Tras 50 años de silencio, Ernesto Gasco (San Sebastián, 1963), comisionado del Gobierno para la Pobreza Infantil, ha declarado que sufrió abusos sexuales por parte de un fraile del colegio donde estudiaba la EGB en San Sebastián. Lo ha hecho al responder en una entrevista a una pregunta sobre si los abusos sexuales se producen más en familias desfavorecidas o en riesgo de pobreza que en el resto de familias.
“Puse mi propio ejemplo de cómo siendo de una familia de clase media en un colegio religioso y en la época del franquismo, sufrí una serie de abusos por parte del fraile y profesor que tenía en primero de EGB a pesar de que mi infancia y todo mi entorno era de felicidad y favorable. Por eso los abusos no tienen nada que ver con la situación económica. Son una lacra”, responde al otro lado del teléfono las preguntas de elDiario.es/Euskadi.
El teléfono de Gasco no ha parado de sonar desde que se hizo pública su historia. Mensajes de apoyo de amigos y familiares e incluso de compañeros de clase de aquella época que confirman que lamentablemente, también vivieron la misma historia. Su propia madre, que desconocía lo sucedido, le llamó para decirle que de haberlo sabido entonces, probablemente “habría matado a aquel fraile”.“ Fuimos hablado más y claro surgió la pregunta de ¿qué habría pasado si lo hubiéramos contado, quién nos iba a creer? En una época como el franquismo en la que yo creo que esto no era delito, no soy un experto en la materia pero era realmente complicado y en un entorno complicado”, se pregunta el socialista que ha sido concejal del Ayuntamiento de San Sebastián hasta enero de este año.
Gasco recuerda que eran cuatro o cinco los alumnos a los que aquel profesor iba llamando a su mesa mientras el resto se encontraba en clase. “A esos cuatro o cinco nos llevaba de uno en uno al lado suyo en su mesa, que era grande, a hacer allí el ejercicio y mientras hacía el ejercicio cometía ahí los abusos tapado por la propia mesa para que el resto, que eran niños también, no se enteraban de nada”, relata el político.
En aquel momento, prosigue, con 6 o 7 años, “ninguno de ellos era consciente” de lo que estaba ocurriendo ni de lo que estaba bien o mal. Cuando fue realmente consciente de que había sufrido abusos sexuales fue ya entrada en la adolescencia.
Para evitar situaciones como esta, Gasco repite tres palabras: “concienciar, educar y sensibilizar”. “Para mí esto está siendo complicado porque es sacar a la luz un hecho que yo tenía arrinconado. Da cierta vergüenza hablar de los temas íntimos de cada uno, pero es un compromiso de intentar ayudar y sensibilizar para que nadie tenga miedo, se acaben los silencios y pueda salir a la luz situaciones como esta. Y creo también que la ley tiene que evitar que te victimices continuamente. Cuando eres pequeño comentas lo que te sucede y si eso lo tienes que repetir en cinco o seis sitios distintos es muy complicado. Es ser víctima de forma continuada”, lamenta.
En su caso, el profesor terminó abandonando el colegio “quizás algún compañero mío por lo que yo recuerdo fue capaz de hablar con sus padres y sus padres comentarían de alguna manera este tema”, aclara Gasco. Para él, una de las dificultades a la hora de denunciar también reside en el hecho de que no haya un espacio único en el que realizar el testimonio. Un problema al que la futura ley de protección a la infancia y la adolescencia pretende dar solución puesto que reduce el número de declaraciones que tiene que hacer un menor.
“Todavía en la actualidad se tiene que hacer unos trámites complicados. Con la ley hay una denuncia inicial que tiene que ser integral y luego en el juzgado hay que volver a declarar. Ojalá solo fuera una vez, pero bueno son dos, que es mejor que seis o siete como ahora en la actualidad”, aclara Gasco.
Otra de las mejoras que trae consigo la nueva ley, según el político, es que se pondrán medios para que expertos puedan estar al servicio de los menores de carácter inmediato, para evitar este tipo de situaciones, “porque es curioso, los abusos se cometían en clase con otros alumnos dentro, no era en ningún espacio reservado que pudiera asustar más. Era la propia clase mientras los demás estaban estudiando”, lamenta este político.
“Yo quería ser una voz que acabara con los silencios y que pusiera el acento en la vulnerabilidad, en la inocencia que tienes cuando eres pequeño y en la necesidad de ser creído y de poder avanzar en evitar que estas situaciones se reproduzcan en los entornos más íntimos”, señala Gasco, “yo he tenido una infancia feliz, protegido por mi familia, por mi entorno, por mis amigos y he podido ahora muchos años después gracias a mi desarrollo personal, profesional y académico decirlo públicamente, ser creíble e intentar ayudar a otros que lo tengan mucho más difícil que yo o que están pasando por ello en estos momentos”, concluye.
Por su parte, desde el colegio donostiarra Sagrado Corazón Mundaiz, donde estudió Ernesto Gasco han asegurado a EFE que “desconocían” los hechos, pero que “están dispuestos a investigar lo ocurrido”. “Siempre que se produzca ”un hecho de estas características “tenemos la obligación de ponerlo en conocimiento de la Fiscalía o la Ertzaintza para que se investigue”, aunque “poco hemos podido hacer” en este caso en concreto porque “no teníamos conocimiento” al respecto, ha señalado Javier Marquinez, representante de la titularidad e integrante de la dirección del colegio donostiarra Sagrado Corazón Mundaiz.