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Urkullu asegura sentir “rabia” por las vacunaciones de altos cargos de la Sanidad vasca pero pospone las conclusiones de la investigación

Eduardo Maíz y José Luis Sabas

Iker Rioja Andueza

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El lehendakari, Iñigo Urkullu, ha repetido en varias ocasiones que siente “pena”, “dolor”, “tristeza” y hasta “rabia” al haberse conocido que dos altos cargos de la Sanidad vasca, los gerentes de los hospitales bilbaínos de Basurto y Santa Marina y exconcejales del PNV Eduardo Maíz y José Luis Sabas, se han saltado el protocolo establecido para la vacunación y hayan recibido ya la inmunización contra la COVID-19. No obstante, ni él ni la consejera de Salud, que han comparecido juntos este martes, han querido ofrecer a los medios de comunicación detalles de la investigación interna abierta sobre estos dos casos y sobre otros posibles que pudieran haberse registrado por “respeto” a la comparecencia que sobre este particular tendrá la consejera Gotzone Sagardui este miércoles en el Parlamento Vasco.

“Todo lo que se desvíe de esos protocolos establecidos provoca esa sensación de rabia”, ha indicado Urkullu, que ha enfatizado que en esta fase de escasez de dosis disponibles se han fijado grupos prioritarios o diana para recibir las primeras vacunas, tales como los mayores y trabajadores de residencias o, en segundo lugar, los sanitarios de primera línea. Y ha añadido: “En ese protocolo no entran los cargos directivos”. Preguntado por su propia situación, ha sido tajante y ha apelado a la “honestidad”: “Yo me vacunaré, pero cuando me toque”. Respecto al futuro de Sagardui -la oposición está sugiriendo ya que debería dimitir si conocía los planes irregulares del hospital Santa Marina, como está deslizando Sabas a través de 'El Correo'-, Urkullu no ha respondido con claridad pero no ha ofrecido ni una sola muestra que indique que piense en cambiar de consejera de Salud por este motivo.

Sagardui, por su parte, ha confirmado que todos los que han recibido la primera dosis tendrán garantizada la segunda, sea o no irregular esa inmunización. Lo que no se ha confirmado a ciencia cierta es si Maíz -que se vacunó de manera clandestina el 3 de enero- ha recibido ya el segundo pinchazo o no. Por las características técnicas del producto de Pfizer, le correspondería haberla tenido a los 21 días, esto es, el pasado fin de semana. Fuentes del Gobierno ya indicaron a este periódico que la “confidencialidad” de los actos médicos les impedía dar concreciones.

Sobre la campaña en sí, Sagardui se ha mostrado confiada en disponer en breve de más dosis de Moderna. Este lunes ya llegó otro cargamento de 15.600 vacunas de Pfizer. La consejera entiende que no hay un porcentaje significativo de sanitarios que estén rechazando inmunizarse -en campañas de la gripe de ejercicios anteriores el porcentaje ha sido bajo a pesar de ser un grupo de riesgo- aunque ha hecho un llamamiento a todo el personal de Osakidetza a que acepten la vacuna.

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