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ENTREVISTA

Ramiro González, diputado general: “En una parte de Álava, en Treviño, gobierna ya la extrema derecha”

El diputado general de Álava, Ramiro González, en el palacio foral

Iker Rioja Andueza

27 de abril de 2022 21:46 h

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El diputado general de Álava, Ramiro González (Burgos, 1962), atiende a elDiario.es/Euskadi después de una dulce recepción a los pasteleros locales que, como es tradición, acaba con la entrega de una tarta de San Prudencio en las horas previas a la fiesta patronal de la provincia, la excusa para la entrevista. González, tres años después por los rigores de la pandemia, confía en una celebración de mucha “ilusión” en 2022 y está encantado con el cartel anunciador de esta edición. La conversación tiene un enorme componente económico por los efectos de la guerra en Ucrania y la subida de precios, aunque se muestra tremendamente optimista con la situación del mercado laboral –“hoy están trabajando en Álava 2.000 personas más que en marzo del año 2020”–, con la llegada de nuevos proyectos al territorio, con la actividad del aeropuerto de Foronda y hasta con la apertura de la nueva Universidad de Josean Querejeta, Euneiz, que no le suscita ninguna duda. No se plantea grandes reformas fiscales y califica la situación de “floreciente”. Sí es más pesimista con el creciente peso de la ultraderecha tras los resultados de Marine Le Pen en Francia y la entrada de Vox al Gobierno de Castilla y León. Afirma que “en una parte de Álava”, en el enclave burgalés de Treviño ubicado en el corazón del territorio, ya está en las instituciones el partido del alavés Santiago Abascal y teme por los acuerdos de colaboración para materias como la lucha contra la violencia de género o el impulso del euskera. González, que lleva ya siete años en el cargo, esquiva todas las preguntas sobre si en la primavera de 2023 será el candidato del PNV en Álava pero concede sin terminar de abrir la puerta que todavía tiene “proyectos de futuro para el territorio”.

Por primera vez después de tres años se celebra San Prudencio, algo muy simbólico para Álava.

Lo encaramos con ilusión y con ganas después de dos años sin festividades. Estoy convencido de que, como la retreta ha sido un éxito, van a ser muchas las personas que se acerquen el día 28 a Armentia y el día 1 a Estíbaliz. Hay ilusión y hay ganas.

Hace dos años, en pleno confinamiento, el diputado general se emocionó en la fecha del 28 de abril.

Sí, es verdad. Lo recuerdo. Eran momentos muy duros. Lo estábamos pasando francamente mal todos. En ese momento en que uno ve que no se puede celebrar la fiesta, que cada uno tenía que estar en su casa, y con el sufrimiento por el que estaban pasando tantas personas, era difícil no emocionarse.

Los últimos datos de la PRA dibujan un escenario general de creación de empleo en Euskadi, pero Álava aparece como una excepción. ¿Cuál es su diagnóstico de la situación económica?

Creo que hay un dato que no admite interpretaciones, el de las personas que trabajan. El dato de afiliación a la Seguridad Social nos dice que hoy están trabajando en Álava 2.000 personas más que en marzo del año 2020. Hemos mejorado las cifras anteriores a la crisis y creo que es un dato claramente positivo. Hay meses mejores, hay meses peores, pero, en el cómputo global, desde principios del año 2020 hasta ahora Álava ha crecido. Y ha crecido en empleo, ha crecido en actividad económica y ha crecido también el número de empresas que vienen. Creo que estamos en un buen momento. Dentro de las dificultades globales por lo que está pasando todo el mundo, estamos en un buen momento.

Ustedes han adoptado medidas también, particularmente fiscales, para la crisis generada por la guerra en Ucrania.

