Los últimos 'gasolinos' de la Ría de Bilbao: sin barcos en Erandio sólo sobreviven los de Portugalete
Hay que remontarse a más de cien años atrás para encontrar los primeros viajes del mítico 'gasolino' uniendo las dos márgenes de la Ría del Nervión-Ibaizabal, entre Erandio y Barakaldo, en la zona más industrial de Bizkaia, donde los altos hornos iluminaban de forma continua el cielo y las llamas de sus chimeneas se reflejaban en las aguas de la Ría que entonces eran marrones, casi negras. El barco cruzando la Ría, que forma parte del paisaje y del pasado industrial de Bizkaia tanto como esas chimeneas o las grúas de los astilleros de La Naval, hizo el pasado día 9 de febrero su último viaje, arrollado por la efectividad y rapidez del metro y de los puentes que permiten desde hace años conectar con facilidad la Margen Derecha y la Margen Izquierda de la Ría en coche o en autobús. Pero si el avance de las comunicaciones entre ambos lados de la Ría dejó al gasolino de Erandio totalmente tocado, porque dejó de ser esencial, los descuentos en el precio del billete de los transportes públicos acabaron de hundirlo. Unos descuentos de los que este barco, como transporte privado, se quedó fuera.
“Llevo años llamando a las puertas de todas las administraciones y no me ha servido de nada”, lamenta Óscar Suárez, el dueño de la empresa que hasta ahora gestionaba el gasolino, en concurso de acreedores con una deuda acumulada de 40.000 euros. Sus tres barcos, que cruzaban la ría en unos tres minutos a 1,20 euros el viaje han ido perdiendo viajeros paulatinamente hasta hacer inviable la empresa. “Y ya los descuentos a la mitad de precio en el metro y en autobuses nos han hundido en la miseria”, dice. “Pasamos de golpe de 400 viajeros al día, que ya eran pocos, a 150 tras aprobarse los descuentos. Imposible de mantener”.
Hace tiempo que el dueño de esta empresa en quiebra, en la que lleva trabajando 31 años y antes lo hizo su padre, perdió casi toda esperanza de que pudiese reflotar. Pero si había alguna, la Diputación Foral de Bizkaia la ha cerrado esta semana de golpe al rechazar categóricamente que la institución destine fondos a este servicio y que lo considere “patrimonio cultural”. La diputada de Euskera, Cultura y Deporte de Bizkaia, Leixuri Arrizabalaga, aseguró en las Juntas Generales que, según las consideraciones de los técnicos de su Departamento, el 'gasolino' entre Erandio y Barakaldo no tiene “calidad, antigüedad ni especificidades técnicas para ser catalogado” como patrimonio. “No procede. Es un error confundir la nostalgia personal de tiempos pasados mejores con el patrimonio de interés público y colectivo”, por lo que instaba a ser “más riguroso” y tener en cuenta lo establecido en la Ley de Patrimonio Cultural Vasco de 2019, ante la petición de EH Bildu a través de Iker Casanova de que se hiciera un “esfuerzo público” para “salvar este patrimonio”, inmaterial y material“.
“Desprecia la memoria industrial de Bizkaia y lo que hasta PNV y PSE-EE aprobaron en el Parlamento Vasco”, recordaba después Iker Casanova en relación a una iniciativa aprobada en la Cámara vasca de apoyo al gasolino. En dicha iniciativa, aprobada en marzo de 2023 por los partidos del Gobiero vasco y EH Bildu se reconocía este tipo de transporte como “parte del patrimonio histórico industrial, cultural y sentimental que rodea la ría de Ibaizabal”. Por ello, el Parlamento instaba a la empresa a presentar un plan de viabilidad económica, y a las instituciones locales de Barakaldo y Erandio, así como a Gobierno y Diputación de Bizkaia a “colaborar en el marco de sus competencias con el fin de mantener en funcionamiento dicho servicio”. No fue suficiente. Ni siquiera los viajes organizados con escolares por el Ayuntamiento de Barakaldo para que conocieran el pasado industrial de la localidad consiguieron hacer rentable el mantenimiento de los tres barcos con los que cuenta la empresa. “Ahora ya no son míos, están embargados”, recuerda Suárez. “Mantener los barcos con el precio del gasoil, que se ha duplicado, los sueldos de los dos trabajadores con los que contaba...Ha sido imposible”, lamenta.
En estos barcos llegaron a transportarse hasta 20.000 personas al día. Era un lugar de paso para muchos trabajadores de las fábricas de ambos lados de la ría, la mayor parte de ellas ya desaparecidas, y empezó a ser un transporte para nostálgicos. Ahora , casi justo en el lugar en el que se sitúan los embarcaderos la Diputación planea un puente peatonal que unirá ambas márgenes de la Ría por el que se podrá discurrir también en bicicleta. Este puente, que ya está construcción, supondrá una inversión de 25,4 millones de euros y se espera que esté operativo en 2026.
Con el último viaje del gasolino de Erandio sólo queda el que une Portugalete con Las Arenas, que resiste justo al lado del Puente Colgante de Bizkaia. A diferencia del de Erandio, vive actualmente un momento dulce al calor de los buenos datos del turismo. De hecho, el pasado verano récord de turismo en Euskadi, este método de transporte superó los 5.000 viajeros, la mayoría de ellos turistas. Portugalete es una localidad que atrae muchos viajeros especialmente para visitar el Puente de Bizkaia, algo que no ocurre en Barakaldo o Erandio, localidades eminentemente industriales.
El gasolino de Portugalete inició su andadura como lancha a motor cobrando un billete cuando en 1937 el Puente Colgante quedó inhabilitado por la Guerra Civil aunque en 1900 ya existían los botes de remo con capacidad para 14 personas. Desde 1937 hasta 1941 se hace cargo del servicio el Ayuntamiento de Portugalete, pero después se constituye como empresa privada en la agrupación de boteros. Ha sido esencial en los momentos en los que el Puente Colgante no ha estado operativo: entre 1937 y 1941, por la destrucción en la Guerra Civil, y en 1963 y 1999 por cambios en la barquilla del puente. Ahora es ya un transporte sobre todos para nostálgicos o para el turismo, aunque todavía muchos trabajadores lo eligen para cruzar la ría.
Se da la casualidad de que la desaparición del gasolino de Erandio coincide con un incremento del uso de Ria para desplazamientos en barco, pero de carácter lúdico y relacionados con el turismo, que invitan a ver Bilbao, o hasta la desembocadura de la ría, según la duración del viaje, desde otra perspectiva. También hay empresas que alquilan barcos para fiestas en la ría y otras ofrecen la posibilidad de practicar deportes acuáticos como el piragüismo, el remo, kayak o paddle surf.
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