Urkullu promete “honestidad”, “integridad” y “recortes cero” para ponerse al frente de Euskadi en un contexto “muy duro”
Iñigo Urkullu ha entrado al Parlamento como lehendakari y saldrá como lehendakari. No habrá sorpresas -salvo los cambios en su gabinete, como el de Estefanía Beltrán de Heredia- y en la sesión de investidura recibirá el respaldo de la Cámara para continuar al frente del Gobierno vasco por tercer mandato consecutivo. “Vienen meses y años duros. Muy duros”, ha advertido en su discurso Urkullu. Como receta, ha ofrecido un programa con la lucha contra la pandemia y sus consecuencias económicas y sociales como prioridad y un equipo de trabajo confiable y desde la premisa de “recortes cero”. “Inicio esta nueva etapa con el mismo compromiso y nivel de responsabilidad. Incluso con más ilusión, ya que me hago cargo de la importancia del momento que vivimos. Garantizo un Gobierno vasco asentado en una visión realista y cercana de los problemas. Garantizo los valores de la integridad y la honestidad. Garantizo lo que mejor sé hacer: trabajar con rigor, responsabilidad y perseverancia, propiciando el acuerdo y la colaboración en pos del bien común”, ha solemnizado.
Urkullu, en un discurso que ocupaba 25 páginas en papel, ha esbozado el acuerdo político firmado por PNV y PSE-EE, un partido que se ha visto “cómodo” con el tono del dirigente nacionalista incluso en los puntos que más les separan, como es de la reforma del Estatuto. Ambas formaciones, al tiempo que tomaba la palabra el lehendakari 'in pectore', han hecho público el pacto en sí mismo. Son 91 folios que tienen como arranque el lema '¡Euskadi en marcha!' y como cierre la palabra “referéndum”, en alusión a la consulta ya prevista en el ordenamiento jurídico para ratificar un posible nuevo Estatuto del que se dan pocos detalles. Nacionalistas y socialistas, que mantienen diferencias en este capítulo, se dan libertad y salvaguardan al Ejecutivo al haber acordado que la “iniciativa” será de los partidos “y no del Gobierno conformante”.
Sobre este asunto, Urkullu ha recalcado que “las relaciones entre Euskadi y el Estado se abordan desde los principios de reconocimiento mutuo, lealtad, respeto institucional, cooperación, coordinación, competencia y mecanismos bilaterales de salvaguarda de las singularidades de las materias propias forales”. El lehendakari, que medió en 2017 para evitar la declaración unilateral de independencia de Catalunya y el 155, ha remarcado que “autogobierno es pacto”. Eso sí, sí ha apelado a un “consenso sólido en torno a un proyecto político de futuro” que debería “fortalecer” la presencia exterior de Euskadi como país y el reconocimiento “nacional” vasco.
El candidato del PNV ha articulado su discurso partiendo de un primer análisis sobre la situación de la pandemia en Euskadi -el 21 de septiembre habrá un homenaje institucional a los fallecidos- y retos inmediatos como la vuelta a las aulas y ha recordado algunos compromisos ya conocidos como la contratación de 1.000 docentes. Huyendo de “populismos” y tendiendo la mano a acuerdos a pesar de saberse con mayoría absoluta en el Parlamento, ha presentado “15 objetivos de país” como grandes compromisos para la legislatura 2020-2024. El primero y fundamental es “situar el paro por debajo del 10%”, misma promesa que hace cuatro años y que se truncó nada más alcanzarse esa cifra por el efecto de la pandemia. Ha hablado también de reducir al 9% la tasa de pobreza, de ofrecer una “primera experiencia laboral” a 30.000 jóvenes, de contribuir a crear 4.000 nuevas empresas o de transformar en indefinidos 7.000 contratos laborales temporales. Otras promesas son teleasistencia para todos los mayores de 80 años o, en el lado más verde de Urkullu, aumentar en 7.500 hectáreas la producción agrícola ecológica o reducir un 30% la emisión de gases de efecto invernadero. Para Osakidetza -el servicio básico objeto de todas las miradas- se prevén 4.000 nuevos profesionales, también para “reforzar” la tocada Atención Primaria.
“Nos toca, nuevamente, llevar a cabo una tarea de reconstrucción”, ha apelado Urkullu, que ha citado el espíritu pactista de 1936 y 1979. Ha destacado que tomó las riendas del país en 2012, tras la gran recesión y que situó Euskadi en la senda del “crecimiento económico consolidado”. “Comparezco presentando un programa para dar respuesta a los retos de nuestro país. Contamos con un modelo que funciona. Lo digo sin triunfalismos ni autocomplacencias estériles, porque tenemos mucho que mejorar. Vamos a seguir trabajando con el conjunto de la sociedad vasca”, ha subrayado.
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