Solamente unas pocas semanas después de las elecciones autonómicas del 21 de abril, este jueves por la noche arranca una nueva campaña en Euskadi, la de las europeas del 9 de junio. Vuelven los mítines, la propaganda y las promesas políticas. Y PNV y EH Bildu volverán a competir por la hegemonía después de una ajustada victoria en votos y un empate en escaños. El matiz es que aquí sí hay un precedente de victoria de la izquierda abertzale sobre los nacionalistas. Fue en 1987, un año después de la entrada de España en el club comunitario y por apenas 1.500 votos, pero Herri Batasuna (HB) se anotó entonces su único triunfo global en las más de sesenta veces que los vascos han acudido a las urnas.
Ahuyentar el fantasma de la desmovilización constituirá una idea-fuerza para los partidos tras un cita con las urnas muy reciente y con una ciudadanía que, tradicionalmente, ve estos comicios como los más lejanos. 2019 fue una excepción al estar la urna europea al lado de la municipal y foral. Votó un 65%, más que en las vascas. Por eso los partidos miran a 2014 como su gran referente. Entonces participó un 44%.
El PNV, aunque salvó los muebles (y el Gobierno) el 21 de abril, comparece ahora sin la garantía de poder mantener su histórico escaño en la Eurocámara. El desgaste de las últimas citas con las urnas puede pesar a una formación que cambia a su referente durante tres lustros en Bruselas y Estrasburgo, la expresidenta del Parlamento Vasco Izaskun Bilbao, por la desconocida Oihane Agirregoitia, exedil en Bilbao y excargo en la Diputación de Bizkaia. En un contexto de circunscripción única, las alianzas son esenciales para competir contra los grandes partidos pero, aunque se produjo un acercamiento, no fue posible nuevamente la coalición con Junts. El alejamiento entre Iñigo Urkullu y Carles Puigdemont tras el 'procès' frustró cualquier intento de entendimiento en 2019 y ahora no se ha reconducido la vieja relación del PNV con la extinta CiU. El PNV lidera una plancha llamada CEUS (Coalición por una Europa Solidaria) en la que está Coalición Canaria (CC) como gran apoyo y otras fuerzas minoritarias. En Navarra, los nacionalistas comparecen como Geroa Bai. CEUS ha sido presentada en Madrid este miércoles.
En Euskadi, el PNV llegó a 380.000 votos en las europeas de 2019. Fueron más que los que cosechó Imanol Pradales el 21 de abril. Un 33%. Obtuvo el escaño con holgura y sin esperar al reparto complementario tras la salida del Reino Unido de la Unión Europea, que benefició a otras formaciones como Vox o ERC, por ejemplo. Pero en Sabin Etxea miran más como referencia con la que compararse las 208.000 papeletas de 2014, un dato muy similar a las de 2009. Estiman que si el PNV retiene 200.000 votos y CC aporta 70.000 podrían alcanzar los 300.000 que estiman imprescindibles para obtener escaño con los pocos miles que puedan arañar en Navarra -Geroa Bai es un partido muy dual y de ser competitivo en las forales pasa a séptima fuerza en generales, por ejemplo- e incluso en otros lugares. Hay socios pequeños de CEUS en Galicia o Baleares y han incluido en las listas simbólicamente al exlíder del PDeCAT David Bonvehí con la esperanza de pescar entre los restos moderados de la antigua CiU, aunque no habrá campaña como tal allí y aunque ese partido se disolviera ya.
Hay dos factores que benefician a los nacionalistas (y a todos los partidos pequeños). El primero es que, tras el Brexit, España reparte más asientos ahora que hace cinco años. El segundo es que no hay listón mínimo del 3% para optar a un escaño. La proporcionalidad es total. CEUS ya se quedó por debajo en 2019 y, salvo sorpresa, así será ahora también. El PNV incluyó como una de sus exigencias a Pedro Sánchez en la investidura que si España entra a regular un mínimo -como pide Europa y como hay en todas las demás convocatorias- le dé capacidad de veto. “El PSOE se compromete a no impulsar ninguna modificación de la LOREG, y en caso de extraordinaria necesidad, lo hará con acuerdo previo con EAJ-PNV”, pactaron.
Fuentes del PNV confían en movilizar el voto en Euskadi y en que CC haga una buena campaña en Canarias aunque en ningún caso pueda optar a un segundo escaño, que es el puesto que ocupa en CEUS. “Los problemas de Canarias los resolvemos nosotros”, dicen desde el PNV, que entiende que Bilbao se ha implicado también en representar los intereses del archipiélago. Esperan también que voces de referencia de lo que fue el PDeCAT salgan “en los medios” apoyando la coalición nacionalista frente a la opción de Junts. Los 'jeltzales', además, dan mucho simbolismo a que vuelven a presentarse en la circunscripción de Francia, de modo que serán “los únicos” con listas “en todos los territorios vascos”. En Iparralde, el PNB está dentro de una coalición ecologista con escasas opciones liderada por Yann Wehrling. En 2019 no se presentaron. Sí en 2014; en solitario, además. El PNV tiene cariño a esas papeletas porque les permitieron superar a EH Bildu, que se había impuesto a los nacionalistas en Álava, Bizkaia, Gipuzkoa y Navarra. Eran, además, las primeras elecciones con Andoni Ortuzar al frente del partido.
