El lehendakari, Iñigo Urkullu, ha querido anunciar este viernes en la sesión de control al Gobierno que celebra el Parlamento Vasco mediante una pregunta preparada con el propio PNV, su partido, que la mesa de crisis convocada para el próximo martes abordará ya decretar el final de la emergencia sanitaria en Euskadi si la tendencia descendente que se lleva manteniendo en las últimas semanas continúa en los próximos días. “Podemos estar en el inicio de una nueva etapa”, ha asegurado Urkullu, que ha confirmado así la información adelantada por este periódico hace dos semanas. En su discurso, ha confirmado que su comité asesor ya ha planteado un regreso a la mayor normalidad posible a corto plazo. En todo caso, Urkullu ha apelado a la prudencia por la experiencia anterior de junio, en la que también anunció este final de la emergencia sanitaria y se produjo un brusco cambio de tendencia que llevó a la gran oleada de julio.
Urkullu ha destacado que la tasa de incidencia es ya inferior a 80 casos por cada 100.000 habitantes en 14 días, diez veces menos que en el último pico de la pandemia, que en la UCI hay la mitad de pacientes críticos con COVID-19 que a mediados de agosto y que el 88,5% de la población vacunable (mayores de 12 años sin contraindicaciones) ya tiene la pauta completa, sea con una, con dos o con tres dosis. El objetivo es que la incidencia baje de 60, algo que podría ser factible el martes si se mantiene la tendencia actual.
Sin muchos detalles, Urkullu ha asegurado que se mantendrían medidas de “nivel 1” del plan de gestión de la pandemia, llamado Bizi Berri y que tiene ahora vigente su cuarta revisión. Según ese documento, se podrían desactivar las limitaciones horarias en el ocio, los aforos en hostelería y otras actividades, reabrir todo aquello que pueda estar cerrado y llegar al 100% en eventos deportivos. Ese plan permite también una desescalada más suave, aunque el precedente reciente de Navarra ha sido el de acabar ya con todas las medidas salvo las que dependen de la normativa básica del Ministerio de Sanidad. El final de la emergencia sanitaria no implicaría en todo caso el final del uso de mascarillas, obligatorias en interiores y también en el exterior si no hay distancias.
El lehendakari ha hablado de pasar de una fase pandémica a una endémica, con la COVID-19 como una enfermedad más, como la gripe u otras infecciones respiratorias. Eso sí, ha avisado de que se trata de un fenómeno global y de que mientras mundialmente no se corte la transmisión se mantienen riesgos, como el de la aparición de nuevas variantes. Ha explicado que se mantendrá la vigilancia epidemiológica permanente.
La emergencia sanitaria actual se decretó a mediados de agosto de 2020, menos de dos meses después del final del primer estado de alarma, el del confinamiento. Desde entonces en Euskadi ha habido cinco oleadas. La primera se dio ese mismo verano, la segunda llegó en otoño, la tercera y cuarta siguieron a Navidad y Semana Santa y la última fue la del verano. Con la primera, han sido seis los picos de la pandemia en Euskadi y no cinco, como en otros lugares. En este tiempo, con el Labi como protagonista, las medidas han ido endureciéndose y relajándose aunque siempre con un mínimo de restricciones. Según datos oficiales, ha habido 64 reuniones del comité asesor del Labi, dirigido por Jonan Fernández, y ha emitido 30 dictámenes. La mesa de crisis como tal se reunió 12 veces en la primera ola y 21 en esta segunda fase, incluida la final del martes. El decreto de vuelta a la normalidad será el número 19 de la pandemia.
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