Seis de cada diez jóvenes vascos y navarros han pensado en suicidarse y el 25% toma antidepresivos
Seis de cada diez jóvenes de Euskadi y Navarra ha tenido pensamientos suicidas o autolesivos en algún momento de su vida y la falta de emancipación, los pocos ingresos o el no saber gestionar los sentimientos están relacionados con esos pensamientos e incluso con las autolesiones. Además, el 26% de esos jóvenes ha consumido antidepresivos o ansiolíticos en el último mes, el 20% de ellos sin prescripción médica. Estas son algunas de las conclusiones del informe ¿Cómo afecta la salud mental a los jóvenes? presentado este miércoles en el Parlamento Vasco por la plataforma Gurea Geroa y el sociólogo Santi Pisonero en el que han preguntado a 3.763 jóvenes de entre 16 y 30 años cuestiones como si se sienten felices, cómo afrontan su futuro, cómo gestionan sus sentimientos o los hábitos que tienen.
“A través de este estudio, se exploran temas clave como los niveles de felicidad, tristeza, angustia, pensamientos suicidas, el manejo de problemas cotidianos y la percepción sobre las relaciones sociales y el apoyo emocional. Además, el informe examina el uso de ansiolíticos, la influencia de las redes de apoyo, la ansiedad relacionada con la tecnología, y cómo estos factores afectan el bienestar general”, recoge el informe que tiene como objetivo “ofrecer una visión clara de los desafíos emocionales que tiene la juventud vasca y navarra, resaltar las desigualdades territoriales y demográficas en la experiencia de la salud mental y proponer recomendaciones para mejorar el acceso a servicios de apoyo psicológico y fomentar hábitos de vida que promuevan el bienestar”, indica.
Unas de las cuestiones más alarmantes del informe son las respuestas de los jóvenes a la pregunta ¿Alguna vez has tenido algún pensamiento suicida o autolesivo?. En este caso, el 60% de los encuestados reconocen haber pensado suicidarse en algún momento, aunque hay algunas varibales de género, edad y lugar en el que viven. “Los hombres son ligeramente más propensos a reportar pensamientos autodestructivos (60%) que las mujeres (57%). Los jóvenes de 16 a 20 años son el grupo más afectado (74%). Las personas en municipios pequeños (100.000 habitantes) presentan una incidencia menor (56%). En cuanto a los territorios, Navarra muestra la mayor proporción de personas que han tenido pensamientos autodestructivos (63%), mientras que Gipuzkoa tiene la menor (54%)”, recoge el documento.
El documento sostiene que el 46% de los jóvenes vascos y navarros se siente “nada” o “poco” feliz en su día a día, frente al 20% que dice serlo “bastante ” o “mucho”. Las mujeres reportan mayores niveles de ansiedad y tristeza que los hombres. “Los niveles de felicidad entre los y las jóvenes de Euskadi y Navarra son preocupantemente bajos, con casi la mitad de los encuestados sintiéndose ”nada“ o ”poco“ felices. Este indicador es clave para entender el malestar emocional generalizado en la población juvenil. A pesar de que el 59% de los encuestados valoran positivamente sus relaciones sociales, una mayoría significativa (66%) siente que no tiene suficiente apoyo cuando lo necesita. Esto muestra que, aunque las interacciones sociales pueden ser satisfactorias, existe un déficit en el nivel de apoyo percibido. La alta prevalencia de tristeza y angustia, que afecta a más del 80%, destaca que los problemas emocionales son una experiencia común, especialmente entre los mayores de 21 años. Esto sugiere que, a medida que los jóvenes avanzan en la vida adulta, se enfrentan a mayores presiones que afectan su bienestar emocional”, indica la investigación.
El 44% de los encuestados experimenta ansiedad cuando no tiene su teléfono móvil
“Esta falta de redes de apoyo emocional efectivas sugiere un aislamiento social creciente, lo que podría agravar problemas como la angustia y los pensamientos suicidas. Especialmente entre aquellos que sienten que no tienen a quién recurrir, hay un riesgo mayor de que los problemas emocionales pasen desapercibidos o sin tratar”, sostiene el documento, que en uno de sus apartados se centra en el uso de las redes sociales. “Un aspecto importante es la relación de los y las jóvenes con las relaciones sociales sociales y la tecnología. El 44% de los encuestados experimenta ansiedad cuando no tiene su teléfono móvil. Esto subraya el impacto de la vida digital en la salud mental y la dependencia de la tecnología para el bienestar emocional, algo que puede generar más estrés y problemas a largo plazo. Las mujeres, en particular, tienen una tendencia mayor a usar filtros en redes sociales, lo que puede estar relacionado con problemas de autoimagen y autoestima. El impacto de las redes sociales en la salud mental, especialmente en términos de presión estética y ansiedad social, es un tema que debe ser abordado en políticas de salud”, señala.
También preocupa uno de los resultados obtenidos que apunta el acceso “insuficiente” a servicios de salud mental. Un dato preocupante es que el 55% de los encuestados ha sentido la necesidad de tomar ansiolíticos en algún momento, y un 26% ha consumido antidepresivos o ansiolíticos en el último mes. Además, un 20% de los que consumieron estos fármacos lo hicieron sin prescripción médica, lo que indica un uso no controlado de medicamentos para el manejo de la ansiedad y la depresión. Las barreras económicas son un obstáculo clave en el acceso a atención psicológica. El coste de estos servicios es una barrera significativa para muchos jóvenes, que no pueden acceder a terapia o a consultas profesionales cuando lo necesitan. Esto refuerza la necesidad de mejorar la accesibilidad y la asequibilidad de los servicios de salud mental“, recoge el documento.
Existe una necesidad urgente de implementar políticas de salud mental accesibles, mejorar las redes de apoyo y fomentar actividades de bienestar como el deporte y el ocio
A modo de conclusión, el informe recalca la necesidad de “implementar políticas de salud mental accesibles”. “El informe expone un panorama preocupante sobre el estado de la salud mental de los y las jóvenes en Euskadi y Navarra, con altos niveles de angustia, tristeza y pensamientos suicidas. Las desigualdades territoriales, la falta de apoyo social y el acceso limitado a servicios de salud mental son barreras importantes para el bienestar. Existe una necesidad urgente de implementar políticas de salud mental accesibles, mejorar las redes de apoyo y fomentar actividades de bienestar como el deporte y el ocio para reducir la prevalencia de los problemas emocionales entre los jóvenes. Además, se deben abordar las implicaciones del uso de la tecnología, las redes y las relaciones sociales en la salud mental juvenil” y emplaza a las instituciones a “tomar acciones inmediatas y concertadas para mejorar el acceso y la calidad de los servicios de salud mental, junto con la promoción de estilos de vida saludables que incluyan actividades recreativas y un uso equilibrado de la tecnología”.
Tras escuchar las conclusiones del informe, la presidenta del Parlamento Vasco, Bakartxo Tejeria, ha dado las gracias a sus autores porque este tipo de iniciativas les acercan a las “inquietudes” de la juventud. “La salud mental, en general, y la de la juventud, en particular, representa una parte esencial de la salud y del bienestar de las personas y las sociedades, y, como tal, se encuentra entre las prioridades sanitarias de las instituciones vascas. Vivimos en una sociedad cada vez más compleja, caracterizada por la incertidumbre. Es necesario seguir impulsando políticas públicas que promuevan la prevención, la detección precoz, el tratamiento eficaz y la rehabilitación e integración social de las personas que, en mayor o menor medida, sufran algún tipo de trastorno mental”, ha concluido.
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