadas, librerías luchando por salir adelante, autores/as que se hunden más en la precariedad, porque ya se sabe qué pasa con las crisis: las colaboraciones se precarizan, se cancelan bolos, las editoriales pagan menos anticipos y se venden menos libros”.
Una de las medidas de la desescalada del confinamiento por el coronavirus con las que Portela discrepa, es el hecho de que se permitan vuelos y trenes al 100% de su ocupación, mientras que en eventos culturales los aforos se reducen: “Me parece bien esto último, pero se deberían aplicar las mismas medidas de seguridad en todos los ámbitos. A nivel estatal no hay un plan de rescate claro por parte del Ministerio de Cultura, si Euskadi se quiere desmarcar de esa dejadez no estaría de más que en los programas electorales se dedicara un espacio especial a este sector con propuestas precisas sobre cómo paliar la crisis en cada sector cultural porque, aunque es obvio, no siempre se tiene en cuenta que las necesidades son muy distintas en cada caso”, argumenta Portela al ser preguntada por las elecciones del 12 de julio.
“Que la cultura aguante el chaparrón para que cuando esto acabe pueda resurgir de esas cenizas”
El director y guionista Borja Cobeaga (San Sebastián, 1977) no se muestra nada optimista con respecto a la pandemia: “Lo más duro está por llegar, no sé si será por algún rebrote del coronavirus o porque la crisis económica se va a empezar a notar más adelante cuando quizás no nos preocupe tanto la enfermedad y nos preocupe más la economía, el paro, el poco poder adquisitivo y las penurias que están a la vuelta de la esquina.
A pesar del fin del estado de emergencia, los efectos de la crisis sanitaria están afectando a la cultura y, en concreto, al cine. “Lógicamente nadie está yendo al cine, nadie se atreve a estrenar una película grande que sería la única que podría salvar esto, pero eso también lógicamente está sujeto a que haya rebrotes. No tengo muy claro qué puede hacer un Gobierno a parte de invertir en Sanidad y en políticas para que no haya empobrecimiento. Son las dos únicas líneas en las que puede actuar, ya sea un Gobierno autonómico con el de Euskadi o un Gobierno central como el de Madrid”, señala a este periódico el director de películas como Pagafantas o Fe de etarras.
A la hora de explicar la única solución que él contempla no puede evitar ponerse algo poético. “Culturalmente hay que aguantar las estructuras, aguantar lo máximo todo para que cuando esta crisis, tanto sanitaria como económica pase, no haya solo ruinas. Que los grupos de teatro, los pintores, los escritores, los cineastas o los músicos aguanten el chaparrón y que cuando esto acabe puedan resurgir de esas cenizas”, confía el director de cine.
“La cultura no es un bien de consumo, es un bien del alma”
También ligada al mundo del cine y la televisión, pero en frente de las cámaras, Itziar Ituño (Basauri, 1974) es conocida en Euskadi por interpretar a Nekane Beitia en Goenkale, la serie de más duración del País Vasco y reconocida en el ámbito nacional e internacional por ser la Inspectora Murillo en La Casa de Papel. A pesar del éxito de Ituño, también ha sufrido consecuencias negativas en su trabajo. A raíz de la pandemia, confiesa que se le “ha caído un papel alucinantemente bonito” en una película, aunque es consciente de que en ese sentido “no es de las que peor está”.
“Las dificultades a las que nos enfrentamos la gente dedicada al arte y la cultura en general son diversas. Posposición de proyectos o caída de muchos, cancelación de actuaciones ya cerradas, pérdida de oportunidades, ya que todo se ha movido de sitio. Se han retrasado rodajes, suspendido actuaciones a cientos, se han caído proyectos. Partiendo de la base de la precaria situación del sector, en lo laboral, sobre todo en los trabajos en vivo que requieren un público in situ, diría que la precariedad va a ser más honda y terrible”, señala la actriz a elDiario.es.
Para hacer frente a esta situación de cara a las elecciones de Euskadi considera que los partidos deberían tener una propuesta “muy clara y general: tomarse la cultura en serio y asignarle el sitio que merece de una vez”. “Diseñar un plan de reflote del sector antes de que se ahogue. Un salvavidas. Un plan estratégico, no coyuntural para salir del paso. ¿Por qué? Porque éste sector también cuida, cuida la mente y la emoción, y el pensamiento. Nos cuida de la ansiedad, la soledad o el aburrimiento. Es un motor y un medio para que cambien y mejoren muchas cosas. Es importante conservar este tesoro que nos define cómo especie. La cultura no es un bien de consumo, es un bien del alma”, añade Ituña.
Sin embargo, la actriz también confiesa no sentirse optimista. El suyo, según describe, es un sector en el que nunca les han regalado nada y que, lo conseguido, ha sido a pulso y luchando mucho. “Aún falta, así que si además se viene esa gran crisis que anuncian, habrá que seguir luchando, reclamando y alzando la voz, el micro, el pincel o la pluma para que se nos tenga en cuenta”, concluye.