Una persona egocéntrica, seductora, afable, insensible al daño ajeno, que utiliza a las personas para su propio beneficio, egoísta, que actúa con frialdad y con un trastorno antisocial con rasgos psicopáticos. Así han descrito los forenses que han testificado este miércoles ante la Audiencia Provincial de Bizkaia a Nelson David M., el sospechoso de los asesinatos de hombres en Bilbao en 2021 que está siendo juzgado por un intento no consumado desde este lunes. Los forenses, más allá de investigar el caso que se ha estado juzgando esta semana sobre un intento de homicidio, también han dejado caer durante su testimonio que han analizado al acusado para una investigación mayor, en la que el acusado presuntamente sería el responsable de siete víctimas mortales y dos heridos, algo por lo que los agentes de la Ertzaintza que han participado en el juicio lo han descrito como “un asesino serial”.
Este miércoles se ha celebrado la tercera y última sesión del caso de un homicidio en grado de tentativa ocurrido en 2021 en la que han testificado los forenses que han participado en la investigación y se han realizado los informes finales de las partes. Por último, el acusado ha dicho la última palabra. Un discurso en el que ha pedido perdón a la víctima y ha tratado, al igual que lo hizo en el interrogatorio el primer día del juicio, de rebajar los ataques a un móvil económico y no sexual. “Antes de que me condenen ustedes yo ya estoy pagando una condena. Llevo pagando una condena un año y seis meses porque se me acusa de algo que en la vida he pretendido hacer, pienso hacer ni lo voy a hacer porque en mi personalidad no está. No soy una persona que ha intentado matar a nadie, ni mucho menos. (...) Me arrepiento de todo lo malo que he hecho, le pido perdón a él y a su pareja. No sé si lo que realmente está diciendo o ha dicho lo hace por la relación con su pareja, por su matrimonio y lo entiendo porque uno cuando ama a una persona quiere ocultar algunas cosas para que no se vea afectado su matrimonio ni su confianza. Lo entiendo, pero él mismo en su conciencia sabe lo que ha pasado y sabe que en ningún momento le quise hacer daño y mucho menos matarle. Él más que nadie lo sabe y quiero pedirle el favor de que mire el daño que le ha causado a mi persona y a mi familia. (...) He sacado dinero de tarjetas. He robado y por eso me entregué. Pero yo no soy un asesino en serie como se dice.”, ha señalado el acusado.
Durante el testimonio de los forenses, en los que tres de los forenses implicados en el caso han testificado, han sacado a la luz que Nelson David M. padece un “trastorno antisocial con rasgos psicopáticos”, un trastorno que podría considerarse “superior” al propio trastorno antisocial en sí mismo. Eso hace que “no sepa dónde están los límites sociales” y “no tenga una inhibición del comportamiento”. A pesar de ello, según los forenses, el acusado “estaba plenamente consciente de la maniobra que estaba practicando y del riesgo que corría”. “Más que un acto impulsivo -argumento que el acusado había utilizado en un primer momento para justificar la agresión- estamos hablando de un acto planificado y deliberado”, han detallado los forenses.
“Él dice que siente culpa y que actuó por un impulso, pero no vimos arrepentimiento ni culpa en su relato. Es un seductor nato, muy afable, simpático y agradable. En las entrevistas nos dijo que él le cae bien a todo el mundo. Sin embargo, una persona que es realmente como él se describe a sí mismo y tiene un arrebato en un momento determinado, se queda en el lugar para ayudar a la víctima. Él se marcha del lugar, huye y encima dejándose la mochila con sus pertenencias. Tiene un fallo”, ha explicado la forense responsable de las entrevistas que se le han realizado durante la investigación.
En el informe final de la Fiscalía, que contempla un delito de homicidio en grado de tentativa, la fiscal exige una pena de 9 años de cárcel. “Puso en grave peligro la vida de la víctima, por lo que hay dolo eventual. Él tenía esa intención de matar y eso se ve en dos momentos en los que trata de estrangular a la víctima y ésta no puede respirar. La muerte no pudo producirse porque la víctima se soltó, pero el acusado sabe que podía haber ocurrido”, ha indicado la fiscal, que ha justificado su decisión diciendo que tanto el testimonio de la víctima como el de los forenses “revelan” que hubo “intención de matar”, tanto “en las tres ocasiones en las que se intenta estrangular a la víctima, como cuando le agrede en la cabeza con una figura cuando intenta escapar”.
