Inés Núñez de la Parte: “Todas las mujeres que tienen un alto cargo en empresas industriales han sufrido discriminación por razón de sexo”
Inés Núñez de la Parte (Bilbao, 1974) es abogada, profesora universitaria y una alta directiva experta en asesoría jurídica a empresas. Actualmente es directora de la asesoría jurídica de Tubos Reunidos, empresa de la que también es secretaria del consejo de administración. Entre sus muchos estudios a lo largo de su carrera, Núñez de la Parte cuenta con un programa de liderazgo en asesoría corporativa en la Universidad de Harvard, experiencia que, según recalca, le aportó conocimientos que hoy en día pone en práctica en la empresa en la que trabaja.
Más allá de su faceta como empresaria de éxito, Núñez de la Parte se define a sí misma como una firme defensora de los derechos humanos. “Para mí lo más importante no es lo económico, sino que la sociedad avance. Soy una idealista”, señala a este periódico. Según apunta, esa forma de ser le viene “de lo aprendido en casa”. En 1977, cuando tenía tres años, caminaba un domingo con su padre por el centro de Bilbao, cuando se cruzaron con una manifestación pro amnistía y unos policías comenzaron a agredir a su padre, Francisco Javier Núñez Fernández, delante de ella. Dos días más tarde y tras consultarlo con su hermano, que era abogado, el padre de Núñez de la Parte fue a denunciar los hechos al Palacio de Justicia. En ese momento llegaron dos policías vestidos de paisano y se lo llevaron a una furgoneta, donde lo torturaron. Como consecuencia de ese hecho, fue hospitalizado y falleció días más tarde.
Núñez de la Parte no supo lo que le ocurrió a su padre hasta que cumplió los 18 años y su madre decidió contárselo. Desde entonces ha encabezado una lucha para que se le reconozca como víctima de abusos policiales. Lucha que el pasado febrero obtuvo resultados cuando por escrito el Gobierno de España pidió perdón a la familia por el asesinato de Francisco Javier Núñez Fernández. Para Núñez de la Parte ese reconocimiento es “muy importante”, pero con él no se hace justicia, puesto que “para que hubiera justicia en estos casos sería necesario que se pudieran juzgar” y la Ley de Amnistía de 1977 lo impide.
En una entrevista aseguró que de niña “no jugaba a ser princesa, sino comandante”. ¿Desde siempre ha querido ser una líder?
Siempre me ha gustado liderar. Desde niña me ha gustado tomar decisiones y liderar equipos.
Entre sus muchos estudios se encuentra una estancia en la prestigiosa Universidad de Harvard. ¿Cómo influyó en su carrera haber estudiado allí?
Me influyó de forma muy positiva. Me abrió mucho la mente y amplió mis conocimientos en materia de gestión y dirección de asesorías jurídicas. Realmente tuve la oportunidad de compartir aula con compañeros que son directores de grandes asesorías jurídicas de todo el mundo y conté con profesores deslumbrantes. El conocimiento que adquirí lo he podido aprovechar y poner en práctica en las organizaciones en las que he trabajado, primero en Ingeteam y después en Tubos Reunidos.
Es una de las directivas más importantes de Euskadi, además de ser consejera y administradora de su compañía. ¿Qué supone para usted ser una mujer en un puesto directivo en un mundo de hombres?
Supone, sobre todo, una gran responsabilidad. Tengo el deber de dar el máximo y siempre con excelencia, eso implica un gran sacrificio personal, además de mucho trabajo y estudio. El hecho de ser mujer implica una carga adicional si tenemos en cuenta cómo está organizada la sociedad. Somos pocas las mujeres que tenemos acceso a estos niveles de responsabilidad en las empresas, todavía somos minoría y las formas de hacer están muy masculinizadas en general y más aún en una empresa industrial como la que yo trabajo. Por poner un ejemplo, el 90% de las personas que tienen la responsabilidad de llevar la Secretaría del Consejo de Administración de las compañías que cotizan en Bolsa, son hombres. Hay muy poca representación femenina.
Todavía es necesario un cambio cultural y de mentalidad para que sea algo natural ver a una mujer en una posición de poder
¿Cómo se refleja el machismo en el mundo financiero y empresarial?
