Victoria Landa, directora de la Ertzaintza: “No pude ser escolta porque el primer requisito era ser hombre. Me excluyeron”

Maialen Ferreira

Bilbao —
20 de octubre de 2023 21:46 h

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Cuando Victoria Landa (Bilbao, 1962) entró en la Ertzaintza, en 1983, las mujeres tenían que usar un uniforme que constaba de una falda, unas medias de cristal y tacones de hasta 4 centímetros. No fue hasta 1990 que pudieron llevar, al igual que los hombres, un uniforme con pantalones. Y aun así, los pantalones del aquel uniforme que les permitían llevar eran de hombres, no estaban adaptados al cuerpo de la mujer.

En un cuerpo policial “monopolizado” por hombres, Landa es de las pocas mujeres que ha logrado escalar puestos hasta llegar a ser la primera directora de la Ertzaintza, cargo que ocupa desde 2021. “Actualmente hay un 17,96% de mujeres frente a un 82,4% de hombres. Es decir, de un total de 7.446 efectivos 1.337 son mujeres y 6.109 son hombres, aunque la infrarrepresentación de las mujeres obviamente tiene su reflejo en las categorías superiores de la escala de mando”, reconoce.

Conseguir la igualdad en el cuerpo de Policía es el objetivo que se ha marcado la Ertzaintza en su plan de promoción de la presencia de mujeres, pero también es una meta personal de su directora. “Mi reto es conseguir que las mujeres ocupen puestos estratégicos y de decisión de la Ertzaintza”, sostiene en vísperas de que este lunes, 23 de octubre, se conmemoran los 40 años desde que la primera promoción de mujeres ertzainas salió a la calle.

En la primera promoción de la Ertzaintza uno de los requisitos era haber hecho el servicio militar, por lo tanto las mujeres no podían participar. A partir de la segunda promoción empiezan a entrar mujeres. Usted entró en la tercera promoción, pero históricamente ha sido muy reducida la presencia femenina en el cuerpo. ¿Cómo valora esa situación?

Evidentemente, la exigencia de la mili impidió que las mujeres accedieran en la primera promoción de la Ertzaintza. Sin embargo, un año después, de las 637 personas que accedieron al cuerpo, hubo 92 valientes y decididas mujeres. Es una representación que no alcanzaba el 15%. Este año se cumplen 40 años desde que esa primera promoción de mujeres salió a la calle, algo que celebraremos el próximo lunes 23 de octubre con un acto de homenaje a esas compañeras.

Desde los inicios de la Ertzaintza y hasta la décima promoción, las mujeres fueron accediendo al cuerpo mediante un sistema de cuotas. Es decir, se reservaba un número concreto de plazas para ellas. En mi caso, de 400 plazas, 60 fueron reservadas para mujeres y una de esas 60 mujeres fui yo. Es cierto que he padecido una doble discriminación, una por motivos de género, porque en esa primera promoción no pude participar por ser mujer y por motivos de edad, ya que en la segunda promoción tampoco pude participar porque había que tener 21 años para acceder a la Ertzaintza. Al año siguiente, ese requisito se quita y se permite el acceso con 18 años, por lo que consigo entrar en la tercera promoción, la de 1983. Eso hace que exista una infrarrepresentación de la mujer en la Ertzaintza, con porcentajes que no alcanzaban el 11% en los primeros años. Hoy, el porcentaje de las mujeres que se han presentado a las últimas oposiciones es de un 30,49%.

A día de hoy cuatro mujeres ostentan la categoría de comisarias y de ellas, dos se encuentran habilitadas como intendentes, que es la máxima categoría

¿Cuántas mujeres hay ahora en la Ertzaintza? Resulta complicado ver una patrulla compuesta por dos mujeres y en los puestos de mando y en las unidades de elite su presencia es aún más reducida.

Actualmente hay un 17,96% de mujeres frente a un 82,4% de hombres. Es decir, de un total de 7.446 efectivos 1.337 son mujeres y 6.109 son hombres, aunque la infrarrepresentación de las mujeres obviamente tiene su reflejo en las categorías superiores de la escala de mando. A día de hoy cuatro mujeres ostentan la categoría de comisarias y, de ellas, dos se encuentran habilitadas como intendentes, que es la máxima categoría dentro de la escala de mandos de la Ertzaintza.

En su promoción, la de 1983, aún el uniforme de las agentes obligaba a usar falda. ¿Cómo recuerda aquellos primeros años? ¿Era consciente del machismo?

En aquella época las mujeres no podíamos elegir el uniforme, ya que para nosotras estaba conformado por una falda recta, en el caso de la segunda promoción, que no posibilitaba la libertad de movimientos para poder realizar nuestro trabajo. En la tercera promoción, cambian la falda recta por una falda pantalón que nos permitía tener mayor libertad. Pero lo más sangrante, además de la falda, era que teníamos que llevar un tacón de cuatro centímetros y medias de cristal. Eso sí, conseguimos que sustituyeran las medias por leotardos rojos, porque las medias se nos rompían a diario. Durante años mantuvimos una lucha constante hasta que conseguimos que las mujeres pudieran utilizar pantalón, aunque era un pantalón de hombre, no estaba adaptado al cuerpo de la mujer.

¿Hasta cuándo tuvieron que utilizar tacón y falda?