Hemos adoptado dos tipos de medidas. Son las fiscales y las de ayuda directa. Dentro de las medidas fiscales, hay un paquete importante que ya pusimos en marcha con la pandemia para el aplazamiento y fraccionamiento de pagos. Dan liquidez a la actividad económica, a los autónomos y las pequeñas empresas, sobre todo. Hay otra parte que es una mejora del tratamiento fiscal a aquellos colectivos que están siendo más afectados por esta crisis, fundamentalmente el sector primario y el sector de transporte de mercancías por carretera. Y, además, hay un paquete de ayudas directas de subvención al sector primario, porque entendíamos que corría riesgo la continuidad de algunas explotaciones agrarias y son fundamentales para el territorio. Estas medidas, creo, son las que está demandando la sociedad.

La gran competencia foral es la fiscalidad. En este contexto generado por la crisis en Ucrania han vuelto a aflorar peticiones de reforma fiscal e incluso, como en el caso del PP, planteamientos expresos de rebaja fiscal.

Tenemos el compromiso de evaluar si esas reformas [de años anteriores] han sido eficaces para ser un territorio atractivo para la inversión y la generación de riqueza, así como si lo han sido para generar suficientes ingresos como para mantener servicios públicos de calidad. Esa evaluación se ha retrasado como consecuencia de la situación económica generada por la pandemia. No era un buen momento con una caída importante de recaudación. El planteamiento era hacerlo ahora. Mantenemos el compromiso de hacer un análisis serio.

¿Y cuáles son sus propuestas? 

Tenemos una fiscalidad que está demostrando que es capaz de impulsar la economía y de generar territorios atractivos. Por lo tanto, no hacen falta cambios de calado en nuestra fiscalidad. Es posible que haya que hacer mejoras, porque todo es susceptible de mejorar. Pero nuestra fiscalidad no necesita cambios de gran calado.

¿Y la posibilidad de deflactar los tramos del IRPF para que no se vean afectados los contribuyentes por la inflación?

Las Haciendas vascas hemos adoptado medidas que pretenden aliviar la situación económica de las empresas y también de los autónomos. Pero no podemos olvidar que necesitamos ingresos suficientes para atender las necesidades generadas por la propia crisis de la pandemia y por la guerra. Hemos adoptado también medidas de ayudas directas. Estamos reforzando las políticas públicas, estamos reforzando los servicios sociales. Y para eso son necesarios recursos. Lo que tenemos que preguntarnos es qué tipo de sociedad queremos. ¿Queremos una sociedad con una fiscalidad muy baja pero con servicios públicos de escasa calidad? ¿Queremos una sociedad del ‘sálvese quien pueda’ y de que quien pueda se permita el lujo de pagarse una buena Sanidad o una buena Educación? ¿O queremos una sociedad que desde lo público sea capaz de atender a la Educación, a la Sanidad, a la Seguridad y a los servicios sociales? Creo que la sociedad vasca, en su inmensa mayoría, opta por los servicios públicos de calidad. Y para dar los servicios públicos de calidad son necesarios recursos. He leído el informe de ‘Zedarriak’, elaborado por un grupo de empresarios que hacían una comparativa entre la fiscalidad de la Comunidad de Madrid y la fiscalidad vasca. Y salimos muy bien parados, porque tenemos una fiscalidad más baja para las clases medias y una fiscalidad más alta para las clases altas. Es decir, tenemos una fiscalidad más progresiva. Ése es un buen modelo. Es capaz de generar recursos para atender a unos servicios públicos de calidad y, al mismo tiempo, es progresiva. 

¿Las subidas de precios en los combustibles o de la energía están afectando a los presupuestos y a las adjudicaciones y contratas de la Diputación? ¿Cómo se está afrontando esta cuestión?

Están empezando a afectar. Estamos viendo, por ejemplo, que algunas de las licitaciones que tenemos en marcha probablemente van a ver incrementado su precio. Las ofertas de las empresas van a ser más altas por el aumento de las materias primas o el precio de los combustibles. Ya lo veíamos incluso antes de la crisis provocada por la invasión de Ucrania. La tensión en la cadena de suministros o el incremento del precio de las materias primas lo estaba provocando. Probablemente eso se va a producir con mayor frecuencia a partir de ahora y vamos a ver el encarecimiento de algunas licitaciones y también de algunos contratos de suministro vigentes. Hay sectores con los que tenemos contratos o tenemos adjudicaciones que están pasando por dificultades. Por ejemplo, el transporte de viajeros por carretera en el territorio. Se hace bajo un sistema de concesión y unas condiciones económicas determinadas. Es posible que, si la situación del precio de combustible no mejora, esto suponga una dificultad para las empresas.

