Urkullu destaca la “alta valoración” de la Ertzaintza en su cuadragésimo aniversario
Con unas semanas de retraso a causa de la COVID-19, las instituciones vascas han conmemorado este lunes en el BEC de Barakaldo -y con la mayor solemnidad- el cuadragésimo aniversario de la Ertzaintza, uno de los grandes pilares del autogobierno vasco y heredera de la primera Policía vasca surgida en la Guerra Civil, entonces llamada Ertzaña. “La Ertzaintza cuenta con una alta valoración de la sociedad vasca. Hoy sentimos el orgullo de celebrar juntos la fortaleza de una institución que nace del pueblo vasco y sirve al pueblo vasco. Vuestro compromiso, sacrificio y esfuerzo merece nuestro más profundo reconocimiento y agradecimiento. Las nuevas generaciones tomarán el testigo y serán receptoras de vuestra experiencia, conocimiento y valores. Sois imprescindibles nuestra sociedad”, ha señalado el lehendakari, Iñigo Urkullu, que ha estado acompañado por dos de sus predecesores, Carlos Garaikoetxea, con quien se puso en marcha, y José Antonio Ardanza, con quien se completó la asunción de las competencias cedidas por las Fuerzas de Seguridad del Estado.
A la entrada del recinto, la Ertzaintza ha desplegado algunos de sus vehículos y hasta un helicóptero. También había francotiradores y unidades caninas. Decenas de agentes del cuerpo han acudido invitados con uniformes de gala -chaqueta roja y txapela- o incluso de gran gala -traje verde, guantes y txapela blanca y sable como arma-. Fuentes oficiales apuntan a 320 policías, de todas las promociones. Sin embargo, el principal sindicato policial, Erne, se ha quejado de que no se haya invitado a la “tropa”, a los agentes rasos de la primera promoción. De hecho, ellos organizaron un acto propio en Gernika en febrero, cuando realmente fue la fecha del cumpleaños. Uniformados de la Guardia Civil y de la Policía Nacional, así como de los Mossos d’Esquadra, de la Gendarmerie francesa o de cuerpos municipales, entre otros, se han mezclado en las fotografías con los ertzainas. Un alto mando con tricornio se ha fundido en un abrazo con un amigo de rojo.
En cuanto a las autoridades, han arropado a Urkullu dos de sus cuatro antecesores. Se han ausentado Juan José Ibarretxe y Patxi López. También han acudido exconsejeros de Interior o Seguridad como José Manuel Martiarena, Juan María Atutxa, Javier Balza, Rodolfo Ares o Estefanía Beltrán de Heredia, actuales miembros del Gobierno como Gotzone Sagardui, Arantxa Tapia, Olatz Garamendi, Javier Hurtado o Jokin Bildarratz, cargos del Departamento de Seguridad actuales o pretéritos como Rodrigo Gartzia o Josu Zubiaga y autoridades forales y locales, entre ellos los tres diputados generales, Ramiro González, Unai Rementeria y Markel Olano, o el alcalde Bilbao, Juan María Aburto, y la de Barakaldo, Amaia del Campo. Estaba presente igualmente la presidenta del Parlamento Vasco, Bakartxo Tejeria, así como representantes de grupos de la oposición como EH Bildu, con su portavoz Maddalen Iriarte a la cabeza, Elkarrekin Podemos-IU y PP+Cs. Con los mandos de la Policía Nacional y de la Guardia Civil han estado el delegado del Gobierno de España, Denis Itxaso, y el subdelegado en Bizkaia, Vicente Reyes.
A las doce en punto, y con piezas musicales de banda de la Ertzaintza, el acto ha arrancado con el auditorio de la cuarta planta del BEC puesto en pie -los uniformados, además, se han retirado la txapela en señal de respeto y han realizado un saludo marcial- para recibir al lehendakari, al vicelehendakari y consejero de Seguridad, Josu Erkoreka, y al jefe de la Ertzaintza, Josu Bujanda, uniformado. La directora del cuerpo, Victoria Landa, ha participado de paisano. Quien llegó a ser primera comisaria de un cuerpo que en su primera promoción vetó a las mujeres, Maite Salaberria, ha denunciado desde el escenario que todavía en 2022 la presencia femenina es “escasa”. Una ikurriña con la E gótica que lucen las matrículas policiales ha presidido la escena, en la una agente de uniforme y pies descalzos ha bailado un aurresku. Ellas representan el 17% de la plantilla actualmente.
Además de a los precursores de la Guerra Civil y de la unidad de Berrozi, se ha procurado un homenaje a los asesinados y heridos por ETA. “En este recorrido nos hemos detenido para recordar los años oscuros del terrorismo. Años en los que ETA asesinaba, amenazaba, coaccionaba, fijando entre sus objetivos también a la Ertzaintza. Asesinó a 15 ertzainas y dejó decenas de víctimas. Trató de amedrentar a la sociedad y a la Ertzaintza. No lo consiguió”, ha pronunciado Urkullu. “Nos quisieron acuartelar. Pero somos gente del pueblo. Eso les fastidiaba. Íbamos al pueblo y éramos uno más. Pasó el 2011, se acabó esta barbarie. Aunque miremos adelante, hay que mirar con los espejos retrovisores”, ha abundado Bujanda, recordando cómo ya en la década de 1980 un sector de la sociedad asimiló a los agentes autonómicos como “cipayos” y “enemigos del pueblo”. “Ahora la gente nos quiere”, ha apostillado el jefe policial.
“La Ertzaintza es una trainera que avanza con un esfuerzo colectivo. Mirando atrás avanzamos, reconociendo el patrimonio recibido. Ahora, 40 años después, hacemos frente a los retos de las sociedades modernas, integración en Europa, refuerzo de la prevención, extensión de la digitalización y promoción de la igualdad”, ha afirmado en euskera el lehendakari durante su parlamento. Antes, se han proyectado vídeos sobre la evolución del cuerpo. Del Seat 131 se ha pasado a equipos modernos. El presidente vasco, se ha dirigido así a la plantilla: “Felicidades a nuestra Ertzaintza. La Ertzaintza es nuestra. La palabra ‘nuestra’ refleja claramente qué representa la Ertzaintza. Es un servicio cercano, un pilar del autogobierno y una institución que la sociedad siente como propia”.
1