Regreso al campus de Leioa: “Creíamos que estaban rodando una película, luego oímos los disparos y corrimos”
“Algunos se escondieron en el baño y bajo las mesas. Yo oí disparos al salir de clase y fui corriendo al autobús”, cuenta Andrea Vega, estudiante de la UPV/EHU que presenció el suceso
“Nunca sabes cómo vas a reaccionar ante algo así, algunos se escondieron en el baño y bajo las mesas. Yo oí disparos al salir de clase y fui corriendo al autobús”, cuenta Andrea Vega, estudiante de la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) tras bajar del autobús que enlaza Bilbao con Leioa. Vega ha vuelto este jueves a clase tras haber sido testigo el día anterior del suceso en el que un joven de 21 años irrumpió a disparos en la Facultad de Ciencia y Tecnología de la universidad. Según informó la propia universidad a través de un comunicado, no se produjeron daños personales.
Una recta separa ambas facultades y entre ellas se encuentra la principal parada de autobús en la que alumnos de distintas zonas de Bizkaia esperan a diario los autobuses para regresar a sus casas debido a que el campus de Leioa-Erandio se encuentra alejado de la zona urbana -a diez kilómetros de Bilbao- y ubicado en una colina. Ese fue el lugar exacto en el que el joven comenzó a disparar con un arma que adquirió horas antes en Milanuncios. En total, según fuentes policiales, realizó 25 disparos que comenzaron sobre las 18.40, diez minutos después de que finalizara la primera clase de la tarde y hora clave para que los alumnos fueran a dicha parada de autobús para abandonar la universidad.
“Pensábamos que estaban rodando una película, luego oímos los disparos, vimos que era real y corrimos para entrar en el autobús”, apunta a este periódico Vega. Una vez dentro, los alumnos se relataron unos a otros lo que vieron y escucharon y fueron conscientes de que no se trataba de un simulacro ni un rodaje de la universidad. “No sabes qué pensar, igual podría ser una pistola de fogueo. Si lo piensas sí que da miedo”, asegura la joven, a la que se le escapa una risa nerviosa mientras cuenta su experiencia.
Samuel Valcárcel también es alumno de la misma facultad que Andrea Vega. Momentos previos a los disparos, se encontraba en clase de Fotoperiodismo y se disponía a bajar al autobús para regresar a su casa cuando se encontró con un grupo de chicas que le alertaron de que “un hombre con una escopeta estaba pegando tiros”. “A los 30 segundos apareció una patrulla de la Ertzaintza y no sabíamos qué hacer. Teníamos que volver a casa, pero desalojaron los autobuses que quedaban allí y los movieron de sitio porque había el rumor de que el chico podía haber entrado a alguno de ellos para seguir pegando tiros desde allí”, cuenta Valcárcel, alumno de tercero de Periodismo. Finalmente cerca de las 20.00 los alumnos pudieron abandonar la universidad.
Este jueves una valla amarilla acordona la Facultad de Ciencia y Tecnología de la UPV/EHU. Los alumnos entran y salen de ella como si nada de lo ocurrido el día anterior hubiera sido real. Sin embargo, muchos de ellos se paran frente al edificio, sacan fotos de él y comentan lo sucedido. El tema viaja de boca en boca por todo el alumnado de la universidad. En la puerta de la Facultad de Medicina, algo más alejada que el resto de facultades, pero que también tuvo que ser desalojada para evitar daños personales, Mireia, Katalin y Elena comentan lo ocurrido entre clase y clase. “Se supone que el chico no quería hacer daño a nadie, pero disparó a un edificio en el que hay directamente unas escaleras y pudo haberle dado a alguien”, lamenta Elena. “No te crees que puedan pasar estas cosas aquí. Hoy estamos bien, pero se te queda el miedo en el cuerpo”, aseguran las jóvenes, que cursan el segundo año de Medicina.
Los disparos realizados por el joven atravesaron la cristalera de la Facultad de Ciencia y Tecnología. En ellas se encuentran dibujadas símbolos matemáticos como el número pi, un compás o una escuadra y cartabón, entre otros. Dentro del edificio, unas vallas cierran el paso de las escaleras en las que cayeron los cartuchos. Junto a ellas, máquinas expendedoras y una zona de descanso en la que los alumnos charlan entre horas yace completamente vacía tras el suceso.