¿Cuál es el escenario en torno a los proyectos energéticos, singularmente los parques eólicos y solares? ¿Está descartada del todo la exploración de gas en el subsuelo de Álava?

Partimos de una premisa básica: es fundamental incrementar la producción de energía en nuestro propio territorio. En Euskadi tenemos una dependencia excesiva. Y esto es especialmente importante en Álava, un territorio industrial. Y la industria consume mucha energía. La primera conclusión está clara: hemos de incrementar la producción de energía y hemos de hacerlo además, fundamentalmente, en base a las energías renovables. ¿La exploración de gas? Está descartada por una mayoría política en el Parlamento Vasco y hay que respetar las mayorías políticas. Por lo tanto, hemos de centrarnos en las energías renovables. En todas las energías renovables. Hay dos grandes fuentes que creo que tienen un gran futuro en nuestro territorio. Son la eólica y la fotovoltaica. En ambos casos hay proyectos. Creo que es el futuro para llegar a los hogares y que se pueda atender a las necesidades de la industria y de la movilidad.

Sobre el gas menciona que hay que respetar la “mayoría política”. Pero, ¿considera que es desaprovechar una oportunidad el no intentar utilizar esos recursos del subsuelo?

El gas es una energía de transición en el proceso de descarbonización. Puede facilitar la transición y el ir dejando de depender de energías fósiles. En ese sentido, era razonable el explorar qué es lo que tenemos en el subsuelo y explotarlo solamente en el caso de que fuera posible con todas las garantías medioambientales. Pero hay una mayoría política que entiende que no debe hacerse y respeto esa mayoría política. Por lo tanto, no está planteada ninguna iniciativa de recuperación de la exploración de gas. Si lo que me pregunta es cuál es mi opinión, la he dicho en muchas ocasiones: era conveniente averiguar qué es lo que tenemos en el subsuelo. Por responsabilidad debíamos haberlo hecho. Pero respeto la mayoría política.

En los últimos meses han florecido proyectos nuevos en Álava, pero sobre algunos hay más dudas que certezas. ¿Falta impulso en la economía alavesa?

Se está impulsando precisamente en los últimos años... Hasta el año 2015 había una inestabilidad política importante en Álava y ése fue un elemento de dificultad para el impulso de nuestra economía. A partir del año 2015 estamos viendo una llegada permanente de empresas, primero en torno a los proyectos que tenían que ver con la logística, con un crecimiento exponencial, y después con una mayor diversificación y una mayor incidencia en las nuevas tecnologías y en la I+D+i. Son años de proyectos desde lo público y desde lo privado ilusionantes para el futuro. Voy a citar algunos. En el ámbito privado quiero resaltar la llegada de AVS Next al parque de Miñano y la de un ‘datacenter importante’ en Arasur. En el ámbito público–privado se están dando pasos muy importantes para avanzar en la nueva movilidad, como la gigafactoría, que no viene sola, sino con proyectos como Mobility Lab o el centro de fabricación avanzada que lidera Mercedes-Benz. El nodo farmacéutico alavés supone diversificación de nuestra economía. Veo un momento de florecimiento de la economía.

Otro proyecto que no ha citado y que apoya decididamente es la nueva Universidad de Josean Querejeta en Vitoria. ¿Cree la Diputación que Euneiz abrirá sus puertas en septiembre?

Euneiz es un proyecto privado sin financiación pública, pero creo que contribuye a lograr algo que es una necesidad para cualquier territorio que pretenda ser líder en el futuro, que es mantener y atraer talento. Junto con la Universidad pública y con otros proyectos educativos, Euneiz puede ayudar a nuestro territorio. Es una Universidad creada al amparo de la ley porque cumple los requisitos legales. Y creo que abrirá sus puertas en el próximo curso que comienza septiembre.