La acusación popular, representada por la asociación de gais, lesbianas, trans, bisexuales e intersexuales de Euskadi, Gehitu, ha exigido en su informe final una condena de 17 años, 11 meses y 29 días por un delito de intento de asesinato alevoso y otro delito por lesiones, además del agravante de un delito por motivos de discriminación de sexo, orientación o identidad sexual. “Contactó a través de una app de hombres con la expectativa de tener una relación sexual. Estuvo durante varios meses ganándose la confianza de la víctima para cerrar un encuentro sexual e íntimo. Se produce un primer encuentro sexual sin problemas y ahí se genera una falsa sensación de confianza plena. La manera en la que selecciona a sus víctimas y cómo alega en su relato el consumo de drogas o algunas prácticas sexuales muestran una visión estigmatizante del colectivo LGTBI+”, ha asegurado el abogado de la asociación.
Por su parte, la defensa del acusado ha pedido la absolución en un informe final en el que ha criticado duramente a los medios de comunicación por un lado, asegurando que el impacto mediático ha influido en la investigación y, por otro, la labor de la Ertzaintza. Todo ello para tratar de dejar claro que su representado ha cometido un solo delito económico y no está detrás de las muertes que en un primer lugar se han considerado muertes naturales y que la Policía vasca ahora está investigando. “La Ertzaintza no ha investigado a los demás supuestos culpables y, en las viviendas de las personas halladas fallecidas no hay ni una sola huella del procesado. Este es el único procedimiento acreditado, a pesar de que se quiera hacer ver la imagen de un asesino en serie. En todo caso el delito es económico por la sustracción de tarjetas u otras pertenencias, no se trata de un asesino en serie. No negamos que le golpeó, pero fue un impulso, le pidió perdón a la víctima y llamó a su pareja tras lo sucedido. ¿Eso lo haría una persona fría?”, ha preguntado el abogado de la defensa a la sala.
La técnica 'Mataleón', “no deja rastro”
Según ha declarado Nelson David M. formaba parte de una trama compuesta por cuatro hombres que se dividían para dejar inconsciente y robar, mediante la técnica de estrangulamiento conocida como 'Mataleón', tarjetas de crédito y luego repartirse lo obtenido a partes iguales. En este caso, Moreno, que es el único investigado, quedó en dos ocasiones con una de sus víctimas, la única que logró escapar y denunciar, y fue en la segunda ocasión en la que se vieron cuando, como él mismo ha admitido, le agredió con la intención de robarle. “Llegué a su casa y, mientras me preparaba un café, intenté aturdirlo para quitarle las tarjetas. Le abracé fuerte con el brazo izquierdo y salí huyendo”, ha confesado el acusado sin mencionar el nombre de la técnica que supuestamente empleó para atacarle: 'Mataleón', un tipo de estrangulamiento sanguíneo en el que el agresor utiliza su brazo para rodear el cuello de la víctima.
Los forenses han señalado que el propio acusado ha reconocido durante las entrevistas realizadas que había sido instruido para practicar esa técnica y que no deja rastro, pero puede ser mortal. “La muerte por anoxia cerebral o por asfixia se puede producir mediante la obstrucción de las vías respiratorias o la presión en la arteria carótida. Es una zona altamente sensible en la que con un ataque o accidente en esa zona se puede poner en peligro la vida de la gente. Las lesiones que deja son muy leves, no deja rastro”, han asegurado, tras constatar, gracias a la versión de la víctima y los informes médicos, que el acusado en un primer momento trató de realizarle la maniobra 'Mataleón' y en un segundo lugar, cuando la víctima consigue escapar, trata de estrangularle presionando con sus dos dedos la 'nuez' de su cuello.
El caso del intento de homicidio ha quedado visto para sentencia. Las tres jornadas de juicio, con los testimonios del acusado, la víctima, las vecinas de la víctima, los ertzainas y los forenses que han participado en el caso han dejado entrever que el acusado, más allá de por este delito, está siendo investigado por la muerte de un total de siete personas y el intento de asesinato de otras dos, ya que en la habitación del acusado encontraron “documentación bancaria sobre compras con las tarjetas de los fallecidos, y bizums realizados minutos después de sus muertes”. Junto con ello, también hallaron teléfonos móviles de algunos de los fallecidos. Todos ellos utilizaban la misma aplicación de citas. Según la hipótesis de los ertzainas que han declarado, las personas fallecidas y que fueron declaradas como muertes naturales, “pudieron ser atacadas con la técnica del abrazo o 'Mataleón'”, que produce asfixia, la misma de la que la víctima de este caso logró escapar.