Los trabajadores se mueven entre el desánimo y la esperanza
El revuelo causado por la noticia de la entrada en preconcurso de acreedores de Fagor Electrodomésticos tuvo su mayor reflejo ayer en la entrada de la factoría que la cooperativa tiene en Arrasate. La marabunta de periodistas se agolpaba contra las puertas mientras los trabajadores salían de la empresa con la mirada cabizbaja. Algunos de ellos portaban enseres en bolsas y mochilas, como si se prepararan para no volver durante un buen tiempo. La mayoría prefirieron evitar la indiscreción de las cámaras y los micrófonos, pero hubo quien se atrevió a dar su opinión.
La principal sensación que tiene ahora mismo la plantilla es de incertidumbre sobre el futuro inmediato. Una situación que muchos encaran con pesimismo y abatimiento, mientras que otros optan por el optimismo sobre las posibilidades de encontrar una solución al problema de financiación de la cooperativa.
Imanol Bolinaga, trabajador de la empresa durante 30 años, explicaba ayer sus sensaciones a su salida de la factoría de Arrasate. “La cooperativa ahora mismo no puede hacer frente a todos los pagos con sus proveedores y por eso se declara en quiebra”, explicaba. El paro a día de ayer le parecía “inevitable”. Bolinaga aseguraba, sin embargo, que los trabajadores “todavía tienen una garantía”. “Aunque ahora mismo muchos nos quedemos en el paro, poco a poco se nos irá reubicando en otras empresas del grupo”, añadía.
Ayer todavía no había nada seguro, pero el trabajador de Fagor Arrasate se aventuró a adelantar que a partir del lunes que viene la mayor parte de la plantilla no tendrá ya trabajo “si no tenemos ninguna novedad antes que eso”. Quedarían únicamente en la empresa los profesionales de los servicios de venta y logística que se encarguen de servir los productos que ya están terminados. Él ha vivido “otras situaciones difíciles” antes y dice estar “preparado” para lo que les venga ahora, pero comprende a los compañeros que ven el escenario que tienen por delante con pesimismo. “Hay gente que tiene hipotecas, muchas responsabilidades y se sienten más apurados que yo”, apuntaba ayer.
Como socios cooperativistas, los trabajadores de Fagor no cotizan en el régimen general de la seguridad social y por lo tanto no tienen derecho al subsidio por desempleo tradicional. Sin embargo, la aseguradora Lagun Aro, también perteneciente a la corporación Mondragon, les garantiza el cobro del 80% de su nómina actual hasta que encuentren otro trabajo o sea posible reubicarles en otra empresa del grupo. Esta garantía alimenta la esperanza de la plantilla de que sea más rentable recolocarles en otras cooperativas que seguir pagando gran parte de sus salarios sin que vayan a trabajar.
Aunque hay quien ve el futuro con mayor esperanza. Es el caso de Pili, trabajadora de Fagor desde hace 38 años y de la planta de frigoríficos de Arrasate desde hace una década. Ayer a su salida de la cooperativa se mostraba optimista respecto al futuro de la misma. “Llevamos mucho tiempo con un calendario a la baja y trabajando menos cuando hay que bajar la producción”, explicaba. “Para nosotros no va a haber ninguna diferencia, vamos a seguir igual que hasta ahora. Yo he cobrado mi última nómina de Fagor y espero seguir cobrando también la próxima de Fagor”, añadía.
Pili, que tiene una hija haciendo un postgrado de Enfermería y no puede prescindir del sueldo si quiere seguir pagándole la carrera, está segura de que la situación generada por la falta de financiación “se arreglará muy pronto”. “Es posible que el lunes que viene no vengamos a trabajar, pero estoy segura de que dos o tres semanas más tarde volveremos”, apuntaba ayer. De momento, hoy por la mañana los socios de Fagor tienen una nueva asamblea para debatir sobre el futuro inmediato de la cooperativa.