Lo que ocurrió es que, a pesar de que no nos dejaran, nosotras conseguíamos pantalones y nos los poníamos y cuando se dieron cuenta de que la situación estaba siendo generalizada y las quejas eran mayoritarias, decidieron cambiarlo sobre el año 1990.

A lo largo de su carrera en la Ertzaintza, ¿ha sufrido algún tipo de discriminación por el hecho de ser mujer?

Sí. No pude participar en un proceso de selección para la unidad de escoltas, porque el primer requisito que exigían para poder participar era ser hombre. Me excluyeron 'de facto'.

¿Cómo está esa situación ahora? ¿A día de hoy hay mujeres escoltas?

Sí, sin ningún problema. De hecho, en breve va a haber un curso para poder formar parte de esa unidad y pueden participar también las mujeres.

¿Están teniendo éxito las campañas publicitarias específicas para que las mujeres accedan a la Ertzaintza?

Sí, sin ningún género de dudas. Están favoreciendo de una manera muy importante la presencia de mujeres y se ve en el porcentaje de las que se han presentado a las últimas oposiciones.

El plan de promoción de la presencia de mujeres en la Ertzaintza prevé, como dos grandes medidas, la fijación de una cuota mínima femenina en las próximas convocatorias que irá creciendo hasta llegar al 40% en 2026 y la eliminación de la altura mínima de 1,60 metros para ellas (1,65 metros para ellos) a la hora de apuntarse a una OPE. ¿Cómo valora estas medidas? ¿Han tardado en llegar?

Estas medidas están encaminadas a conseguir avanzar en la participación real y efectiva de las mujeres, algo que es una necesidad y una exigencia, pero no han tardado en llegar porque han necesitado diferentes procesos para que después de todos ellos se haya podido construir este primer plan de promoción de la mujer. No se ha podido hacer con mayor rapidez de la que se ha dado.

En el pasado los tribunales tumbaron este tipo de medidas, sobre todo las relacionadas con reservar plazas para mujeres o establecer cupos. ¿Cree que pueda volver a pasar?

En los casos en los que por parte de los tribunales ha habido sentencias contrarias a la aplicación de las cuotas de reserva no ha sido por la medida en sí, sino por una aplicación no correcta de la norma legislativa, así que no creo.

Parece que las mujeres debamos justificarnos cuando llegamos a ciertos puestos de dirección

Lleva desde 2021 como directora de la Ertzaintza, la primera mujer en llegar a ese cargo. ¿Hay diferencia entre la dirección de una mujer o la de un hombre? ¿Cómo valora su labor durante este tiempo?

Efectivamente, soy la primera mujer que ocupa este puesto, todos mis predecesores son hombres y a ninguno se le ha preguntado qué tipo de liderazgo ejerce o qué diferencias puede haber entre su liderazgo y el de una mujer. Parece que las mujeres debamos justificarnos cuando llegamos a ciertos puestos de dirección, mientras que a ellos no se les preguntan estas cuestiones.

La pregunta es porque cuando las mujeres acceden por primera vez a un puesto de trabajo masculinizado, como es su caso, lo hacen a sabiendas de la discriminación que han vivido por el camino por lo que tienen una mirada distinta a la de los hombres y eso se refleja en su forma de trabajar.

Sin ningún género de duda. Sobre todo en mi caso, que llevo un número de años importante trabajando en un sector que históricamente ha sido monopolizado por los hombres.

En estos momentos los sindicatos de la Ertzaintza y, por su parte, el movimiento “asindical” Ertzainas en lucha protagonizan un conflicto laboral que parece difícil de resolver tras haber rechazado la propuesta del Gobierno vasco de 37 medidas valoradas en 18 millones de euros. ¿Cómo valora la situación? ¿Desde la Ertzaintza consideran que tendrá una pronta solución? 

Las personas que trabajan en la tarea de resolver el conflicto continúan reuniéndose en los foros de negociación colectiva y dialogando con un objetivo compartido por todas las partes, que es llegar a un acuerdo que permita mejorar las condiciones laborales de las y los ertzainas.

¿Cómo valora esas negociaciones? ¿Prevé llegar a un acuerdo próximamente?

Dentro de la viceconsejería de Seguridad en la cual se encuentra la dirección de la Ertzaintza, en este caso, la directora de la Ertzaintza, es decir, yo, no soy la persona que tiene atribuidas las facultades de negociación con la parte social.

¿Cree que los ertzainas deberían tener derecho a la huelga como los profesores, los sanitarios de Osakidetza o el resto de funcionarios?

Como directora de la Ertzaintza poco tengo que decir. Ya se pronunció el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en 2015 a favor de la prohibición de ejercer el derecho a la huelga para los ertzainas. Evidentemente cabría otra regulación, pero corresponde al legislador estatal.

¿Cuáles considera que son los retos de la Ertzaintza en los próximos años?

La lucha contra la cibercriminalidad, contra la violencia machista, el relevo generacional y rejuvenecimiento de la plantilla y el reconocimiento de la Ertzaintza como lo que es, una Policía integral, la única que puede operar en el ámbito competencial que tiene atribuido en Euskadi. Y como reto personal conseguir que las mujeres ocupen puestos estratégicos y de decisión de la Ertzaintza.

¿Esa última es una meta complicada de conseguir a día de hoy?

Para nada, todo lo contrario.