¿El gas? Era conveniente averiguar qué es lo que tenemos en el subsuelo. Por responsabilidad debíamos haberlo hecho

Sin embargo, en su página web, en una tipografía más pequeña, pone claramente que les quedan siete trámites pendientes en la Administración educativa en cada una de las carreras que ofertan. Las obras tampoco están completadas.

Las perspectivas son las de empezar a funcionar el curso próximo e ir creciendo después. Cualquier Universidad empieza poco a poco y va aumentando su oferta educativa y el número de profesores y el número de alumnos a los que ofrece enseñanza. Lo que nos trasladan los responsables de la Universidad es que el curso que viene abrirá sus puertas y vendrán los primeros estudiantes.

¿Pagaría el diputado general a una de sus hijas 8.000 euros para entrar a una Universidad en estas circunstancias a pocos meses del inicio del curso?

No tengo ninguna duda de que quien pague finalmente una matrícula tendrá la garantía de que el curso va a comenzar.

Siguiendo con el mismo grupo deportivo, Baskonia-Alavés, ¿lo tiene todo en orden ya con Hacienda o mantiene todavía un calendario de aplazamiento de deudas?

La situación fiscal de los contribuyentes no se comenta. Sí puedo trasladarle una reflexión general respecto a todos los contribuyentes alaveses: no hay trato especial para nadie. Y cualquier medida para cualquier contribuyente se hace con respeto exquisito a la normativa en materia tributaria.

En la última campaña electoral, el titular que dejó en la entrevista con este periódico es que iba a haber un vuelo desde Foronda a Miami. ¿Cómo está esa cuestión? ¿Cómo está el aeropuerto de Vitoria?

Antes de aquella entrevista habíamos tenido reuniones con responsables institucionales de Miami, con la Alcaldía, con la autoridad portuaria y con la dirección del aeropuerto. Llegó la pandemia y todo aquello se paró, como otros proyectos. Sin embargo, el aeropuerto de Foronda ha aguantado muy bien la crisis producida en el mundo de la aviación como consecuencia de la pandemia. Ha aguantado mejor que el resto de aeropuertos. Ahora, cuando la pandemia está quedando atrás, vemos que sigue aumentando el número de operaciones de carga y el número de toneladas. Y hemos tenido una Semana Santa extraordinaria en pasajeros con más destinos que nunca, tanto en líneas regulares como en vuelos chárter. Pero creo que todavía quedan potencialidades que aprovechar. En el futuro habrá que retomar el proyecto de un vuelo transoceánico.

Hay más personas trabajando, con menos desempleo, con la llegada de nuevas empresas. Y hemos sido capaces al mismo tiempo de mejorar las políticas sociales y las políticas públicas. Veo un momento de florecimiento de la economía

¿Toca poner peajes en las autovías?

En las Juntas Generales de Álava se está abordando este debate de la manera más seria en la que se puede hacer, escuchando a los expertos y a los distintos agentes sociales involucrados. Habrá conclusiones a la ponencia en breve y yo voy a esperar antes de pronunciarme. Lo que sí que digo es que hemos de ir hacia un modelo coordinado en materia de vías de alta capacidad. Hemos de ir hacia un modelo coherente en Euskadi. En Álava, el año clave es el año 2026. Finaliza la concesión de la AP–68 y Álava tendrá en sus manos la gestión del total de carreteras y vías de alta capacidad. Ése será el momento de tomar decisiones.

En Euskadi, las diputaciones gestionan las residencias. En el caso concreto de Álava, le tocó lidiar a la Diputación con prácticamente el primer brote en España, el del centro de Sanitas en San Martín. ¿Qué balance hace de dos años largos de pandemia y cuál es la cifra concreta de fallecimientos que maneja en este momento la Diputación?