EH Bildu, de la mano de una ERC en horas bajas
EH Bildu comparece dentro de una coalición con ERC, BNG y Ara Mès, formación balear que ha estado integrada en Sumar. Encabeza la lista la catalana Diana Riba y el referente vasco es Pernando Barrena, que ocupa el segundo puesto. Ana Miranda del BNG es la tercera. La aspiración es a sacar los tres escaños. En esta legislatura la coalición abertzale ha tenido que ceder durante parte de la legislatura su representación a sus socios gallegos. Ahora Repúblicas, como se llama la alianza, llega con sus socios en tendencias muy diferentes. EH Bildu y BNG han roto sus techos en las autonómicas de este año y están “fuertes”, según explican desde dentro. Pero ERC está sumida en una crisis tras las catalanas de hace solamente diez días. Un dato: ERC aportó 733.000 papeletas hace cinco años y el BNG 171.000. Sin embargo, en las recientes gallegas y catalanas ERC bajó a 427.000 y el BNG logró 467.000. En el caso concreto de EH Bildu, tuvo 246.000 votos en Álava, Bizkaia y Gipuzkoa en 2019 y 177.000 en 2014. En Navarra sumó también 54.000 y 44.000, respectivamente.
La coalición hará una campaña unitaria para los cuatro territorios, a diferencia del PNV. De hecho, el acto central vasco será el 31 de mayo en Pamplona con Riba como invitada. A la contra, Barrena estará en Barcelona la segunda semana en el acto central catalán. Según la planificación inicial de EH Bildu, tendrán protagonismo el candidato y otros integrantes de las listas como Oihana Etxebarrieta o Bakartxo Ruiz pero también Arnaldo Otegi, Pello Otxandiano, la secretaria general de EA, Eva Blanco, el líder de Sortu, Arkaitz Rodríguez, o 'fichajes' que expondrán problemáticas singulares como las del euskera (con Alex Aginagalde de Pantailak Euskaraz) o la del Aita Mari (con Endika Guarrotxena o Andrea Ruiwamba). EH Bildu no tendrá lista en la circunscripción francesa.
El PSE-EE tiene a Idoia Mendia como gran referencia en estas europeas. Exsecretaria general y vicelehendakari y consejera de Trabajo y Empleo hasta este mismo mes, ocupa el décimo puesto en la lista liderada por Teresa Ribera. Eso sí, otras dos mujeres nacidas en Euskadi van por encima de ella en la lista, Iratxe García, una de las referencias de los socialistas europeos, y la exministra Leire Pajín. Por el momento, no está confirmada ninguna visita de Pedro Sánchez, que vino tres veces en las autonómicas, pero sí de Ribera y de otros ministros. Eneko Andueza e Idoia Mendia serán los protagonistas de una campaña con actos todos los días de mañana y de tarde.
Los socialistas vascos sufren de voto dual. No tienen los mismos resultados en las generales que en las convocatorias locales, forales o autonómicas. Entienden que las europeas son para ellos algo “intermedio”. En 2019 llegaron a 211.000 votos y un 19%. Y eso con Podemos e IU con 125.000 apoyos y un 11%. En las autonómicas el PSE-EE tuvo un 14% y unos 150.000 sufragios. Pero en las generales de 2023 Sánchez rozó los 300.000 votos, un 25%. El argumentario socialista, en este sentido, será más similar al de las generales de 2023 que al de las recientes autonómicas. Remarcarán mitin sí y mitin también los riesgos de la ultraderecha creciente en Europa (y en Argentina). Ahora, en la izquierda, Sumar y Podemos vuelven a ir en dos listas diferentes. La candidata de Sumar, Estrella Galán, visitará Euskadi, como también la exministra Irene Montero, el referente morado. Este mismo viernes participará en un acto político en Urdaibai. Para Podemos esta campaña será una reválida tras unas autonómicas que le dejaron fuera del Parlamento Vasco.
El PP encara las europeas con la misión de obtener “bastante más del 10%”, que es el listón al que se aproximaron en las últimas elecciones después de seis autonómicas consecutivas de caídas. En 2019 se quedaron en el 6%. Hay dos diferencias. Entonces Ciudadanos sacó casi la mitad de los votos que obtuvo el PP y ahora, aunque se presenta, no parece un rival. Sin embargo, hace un lustro Vox no llegó al 2% y ahora es más fuerte. Javier de Andrés siempre ha defendido que “no es normal” que el partido conservador sea el más votado en Europa y en España y que en Euskadi haya tenido un ciclo tan bajo.
Los 'populares' llevan a dos vascos en puestos de salida. Javier Zarzalejos tendrá escaño sí o sí y, dependiendo del crecimiento que obtenga la plancha de Dolors Montserrat, podría optar a él Carlos Iturgaiz. El expresidente del PP vasco fue relevado por De Andrés y buscará una segunda vida en el Europarlamento después de una larga etapa. Pablo Gómez-Guadalupe, juntero en Bizkaia de Nuevas Generaciones, tiene también un puesto de relleno. El PP no tiene confirmada aún ninguna visita de Alberto Núñez Feijóo. Abrirá la campaña en Bilbao y la cerrará en Vitoria. “Son unas elecciones realmente importantes. La capacidad de la legislación europea nos afecta diariamente. Parece que nos quedan lejos pero nos quedan muy cerca”, sostienen fuentes del partido.