Guardar silencio o cómo no informar en situaciones de crisis
La Universidad del País Vasco (UPV/EHU) realizó un comunicado sobre las 21.00 para informar de lo ocurrido. El texto, compuesto por tres párrafos, informaba de que el suceso comenzó a las 18.40 cuando “una persona joven” realizó desde el exterior de la Facultad de Ciencia y Tecnología “varios disparos a la fachada del centro provocado daños en sus instalaciones” y que a continuación entro a esa misma facultad y realizó “nuevos daños”. Informaba, además, que la detención del joven se produjo a las 19.30 (a pesar de que la Ertzaintza asegura que fue a las 19.20), que se evacuaron las facultades de Ciencia y Tecnología y Medicina y Enfermería, y que la universidad quería “transmitir a toda la comunidad universitaria un mensaje de tranquilidad y confirmar que no se han producido daños personales”.
Sin embargo, desde las cuentas oficiales de las redes sociales de la universidad no se realizó ningún comentario, ni se proporcionó ningún tipo de información. Algo, que en opinión del profesor del Departamento de Comunicación Audiovisual y Publicidad, Julen Orbegozo, que justo se encontraba impartiendo su clase cuando ocurrió el suceso, fue un “error” y una “oportunidad perdida”.
“Estábamos en clase cuando un grupo de alumnos comenzó a correr por los pasillos y nos interrumpieron para decirnos que un chico con una escopeta estaba por el campus. Para nosotros fue un shock y en ese tipo de crisis lo que quiere cualquier persona es información. La UPV/EHU podría haberse dirigido de forma inmediata y a tiempo real para que no cundiera el pánico, que es lo que hay que evitar en estas situaciones. Durante horas la agenda mediática estuvo marcada por este suceso, incluso en el plano internacional y la universidad no ocupó el espacio informativo que debía como institución. En su lugar cedió protagonismo a la Ertzaintza, que sí que ofreció otro modelo más cercano, informativo y correcto”, señala Orbegozo.
A través de un hilo de Twitter en euskera y otro en castellano, la Ertzaintza fue informando a tiempo real de lo que estaba ocurriendo, primero con un resumen de los hechos, después con un mensaje que informaba de que había “desaparecido la situación de riesgo” y, por último, asegurando que se había producido la detención del presunto autor.
“La estrategia del silencio en pleno siglo XXI y en una situación de crisis no es una opción. Cuando ya pasó todo, desde la cuenta oficial de la UPV/EHU se lanzó un único tuit y solamente en castellano en el que se enlazaba el comunicado, esa no es una actuación profesional. Podrían haber transmitido un relato a tiempo real porque en mi caso, por ejemplo, necesitaba información. Supe que había compañeros que se encerraron en sus despachos, otros se marcharon corriendo hacia sus coches, se podría haber evitado ese caos. Podría haber sido una oportunidad para mejorar la reputación de la universidad y ahondar en el mensaje que se quería destacar y tenía que haber sido la propia institución la que ocupara ese espacio informativo. No quiero que suene como una crítica destructiva, sino como una autocrítica para mejorar porque esta no va a ser la única crisis a la que se enfrente la UPV/EHU”, apunta.
A primera hora de la tarde del jueves la UPV/EHU ha lanzado otro comunicado asegurando que la Facultad de Ciencia y Tecnología “recupera la normalidad académica”. “Los daños producidos en la tarde de ayer fueron de orden material (varios cristales de la fachada perforados, un monitor de información, una vitrina e impactos en paredes y techos del edificio). Se está realizando una cuantificación definitiva de los mismos. La rectora de la universidad y miembros de su equipo han celebrado esta misma mañana una reunión con máximos responsables de las facultades y escuelas de la universidad, con el fin de informar pormenorizadamente del suceso y trasladar un mensaje de tranquilidad. La investigación de los hechos continúa en manos de la Ertzaintza”, concluye el comunicado.
Por su parte, la rectora de la Universidad del País Vasco, Eva Ferreira, ha lanzado un mensaje en el que ha querido mostrar su solidaridad con las personas afectadas. “Tras el grave suceso de ayer la facultad ha recuperado su actividad normal en todos los órdenes. Quiero mostrar nuestra solidaridad con todas las personas de la comunidad universitaria afectadas por este lamentable incidente y, al mismo tiempo, felicitar al personal de la universidad y a la Ertzaintza por su rápida y eficaz intervención”, ha señalado.
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