La cifra no la dispongo en este momento pero hemos hecho un ejercicio de transparencia desde el principio de la pandemia. Hemos dado las cifras de positivos y de fallecimientos de forma permanente. Desde el momento más duro hasta los momentos posteriores. Lo seguimos haciendo cada martes. Damos las cifras exactas de positivos en cada residencia y de fallecidos, cuando los hay. Hemos aprendido mucho durante estos dos años. En el mes de marzo del año 2020, efectivamente, el virus afectó de manera especial a Álava en todos los niveles, en el conjunto de la sociedad y también en las residencias. Era algo desconocido para los científicos. No teníamos pautas claras de comportamiento. Tuvimos también dificultades para encontrar material de protección. De manera muy rápida conseguimos disminuir el número de positivos y disminuir el número de fallecimientos. Y, después, creo que la situación se fue controlando hasta llegar a las cifras actuales con el proceso de vacunación y las dosis de refuerzo que se han ido dando a todas las personas mayores. El balance es el de una lucha sin cuartel contra el virus, con muchas dificultades, con el personal entregado y con mucho sufrimiento por parte de todas las personas, las usuarias y las trabajadoras.

Mencionaba el problema de los suministros en la primera ola. ¿Han aparecido también figuras de intermediarios y comisionistas que se han intentado aprovechar de esta situación?

En el caso de la Diputación Foral de Álava, la gestión se ha llevado con la seriedad habitual. A mí no me consta que haya habido ofertas de comisionistas. Lo que me consta es el trabajo riguroso por parte de los responsables del Instituto Foral de Bienestar Social para intentar conseguir las mascarillas de la manera más eficiente y más rápida posible, con el mejor precio posible, incluso en los momentos de mayor dificultad, cuando todas las instituciones de todo el mundo buscaban mascarillas y era difícil conseguirlas.

La pandemia ha dejado ver que el de las residencias es un sector muy privatizado y que ha faltado personal en algunos centros. ¿Ha sido un aviso de que toca cambiar el modelo?

Ya veníamos haciendo una reflexión antes de la pandemia en torno a las residencias y hemos llegado a la conclusión de que las residencias tienen que funcionar más como un hogar, como una vivienda. Son necesarios módulos pequeños, una atención más personalizada, más centrada en las necesidades personales de cada usuario. Es una situación que se veía ya antes de la pandemia pero esto nos ha ayudado a verlo con mayor claridad.

Se cumplen ya prácticamente tres años desde las últimas elecciones forales. ¿Cuál es su balance? ¿La salud de la coalición con el PSE–EE es buena?

Empezaré por el final. El acuerdo de gobierno parte de dos premisas. En primer lugar, parte de un diagnóstico compartido de las necesidades del territorio. En base a ese diagnóstico, se hace una batería de medidas acordada entre los dos partidos. A pesar de la pandemia, estamos llevando a cabo ese programa compartido y, por lo tanto, la salud es buena. En segundo lugar, el acuerdo parte de una convicción personal que compartimos de que esta fórmula de coalición es la mejor en este momento. Este gobierno compartido entre nacionalistas y no nacionalistas es lo que representa muy bien la pluralidad de nuestro territorio. El balance de la legislatura, para mí, es positivo. Totalmente positivo. Aun en una situación de dificultad generada por la pandemia y ahora por la invasión de Ucrania, hemos sido capaces de mejorar el tejido económico del territorio, con más personas trabajando, con menos desempleo, con la llegada de nuevas empresas. Y hemos sido capaces al mismo tiempo de mejorar las políticas sociales y las políticas públicas. Han sido tres años de mejora. Todavía hay cosas que hacer. Todavía hay cuestiones en las que tenemos que seguir trabajando. Pero creo que el balance es positivo.

¿Va a ser Ramiro González el candidato del PNV en las elecciones forales de 2023?

Soy muy respetuoso con los procedimientos internos del PNV y, en ellos, al candidato le propone la afiliación y le vota la afiliación. Por lo tanto, no estaría bien que yo respondiera a esa pregunta.

Pero si el candidato no aceptase o no quisiese seguir…

Repito, soy muy respetuoso con los procedimientos del PNV. Es un gran activo del PNV que cualquier afiliado pueda proponer un candidato. En ningún caso voy a avanzar en este momento el resultado de un proceso que se iniciará en los próximos meses. Lo que puedo decir es que hago un balance positivo de estas ya casi dos legislaturas, de estos siete años de gestión como diputado general de Álava. Y puedo decir también que tengo en la cartera proyectos de futuro para el territorio.