El machismo se refleja en múltiples facetas. Desde el ‘Dress Code’ (código de vestimenta) hasta los horarios de trabajo están totalmente masculinizados. En el caso de la ropa, por ejemplo, si te sacas una fotografía con trece hombres y tú eres la única mujer, lo normal es que te digan de llevar una chaqueta oscura y corbata. En cuanto a los horarios, lo más común es que se prolonguen hasta muy tarde y eso impida la posibilidad de conciliar. No es una cuestión solo vasca, es algo universal, todavía es necesario un cambio cultural y de mentalidad para que sea algo natural ver una mujer en una posición de poder y así se pueda aprovechar el cien por cien del talento disponible. Deberían establecerse mecanismos para que hombres y mujeres puedan desarrollar con éxito sus facetas profesionales y personales sin renunciar a ninguna de ellas. De momento, por lo menos en la industria, no existen esos mecanismos y no es fácil. Llegar y mantenerse en un puesto como el mío implica un sacrificio personal muy grande a día de hoy.
¿La conciliación laboral y familiar es posible en un puesto como el suyo?
Es complicada. Para conseguirlo es importante tener una pareja que te apoye incondicionalmente y que se involucre en todo, que sea corresponsable en todo lo que implica tener una familia. En las organizaciones empresariales es importante destacar que cuando los hombres que dirigen son verdaderamente inteligentes y no tienen miedos ni complejos, aprovechan el cien por cien del talento, con independencia de si esa persona es hombre o mujer. Los hombres más inteligentes son los que nunca discriminan por razón de sexo. Sin embargo, los que son más mediocres o tienen más miedo, suelen ser más machistas. Es algo que tengo comprobado.
¿Usted ha sufrido algún tipo de discriminación por ser mujer a lo largo de su carrera?
Todas las mujeres que han llegado, al menos en empresas industriales, a un cargo de responsabilidad han sufrido en algún momento de su carrera discriminación por razón de sexo. Algunas puede que no se hayan dado cuenta, pero yo estoy convencida de que sí. En estos casos es importante saber seguir adelante y luchar contra todo tipo de adversidades que se presenten dentro del mundo de la empresa. No hay que dejarse hundir. Este tipo de situaciones yo trato de llevarlas con humor, trato de sacar un punto de humor y pensar que la otra persona es quien tiene el problema y no yo.
¿Qué ha supuesto para Tubos Reunidos la huelga de Tubacex?
De ese tema no voy a hablar. Lo que sí que puedo decir es que el apoyo y el respaldo tanto de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) como de las entidades financieras al plan estratégico de la empresa, es un hito fundamental que nos puede hacer seguir adelante otros 130 años más, y nos va ayudar a poder tener éxito y a conservar todo el empleo.
Cuando usted tenía tres años su padre falleció tras ser víctima de abusos policiales. ¿Qué supuso para usted enterarse de lo ocurrido cuando cumplió los 18?
Ese momento para mí fue un verdadero shock porque siempre me habían dicho que mi padre murió de muerte natural. Para mí enterarme de aquello supuso darme cuenta de que este mundo es más feo de lo que yo había pensado, y que pueden ocurrir injusticias que durante años quedan impunes y se silencian. A mí lo que más me indignó en su momento fue que se hubiera hecho un pacto de silencio, no solo dentro de mi familia sino en la sociedad, de algo tan brutal y tan injusto. He luchado todos estos años para que se conozca la verdad y para que se restaure la memoria y dignidad de mi padre. Al fin he conseguido en febrero de este año un reconocimiento del asesinato de mi padre por parte del Gobierno español por escrito. Para mí eso es muy importante.
La verdad, justicia y reparación de todas las vulneraciones de derechos humanos se debe poner como una prioridad en la agenda política
¿Considera que tras el reconocimiento por parte del Gobierno de España, ya se ha hecho justicia en el caso de su padre?
No. Considero que todavía hay mucho camino por recorrer en ese sentido.
¿Qué se debería hacer para que los casos de abusos policiales se resuelvan y por fin se haga justicia?
La verdad, justicia y reparación de todas las vulneraciones de derechos humanos se debe poner como una prioridad en la agenda política. Para que hubiera justicia en estos casos sería necesario que se pudieran juzgar. Hay una Ley de Amnistía de 1977 que impide que este tipo de casos se juzguen, yo creo que estos delitos deberían ser considerados como crímenes de lesa humanidad y que esa ley no debería aplicarse a ellos. La sociedad va por delante y está más sensibilizada, pero la agenda política no lo tiene tan en cuenta y no le da la importancia que merece.
¿Se pierde la confianza en las instituciones tras sufrir este tipo de sucesos?
No. Yo no he perdido la confianza en las instituciones. Considero que lo ocurrido a mi padre no deslegitima ni a las instituciones ni a las fuerzas de seguridad del Estado.
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