El PNV nunca ha tenido una mujer lehendakari, ni diputada general ni alcaldesa de las capitales. ¿Cómo se puede explicar esto a la sociedad?

Las instituciones están dirigidas por aquellos candidatos votados por el conjunto de la sociedad. Durante los últimos años hemos ido viendo cómo cada vez había más mujeres en todos los ámbitos. En la Diputación Foral de Álava, los dos tenientes de diputado general son mujeres. Hay una incorporación cada vez mayor de mujeres a cargos de alta representación institucional a los máximos niveles. Estoy convencido de que en un período breve veremos también a mujeres en cargos de mayor nivel institucional.

¿Teme la irrupción de la ultraderecha en el Parlamento foral a partir de 2023?

Quiero poner de manifiesto –no se está diciendo de manera suficiente– que en una parte Álava gobierna ya la extrema derecha. En Treviño ya gobierna la extrema derecha desde hace apenas unos días. Y eso me preocupa. El sábado tuve ocasión de hablar con el alcalde de Treviño y me trasladaba también esa preocupación. Nosotros vamos a seguir trabajando con Treviño dando cumplimiento a los convenios de prestación de servicios, como hemos hecho hasta ahora. Respecto a lo que pueda ocurrir en Álava en el futuro, es una situación perfectamente posible. Lo hemos visto en el Parlamento Vasco y puede ocurrir en las Juntas Generales de Álava. ¿Cómo afrontar esta situación? Creo que es importante poner de manifiesto que una fuerza de extrema derecha no es una fuerza política como otra cualquiera. Busca por encima de todo y ante todo acabar con la libertad de todos los demás. No podemos tratar a una fuerza de extrema derecha como tratamos al resto de formaciones políticas. Y hemos de dar también respuestas a las demandas de la sociedad. Porque no hay que olvidar que parte de la clave del éxito de la extrema derecha está en la falta de capacidad de las formaciones políticas democráticas para dar respuesta a las necesidades de una parte de la sociedad. Debemos ser capaces de ofrecer las respuestas que la sociedad necesita. Esas respuestas se dan no sólo desde la calidad de servicios públicos sino ofreciendo también un proyecto de vida, de futuro. No existen soluciones mágicas ni soluciones fáciles, pero los responsables institucionales deben ser capaces de llegar al conjunto de la sociedad y ofrecer soluciones de futuro.

¿Con Vox en el Gobierno de Castilla y León están en riesgo los acuerdos de colaboración de prestación de servicios en Treviño?

Vox no está en la Diputación Provincial de Burgos, que es con quien nosotros tenemos suscritos los acuerdos, pero no tengo que descartar que las nuevas políticas de la Junta de Castilla y León afecten. Hay que recordar que algunos de los acuerdos hacen referencia a la violencia de género o al euskera. Está por ver cómo actúa en estos ámbitos la Junta de Castilla y León.

En el caso de La Rioja, ¿da por cerrada la batalla del vino con la retirada de la  propuesta del PNV para diferenciar Rioja Alavesa dentro de la denominación Rioja?

No hay ninguna batalla del vino. Lo que hay –y es algo altamente compartido en la Rioja Alavesa– es una demanda de una mayor diferenciación. Esa  proposición de ley pretendía la creación de una subdenominación de origen dentro de la denominación Rioja y si lo demandaba así el 60% del sector en Álava. Era una propuesta muy razonable que buscaba un amplio consenso social. Hubo una reacción para mí excesiva. Si la denominación Rioja y el Gobierno de La Rioja no tienen miedo a lo que puedan decidir los sectores Rioja Alavesa… Lo lógico, cuando hay una reacción excesiva y de esa virulencia ante una propuesta que afecta a la economía, es buscar otro camino. Y el camino es el del diálogo y el de la negociación. Ese otro camino se acabará abriendo paso y veremos cambios importantes en el futuro de la denominación de origen Rioja.

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